Los guardianes de las fiestas

Durante los meses de agosto y septiembre, la mayor parte de los pueblos de la provincia celebran sus fiestas patronales. Todos los fuegos artificiales están bajo lupa por la Guardia Civil

El cabo Mario Gómez posa en la puerta de la Comandancia de la Guardia CIvil de Toledo H. Fraile

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En agosto y septiembre la mesa del despacho del cabo Mario Gómez se llena de expedientes administrativos. Es temporada alta de trabajo. Los ayuntamientos de los pueblos de la provincia de Toledo envían su comunicación y/o autorización para la celebración de sus fuegos artificiales, uno de los espectáculos con más arraigo popular durante las fiestas patronales.

En la provincia hay 212 pueblos y se celebran alrededor de 300 espectáculos pirotécnicos anuales . «Hay más de un fuego por municipio, lo que pone de manifestó que Toledo es una de las provincias españolas con mayor número, solo superada por Valencia, Galicia y Andalucía», explica el cabo Gómez.

El reglamento de pirotécnica distingue entre tres tipos de espectáculos: los superiores a 10 kilogramos e inferior o igual a 50; superior a 50 e inferior o igual a 100 y superior a 100 kilogramos. «Los dos primeros exigen de una notificación a la Delegación del Gobierno por parte de la entidad organizadora, mientras que los de más de 100 kilos necesitan de una autorización expresa de la Delegación del Gobierno, un plan de seguridad y emergencia, seguro del organizador y un vigilante de seguridad», indica.

El cabo Gómez no es el único encargado de revisar todas las solicitudes y de inspeccionar el material utilizado por las empresas de pirotecnia. En esta labor le acompañan los guardias civiles Miguel Ángel Martínez de la Casa y Juan Anés Pulido . Los tres son los integrantes de una Unidad dentro de la Intervención de Armas y Explosivos de la Comandancia de la Guardia Civil de Toledo. Destacamento con sede también en las localidades de Ocaña, Torrijos, Mora y Talavera de la Reina.

Para que todo esté a punto para el inicio del espectáculo, dos miembros del equipo se desplazan horas antes hasta la localidad festiva. Su trabajo a pie de campo consiste en inspeccionar el material utilizado por la empresa de pirotecnia encargada de lanzar los fuegos artificiales y realizar las comprobaciones oportunas (lugar, distancia, inclinación, diámetro de carcasa…), con el objetivo de garantizar que se cumplen todas las medidas de seguridad y el evento pueda desarrollarse sin peligros.

El 7 de septiembre es el día del año que mayor número de fuegos artificiales se celebran en la provincia . Quince en total, de los cuales unos seis superan los 100 kilos de explosivos -durante el año hay alrededor de 30 que disparan esa cantidad-.

El 7 de septiembre es el día del año que más fuegos artificiales se celebran en la provincia. Quince en total

El municipio de Guadamur (1.781 habitantes censados) tiene esa fecha marcada en rojo en su calendario. «La pequeña Valencia», apodo que recibe la localidad por lugareños y foráneos, cuenta con seis espectáculos pirotécnicos al año, convirtiéndose en el pueblo con más afición en la provincia.

Cuatro de estos seis espectáculos, los lanzan las hermandades de la localidad, Cristo de la Piedad y Virgen de la Natividad. El resto se disparan en la fiesta de Santa María Magdalena y en la noche de fin de año. «Las dos cofradías han ido desarrollando una rivalidad muy sana por ver quién hace la mejor fiesta, y parte de sus actos centrales son los fuegos artificiales. Es el mayor gasto que hacen en las fiestas», afirma Sagrario Gutiérrez, alcaldesa de Guadamur.

La localidad también se ha convertido en un gran escenario para los polvoristas, que cada año reúne a reconocidos nombres del mundo de la pirotecnia para desplegar sus mejores artes y lucirse ante los regidores de otros municipios y miles de asistentes a las fiestas.

El presupuesto en pirotecnia de cada una de estas dos hermandades se aproxima a los 30.000 euros, una cifra nada desdeñable que representa solo la tercera parte del presupuesto que se destina en Valmojado (4218 vecinos). El municipio sagreño puede presumir de ser el que quema más kilos de pólvora, hasta 1.800 kilos en castillos de fuegos, una suma que dobla al segundo en cantidad (Villaseca, 800 kilos). «Esta cifra es superada por pocos espectáculos en Valencia», afirma el cabo.

En la provincia hay 212 pueblos y se celebran 300 fuegos anuales. Más de uno por municipio

Detrás de estos números está la Peña Pirotécnica «La Alegría», asociación formada por 1.050 socios que este año cumple 40 años. «Es mucha pólvora pero es una satisfacción ver cómo va estallando allí arriba. Nuestro único requisito es que sea material fabricado en España. Este año además hemos potenciado los actos pirotécnicos y tendremos una mascletá nocturna como broche fin de fiestas», afirma el presidente de la asociación, Jesús Rodríguez.

Una programación que se unirá a sus tradicionales castillos de fuegos artificiales, mascletá diurna, toros de fuegos, batalla de cohetes de cuatro salidas y cremá infantil. La cantera infantil es muy prometedora y «viene pisando fuerte», asegura, muy orgulloso, el presidente de la peña.

¿Qué presupuesto destinan a los fuegos? «Todos los espectáculos pirotécnicos son financiados por los socios de la asociación -matiza- y ronda los 90.000 euros».

Los fuegos artificiales también forman parte del ADN de pueblos como Villaseca, Esquivias o Yuncos.

Empresas de pirotecnia

En la provincia hay seis empresas de pirotecnia, una en las localidades de Yeles, Magán, Valmojado, Casarrubios del Monte y dos, en Madridejos. «Son empresas de gran tradición familiar y, por tanto, gente muy profesional», dice el cabo Gómez. De fuera de la provincia vienen a las fiestas 23 empresas de pirotecnia de Madrid, Valencia, Asturias y Granada.

El cabo Gómez revisa todo el material relacionado con los espectáculos pirotécnicos H. Fraile

«Siempre digo que los explosivos no son ni caramelos ni chucherías y, si se comete alguna negligencia, puede provocar un daño a una persona». Recuerda el trágico suceso que ocurrió el pasado mes de julio en Viso del Marqués, Ciudad Real, donde una mujer perdió la vida al estallarle un cohete en la boca. Un vecino del municipio está imputado por homicidio imprudente.

La localidad toledana de Madridejos también se encuentra en la lista negra de aquellas que han sufrido algún accidente relacionado con los fuegos. El 7 de mayo de 1986 , una explosión se llevó por delante la vida de dos trabajadores de un taller de pirotecnia.

El cabo Gómez cruza los dedos para que no ocurra ningún suceso de este tipo en Toledo. Desde que lleva en el cargo -diciembre de 2005- afirma que ningún infortunio pirotécnico ha provocado la muerte de una persona. « Nuestro trabajo consiste en inspeccionar todo para que no ocurra ninguna desgracia y si sucede, que se cubran todos los riesgos», sentencia.

Son días de fiesta y diversión, pero sobre todo de mucha vigilancia, en los que cada pueblo de la provincia está bajo la lupa de este equipo de la Guardia Civil para que el cielo oscuro de la noche brille en todo su esplendor, pero con seguridad.

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