La «Vuelta del Tajo» y una carrera centenaria

Esta prueba coincide con los cien años de la primera carrera pedestre, documentada, celebrada en nuestra ciudad por el Valle, recorrido que continúa siendo uno de los favoritos entre cuantos somos aficionados al runnig

Vista del Arroyo de la Degollada, por cuyos rodaderos subieron al Valle los participantes en la primera edición de la Vuelta a Toledo en 1918 (Foto, Aldus)

ENRIQUE SÁNCHEZ LUBIÁN

El domingo 28 se celebrará la segunda edición de la ruta multideportiva «La Vuelta del Tajo» , con la que se reivindica mayor compromiso ciudadano con la defensa de nuestro río y con lo que el mismo representa. Esta prueba coincide con el centenario de la primera carrera pedestre, documentada, celebrada en nuestra ciudad por el Valle, recorrido que cien años después continúa siendo uno de los favoritos entre cuantos somos aficionados al runnig.

En la ciudad de Toledo, el atletismo es un deporte centenario. Su práctica comenzó en los primeros años del siglo XX, apareciendo como actividad complementaria de las carreras ciclistas que clubes como la Sociedad Velocipédica Toledana organizaban con motivo de las diferentes fiestas de la ciudad.

Comandante Federico Gómez de Salazar, impulsor de numerosas disciplinas deportivas en Toledo durante los primeros años del siglo XX y a quien estuvo dedicada la Vuelta a Toledo

El pedestrismo, o el cross-country, como se le conocía en aquellos años, fue adquiriendo popularidad gracias al impulso dado por la recuperación de los Juegos Olímpicos, especialmente por la celebración de emblemática carrera de maratón, cuya primera edición ganó el griego Spyros Louis en 1896.

En Toledo, el impulso de esta actividad deportiva, que ya se practicaba entre los alumnos de la Academia de Infantería, llegó a partir de la creación del Club Deportivo Obrero, fundado en 1916 en el seno de la Fábrica de Armas. Su objetivo era «hacer jóvenes vigorosos, fuertes para la lucha por la vida, arrancándolos de los centros de perversión y embrutecimiento, para hacerles emplear los días de asueto en deportes que los fortalezcan y diviertan».

De su mano, en 1918, se organizó una carrera denominada «La vuelta a Toledo» y que era, nada más y nada menos, que hacer corriendo el recorrido del Valle. La prueba, que se calificaba «de respeto», partiría desde la Puerta de Bisagra, siguiendo por el Arrabal, Desamparados, puente de Alcántara, San Servando, camino del Valle hasta el puente de San Martín y Paseo de Recaredo, donde estaría la meta. La competición fue dedicada al comandante Federico Gómez de Salazar, socio protector del Club y una de las personas imprescindibles en los albores del deporte toledano.

Corredores entrenando por terrenos de la Escuela Central de Educación Física en los años treinta

Siendo capitán de la Academia, Gómez de Salazar fue comisionado para viajar por Suecia y Francia, junto al médico militar González Deleito, elaborando a su regreso diferentes manuales para el desarrollo de la actividad física en las enseñanzas militares. Gran apasionado por la educación, en Toledo promovió la práctica del fútbol, al pedestrismo, el rugby, al atletismo, el beisbol, la esgrima o la gimnasia. Luego en 1919 se incorporó al cuadro de profesores de la recién creada Escuela Central de Gimnasia. Unos años después falleció a consecuencia de las heridas sufridas en la guerra de África.

Con gran expectación, la prueba se celebró el domingo 27 de octubre a las tres y media de la tarde, partiendo desde la línea de salida nueve participantes. Para seguir con atención el desarrollo de la misma, muchos toledanos se concentraron en la actual ronda Cornisa, contemplando como los atletas subían por los cerros hacia la Ermita del Valle, toda vez que por entonces la carretera por la que hoy cruzamos el Arroyo de la Degollada no estaba construida.

Sociedad Deportiva Popular

El primero en aparecer por la curva del Matadero, tras haber cruzado el Puente de San Martín, fue Pedro Manzanero , quien llegó hasta la meta acompañado por un numeroso grupo de ciclistas. El tiempo empleado en hacer el recorrido fue de treinta minutos y un segundo y medio. El ganador recibió una medalla de oro y un reloj de pulsera, donado por Gómez de Salazar.

Desde ese momento, este recorrido se incorporó a los programas de carreras pedestres celebradas en los años siguientes, en los que el testigo del Club Deportivo Obrero fue tomado por una nueva entidad: la Sociedad Deportiva Popular, fundada en 1920 por el citado comandante.

Este nuevo club inició sus actividades con otra edición de la Vuelta al Valle , pero en esta ocasión partiendo desde la Venta de Aires, subiendo por el puente de San Martín y bajando, campo a través, por el barranco de la Degollada. El ganador fue el soldado Adrián García, quien tardó 25 minutos y 20 segundos en recorrer los 7.200 metros del recorrido. Tres años antes, representando a la Federación Catalana de Atletismo, este corredor había quedado segundo en el Campeonato de España de campo a través.

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