Tras una larga gira por ciudades españolas, la obra de la compañía Zaranda llega a Toledo
Tras una larga gira por ciudades españolas, la obra de la compañía Zaranda llega a Toledo - Víctor IGLESIAS
TEATRO

La Zaranda trae a Toledo «El grito en el cielo», una obra con guiños a Lorca y Valle Inclán

El montaje lleno de humor se sube al escenario del Rojas este viernes, a las 20.00 horas

TOLEDO Actualizado: Guardar
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La compañía La Zaranda, con más de 40 años de trayectoria, llega a Toledo con su último montaje «El grito en el cielo», de Eusebio Calonge, estrenado en 2014, bajo la dirección de Paco de la Zaranda. Tras una larga gira por diferentes ciudades españolas se sube a las tablas del Teatro de Rojas con un montaje que nos habla de esas vidas reducidas a mecanismos orgánicos que no han podido dejar de soñar y que deciden desertar de la defunción médicamente certificada, intentando una escapada más allá del horizonte material que clausura su tiempo. Quizá como queriendo hacer una burla a la muerte.

Los espectadores toledanos podrán disfrutar de esa poética existencial que ha caracterizado siempre la obra de la compañía La Zaranda.

«El grito en el cielo» conserva los ecos lorquianos y los aires de esperpento de Valle-Inclán, el desgarro, el humor y las metáforas habituales en sus montajes. Sus personajes, ancianos desahuciados encerrados en un geriátrico, están condenados a no tener más esperanza que la sedación paliativa, pero se resisten a dejar de soñar y se rebelan contra la defunción programada. «Al final del espectáculo habrá espectadores que piensen que es la eutanasia la que ha triunfado; otros, la liberación del alma», como ha afirmado en una entrevista con ABC, autor del texto.

Y este es lo que se podrá ver en «El grito en el cielo», en la que la compañía realiza una inmersión satírica y metafísica en el inquietante terreno de la escatología, referida a las realidades últimas del ser humano. Una institución geriátrica –con su optimismo postizo, sus terapias ocupacionales y sus sesiones de rehabilitación– definida por su propio autor, Eusebio Calonge, como una «antesala de la muerte». Y es que la obra puede ser calificada como un recorrido a la vida entera. Se trata, en definitiva, de una pieza profunda de aspecto ligero, pero con humor negrísimo que realiza una descarnada metáfora de la existencia.

La obra nos habla de la cotidianidad pautada de cuatro ancianos que siguen las rutinas programadas, aunque albergan una larvada insurgencia contra el destino inevitable y la deshumanización aséptica de cuanto les rodea. Los personajes boicotean de manera muy divertida, los encasquillamientos mentales y motores asociados a su decrepitud, buscando en su incierto y confuso destino una libertad que anhelan. Se niegan a los tratamientos, las sesiones de rehabilitación y terapias, que desde su llegada al geriátrico ocupan rutinariamente el ocaso de sus días.

Hay que destacar que si algo ha caracterizado la trayectoria teatral de la compañía jerezana es su obsesiva, exigente, honda y tercamente empecinamiento en sus planteamientos teatrales. La Zaranda ha cumplido 40 años sin apearse de sus principios fundacionales, en los que predominan el compromiso teatral y los recursos dramáticos, así como la búsqueda de su propio lenguaje sin perder la cotidianidad y la plasmación de personajes vivos, como un método de trabajo que recopila el proceso de creación de todos los integrantes y que se reflejan en las obras que componen su experiencia vital.

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