Con esta publicación, «Almud ediciones de Castilla-La Mancha» cierra, de momento, una serie de libros dedicados a la cultura regional en los últimos tres siglos.
Con esta publicación, «Almud ediciones de Castilla-La Mancha» cierra, de momento, una serie de libros dedicados a la cultura regional en los últimos tres siglos.

Castilla y La Mancha en el Siglo de las Luces

Hilario Rodríguez de Gracia, Adolfo de Mingo y Alfonso González-Calero presentan este miércoles el libro colectivo Castilla y La Mancha en el siglo XVII I

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Decía Kant que la Ilustración significaba «el movimiento del hombre al salir de una puerilidad mental de la que él mismo es culpable». Consideraba que tal puerilidad era la propia incapacidad de usar la razón sin la guía de otra persona. La extensa obra filosófica de este polifacético pensador prusiano es uno de los grandes patrimonios que nos ha legado el siglo XVIII, el denominado «Siglo de las Luces», cuyos principales protagonistas se empeñaron en que la razón fuese elemento decisivo para transformar y mejorar los más diferentes aspectos de la vida humana. Esos intentos también llegaron, aunque con timidez, a nuestra tierra y de los mismos se habla, con detalle, en el libro Castilla y La Mancha en el Siglo XVIII.

Aproximación y miscelánea, que la próxima semana se presentará en Ciudad Real y Toledo.

Lorenzo Hervás y Panduro, jesuita y filósofo nacido en la localidad conquense de Horcajo de Santiago, quién tras la expulsión de la Compañía residió en Roma, donde dirigió la biblioteca del Quirinal.
Lorenzo Hervás y Panduro, jesuita y filósofo nacido en la localidad conquense de Horcajo de Santiago, quién tras la expulsión de la Compañía residió en Roma, donde dirigió la biblioteca del Quirinal.

Esta nueva publicación de «Almud, ediciones de Castilla-La Mancha», es el número 63 de su Biblioteca Añil y con ella se cierra, de momento, una serie iniciada hace nueve años con Cultura en Castilla-La Mancha en el siglo XX y continuó con otro de título similar referido al siglo XIX. Todos son libros colectivos, confluyendo en sus páginas destacados investigadores de nuestra comunidad. En el que comentamos hoy han participado Miguel Ramón Pardo Pardo, Adolfo de Mingo Lorente, Ángel Romera Valero y Alfonso González Calero, quien además ha asumido la coordinación de sus textos. De su mano se abordan aspectos tan destacados como la economía, la arquitectura y la literatura.

Comenzó el siglo XVIII en España con un cambio de dinastía. La muerte sin descendientes de Carlos II, propició la llegada al trono de Felipe V y, de su mano, los Borbones. La transición se culminó tras la guerra de Sucesión, siendo batallas decisivas las desarrolladas en los municipios castellano manchegos de Almansa y Brihuega. Los nuevos monarcas introdujeron cambios en la estructura del Estado, intentando con ello mejoras que propiciasen europeizar la vida en nuestro país.

Grabado de la Puerta del Sol de Toledo (Archivo Municipal de Toledo)
Grabado de la Puerta del Sol de Toledo (Archivo Municipal de Toledo)

Ese fin tenían las Sociedades Económicas de Amigos del País o las Reales Fábricas, como las de armas de Toledo, tejidos en Guadalajara, seda en Talavera o de latón y cobre en Riópar. Miguel Ramón Pardo Pardo, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas de la UCLM-Albacete, es quien aporta en este libro un detallado análisis al respecto, del que se deduce que los gérmenes por impulsar la transformación agraria y ganadera o la industrialización no tuvieron en estas tierras seguimiento entre la iniciativa privada, fracaso del no fueron ajenas las deficiencias en las comunicaciones que presentaban nuestras provincias frente a otras más próximas a las vías marítimas que propiciaban el comercio exterior.

Tras las exuberancias plásticas barrocas, el siglo XVIII dio paso al academicismo neoclásico, dejando en el camino desabridos comentarios sobre el primero de estos estilos, como el expresado por Antonio Ponz, quien no dudó en calificar el famoso «Transparente» de la Catedral de Toledo como «máquina enorme de mármoles, que harto mejor hubiera sido dejarlos para siempre en las entrañas de los montes de Carrara que no haberlos traído para ser un borrón verdadero de esta iglesia». Adolfo de Mingo Lorente, licenciado en Historia del Arte, periodista y prolífico divulgador cultural, nos presenta un documentado estudio sobre la arquitectura regional en este siglo, donde junto obras para uso religioso destacan construcciones de carácter civil: casas consistoriales, las ya citadas Reales Fábricas, fuentes públicas o infraestructuras hidráulicas.

Un tercer pilar de esta publicación es el referido a la literatura, apartado que firma Ángel Romera Valero, doctor en Filosofía Hispánica y profesor de enseñanza media en Ciudad Real. Tras la lectura de su capítulo, el más extenso, queda la amarga sensación de que hay un destacado número de autores castellano manchegos dieciochescos que se encuentran en un limbo literario, pendientes de ser reivindicados y reconocidos. Destaca Romero, como tímidas excepciones los nombres de Eugenio Gerardo Lobo, José de Cañizares, Cándido María Trigueros, Ignacio García Malo, Pedro Estala, León de Arroyal, José Antonio Conde o Lorenzo Hervás y Panduro.

Se nos presenta este libro como miscelánea, género en el que se tratan distintas materias mezcladas y, en cierto modo, inconexas. A modo de argamasa, para que los tres principales apartados de la obra –economía, arquitectura y literatura- pierdan esa desconexión y alcancen mayor unidad documental y testimonial, su coordinador, Alfonso González Calero, ha utilizado dos importantes elementos: una detallada cronología del siglo XVIII y una amplia aportación de notas biográficas, más de 150, de hombres y mujeres que fueron protagonistas de este empeño ilustrado. Ellos son, en cierto modo, esas personas por las que Kant abogaba para tutelarnos en el camino d superar nuestras incapacidades. Por destacar algunos de estos nombres, valga citar a Melchor de Macanaz, hellinero que prestó notables servicios burocráticos a la Corona, los arzobispos primados Luis María Borbón o Francisco Antonio Lorenzana, el arquitecto Ignacio Haan o el jesuita Andrés Marcos Burriel.

Concluye este amplio trabajo, más de seiscientas páginas, con dos textos de época, firmados por José de Viera y Clavijo y Tomás de Iriarte en 1774 y 1781, narrando sendos viajes a La Mancha y a La Alcarria. Los mismos completan una obra que no sólo aporta una rigurosa aproximación el Siglo de las Luces en nuestra región, sino que proporciona abundante bibliografía, referencias y notas críticas de gran ayuda para quienes estén interesados en el conocimiento de este periodo histórico en nuestro entorno geográfico más cercano.

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