ENTREVISTA

«En 33 años he visto a todo el mundo poner por delante hacer lo mejor para Toledo»

Enrique Sánchez Lubián es toda una institución en la prensa toledana y también en la ciudad. Ha sido testigo de excepción de la vida municipal de los últimos 40 años. Deja un Toledo herido, pero no de muerte. La vida sigue. Y para él comienza una nueva

Enrique Sánchez Lubián posa para ABC junto al Palacio de Caracena H.FRAILE
Valle Sánchez

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Tras cuarenta y dos años de actividad laboral -treinta y tres y medio de ellos como jefe del Prensa del Ayuntamiento de Toledo- le ha llegado la hora de iniciar otra etapa. Enrique Sánchez Lubián se jubiló el jueves pasado y hace balance en ABC de estos años de «luces y sombras» con espíritu positivo por todo lo vivido y con la satisfacción de haber trabajado siempre en la profesión que eligió cuando era un estudiante que hacía crónicas de fútbol en Alcázar de San Juan . Ha sido un periodista al servicio de la institución, leal, de los que ya quedan pocos, aunque nunca ha escondido sus ideas. Los periodistas de Toledo echaremos de menos a «Quique», su talante conciliador y su gran conocimiento de la vida municipal, aunque seguirá, como siempre, investigando y tirando del hilo para contar historias en sus libros, esas grandes crónicas con personajes olvidados, a los que da voz, y con las que ha roto moldes y clichés.

En 1981 comenzó su idilio con Toledo. Miguel Ángel Mellado le reclamó para trabajar en el Diario Ya. ¿Recuerda el día que llegó a la ciudad?

Fue en septiembre de 1981. Miguel Ángel Mellado me recogió en la estación y subiendo por la calle Carrera me impactó encontrarme de frente con la Puerta de Bisagra.

¿Cómo fueron sus comienzos en esa Redacción?

Fue en septiembre de 1981. Miguel Ángel Mellado me recogió en la estación y subiendo por la calle Carrera me impactó encontrarme de frente con la Puerta de Bisagra.

¿Cómo fueron sus comienzos en esa Redacción?

Era un poco el chico de los recados; iba todos los días al Juzgado a recoger los nacimientos y las defunciones y paraba en la Taberna de «La Abuela» (ahora la librería Hojablanca). ¡Allí nos tomábamos los mejores botellines de la ciudad! Roté por varias secciones. En los periódicos en aquella época hacíamos un poco de todo. Tuve unos compañeros excepcionales, esa Redacción fue una escuela de periodistas, una generación que se ha mantenido mucho tiempo en el oficio: Enrique Monsalve, Miguel Ángel Mellado, Esther Esteban, Alfonso García. Después llegó César García Serrano y más tarde Antonio González Jerez (actual delegado de ABC en Castilla-La Mancha) que en esa época no sabía si ejercer de abogado o periodista (risas).

¡Cómo ha cambiado Toledo!

Muchísimo. Era una ciudad muy cerrada en sí misma. Yo vivía en el Pozo Amargo; iba con Maribel, mi mujer, al Cine Imperio y, a la vuelta, ya estaba todo cerrado. Era una ciudad muy apagada. Afortunadamente, no tardó mucho en ser elegida capital de Castilla-La Mancha y comenzó a llegar mucha gente de fuera a trabajar. La Junta hizo una gran labor de recuperación de edificios, aunque creó algunos problemas en zonas que se colapsaron por la masiva afluencia de funcionarios.

Fue también testigo del nacimiento de esta Comunidad.

Cuando llegué a Toledo el ente preautonómico estaba en fase germinal. En 1982 fue elegido Jesús Fuentes como candidato del PSOE en Castilla-La Mancha, pero Madrid rechazó esa propuesta y se impuso la candidatura de José Bono. Recuerdo perfectamente un sábado por la mañana en el periódico: estábamos Miguel Larriba y yo de guardia, llamaron a la puerta y apareció José Bono con un amigo, José Antonio Almedros. Nos dijo que venía a hacer una pequeña gira para que le conocieran en Toledo y le hicimos una pequeña entrevista y unas fotos en Zocodover y luego le acompañé, porque no conocía Toledo, a Antena 3, que estaba en la calle Comercio. Allí le dejé.

¿Cómo llegó al Ayuntamiento?

A mediados de los 80 el Diario Ya comenzó a tener sus primeros síntomas de fatiga y empezó una huida de la Redacción; cada uno fue buscando oportunidades de trabajo. En el 87, el Ayuntamiento sacó la plaza de Periodista por concurso oposición: me presenté y la conseguí. Y hasta ahora.

¿Cómo ha sido trabajar para tantas Corporaciones?

