Torrijos recupera su etapa dorada del siglo XVI con la restauración del Hospital de la Santísima Trinidad

Una «operación de salvamento» ha permitido devolver la vida el primer hospital higienista de la península ibérica que se construyó gracias al mecenazgo de Teresa Enríquez sobre la sinagoga mayor de esta localidad toledana

La galería superior del hopsital de la Santísima Trinidad, en obras DOLORES SANCHEZ
Valle Sánchez

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En marzo termina la primera fase de las obras del Hospital de la Santísima Trinidad de Torrijos, un edificio del siglo XVI declarado BIC, que llevaba 40 años abandonado y corría peligro de hundimiento. Esta «operación de salvamento», como la define uno de los arquitectos del proyecto, J osé Ramón de la Cal , ha permitido no solo recuperar un inmueble en ruinas sino también devolver a Torrijos una importante parte de su pasado, de su época de esplendor. El Hospital de la Santísima Trinidad se levantó en la antigua Judería y posiblemente sobre la sinagoga mayor de la ciudad, según los estudios del arqueólogo de la obra, Jorge Morín , que en las excavaciones aún no ha bajado de la cota del siglo XVI por lo que queda mucho por descubrir para llegar al origen de Torrijos: «Aún no hemos acabado de intervenir en la parte suroeste y no se ha excavado la parte este», afirma.

«El edificio es prerrenacentista, tiene forma trapezoidal, es abierto, configurado en torno a un claustro para que haya circulación y que no se propaguen las enfermedades; un modelo higienista, el primero de este tipo de toda la península ibérica», explica el arqueólogo, que destaca su influencia en la obra de arquitecto Alonso de Covarrubias , que nació en Torrijos y dirigió, unos años después, las obras del Hospital Tavera. «Nos han aparecido recientemente unos relieves que se ven en este edificio y también en el puente Alcántara», desvela.

Esta recuperación, importante para Torrijos pero también para la arquitectura renacentista española, ha sido dirigida por varios profesores de la Escuela de Arquitectura de Toledo: Josefa Blanco Paz ; Dolores Sánchez Moya ; Emilia Benito y José Ramón de la Cal . Este último también insiste en la influencia de este hospital en el trabajo posterior de Covarrubias porque aquí, en Torrijos, se ensayan unos modelos de arquitectura que luego se van a construir en la ciudad Toledo. De la Cal recuerda el estado en que se encontraba el inmueble tras ser utilizado en el siglo XX como hospital para las tropas marroquíes del bando franquista y hasta 1977 como colegio religioso, por el en que pasaron generaciones de torrijeños. Una vez que el Ayuntamiento recuperó la propiedad comenzó la «operación de salvamento» con nuevos métodos de rehabilitación, un proyecto en el que ha participado una empresa local «EPC Ingeniería y construcción» , carpinteros del pueblo y albañiles de la zona. «Se ha generado una especie de economía circular; el pueblo se ha implicado, se ha ido contando la obra a los vecinos con jornadas de puertas abiertas y han visto cómo ha evolucionado y en qué se estaba gastando el dinero público. Nos gusta contar en todas las visitas que a cada torrijeño le ha costado 50 euros», dice el arquitecto, que también destaca el prototipo de arquitectura sanitaria y su emplazamiento en una antigua sinagoga, algo que va a reforzar la identidad patrimonial de Torrijos gracias a «un proyecto que ata muchos cabos».

José Ramón de la Cal destaca, por último, el interés mostrado por el concejal de Cultura, Fernando de Miguel, y el alcalde, Anastasio Arevalillo, que han creído en el proyecto y «se han movido para conseguir los 750.000 euros de los fondos Feder y han decidido invertir en patrimonio para crear otro tipo de economía a través del turismo y forzar la identidad del Torrijos, algo que es muy importante».

Vida cultural

Por su parte, Fernando de Miguel se encuentra feliz porque la primera fase de las obras está a punto de finalizar. «Ya le estamos viendo asomar la cabeza al niño», dice a ABC y resalta que este proyecto reúne tres conceptos: el histórico y patrimonial, «porque nos devuelve una pieza de nuestra etapa dorada de Teresa Enríquez»; una parte emocional, «porque gran parte de los torrijeños se formaron allí, en ese colegio que han vuelto a ver después de 40 años, algo que ha sido todo un choque de emotividad» y, en tercer lugar, el edificio va a venir a dar vida cultural al pueblo y a toda la comarca.

Explica que en esta primera fase se ha garantizado su supervivencia, que se encontraba en peligro. «Se han recuperado las cubiertas, los forjados y se ha devuelto al claustro su fisonomía del siglo XVI». Ahora, será un nuevo atractivo turístico, junto a la Colegiata y el Palacio del Pedro I, pero también se le va dotar de actividad cultural, sobre todo, en primavera y otoño, para albergar conciertos, exposiciones o pequeñas teatralizaciones. En primavera, tras la Semana Santa, volverá, de nuevo, a llenarse de vida.

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