Durante estos 33 años como jefe de Prensa mi lealtad con el Ayuntamiento ha sido total. Mi objetivo era que el alcalde de turno siempre fuera el mejor en cualquier sitio donde estuviera. Eso no quita que yo siempre haya tenido mi propia ideología personal, pero no ha interferido. La gente sabe lo que pienso, sabe dónde estoy ideológicamente y nadie se ha podido llamar a engaño conmigo. Eso me ha permitido cultivar la relación de amistad con concejales de todos los partidos políticos, con los que mantengo una gran relación personal. He estado ocho corporaciones y media. ¡Casi 200 concejales! Y con los que he tenido una mala relación son muy poquitos, no llegarán a diez. Creo que he sido un profesional al servicio de la Corporación, de los equipos que han gobernado y de los que han estado en la oposición.

Tendrá millones de anécdotas.

Muchísimos recuerdos y anécdotas, alegres y tristes. Recuerdo con cariño la entrega del Premio Alfonso X El Sabio a Adolfo Suárez y también cuando con José Manuel Molina se logró que la ciudad de Toledo fuera elegida en Puebla (México) para presidir el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad. Ha habido muchos momentos buenos, como la constitución en el año 2000 del Real Patronato. También recuerdo una reunión en Madrid con Sánchez Garrido, en el despacho del entonces ministro Borrell, para pedir el AVE para Toledo y ver cómo años después Aznar ponía la primera traviesa.

¿Qué momento guarda con más cariño?

Uno de ellos es cuando se nombró a la primera alcaldesa de Toledo. Con Milagros Tolón tengo una cercanía muy grande, la conozco desde hace muchos años, hay complicidad y cariño mutuo. La última noche electoral vivida en la Alcaldía también fue alegre y emocionante al ver que el trabajo de la anterior Corporación (2015-2019) fue recompensado.

¿Y el momento más difícil?

Este año ha sido terrible y dramático, con la pandemia y, luego, la nevada. Ha sido, con diferencia, la peor situación que he vivido. Fue muy difícil sacar la ciudad adelante y que recuperara su normalidad. Se ha hablado mucho de si se han hecho las cosas bien o mal, pero no se han regateado esfuerzos. En estos 33 años no he visto a ningún concejal que haya intentando hacer algo mal para fastidiar a nadie. Se habrán equivocado, lo habrán hecho peor, mejor, con más o menos medios, pero siempre todo el mundo ha puesto por delante hacer lo mejor para la ciudad. Y en estos días de la nevada se ha trabajado de una manera increíble.

Y en medio, la pandemia.

Seguramente ha sido lo más triste, sobre todo por la gente que ha fallecido. Hemos vivido cosas increíbles, se ha ido suspendiendo todo: la Semana Santa, el Corpus, la feria... Y ver la ciudad desierta y el Casco, que sigue prácticamente igual. Ha sido duro y demoledor.

¿Saldrá de esta la ciudad?

Estoy convencido de que salimos de esta; son pruebas de fuego. Pienso en la generación de nuestros padres y abuelos que vivieron la Guerra Civil. Creo que hay fortaleza suficiente en la ciudad, en la sociedad y en las instituciones para superar esta situación. Será cosa de un año o dos, pero, al final, saldremos adelante.

¿Seguirá siendo testigo de ello?

Voy a estar aquí. Necesito un pequeño periodo de reseteo, como los ordenadores; necesito procesar este tiempo. Pero hay que seguir adelante.

Su vida con cinco alcaldes: luces y sombras

Enrique Sánchez Lubián recuerda su vida junto a los últimos cinco alcaldes de Toledo. Con José Manuel Molina ha sido con el que más ha trabajado, tres legislaturas, y guarda buenos recuerdos de esa primera época en el Ayuntamiento y la ilusión con la que llegó. «Fue fantástico crear la Oficina de Prensa», dice. Ahora mantiene con él una relación especial y cercana, y cuando viene a España procuran verse. A Joaquín Sánchez Garrido no le conocía, pero le conquistó «desde el principio». «A los pocos días de llegar, me pidió que le acompañara en la toma de posesión de Adolfo González Revenga como presidente de la Diputación Provincial, en el año 91. Joaquín sabía que venía de otra Corporación ideológicamente distinta pero ese día me pidió que le acompañara para que toda la gente del PSOE regional viera quien iba a ser su jefe de Prensa»», recuerda con cariño. «Trabajé muy bien con él y, como todo el mundo sabe, tenemos una relación de amistad. Además, en esa legislatura de Joaquín se hicieron muchísimas cosas: el parque de las Tres Culturas, la piscina del polígono, el centro cívico de Santa Bárbara, el parque de Viguetas, se definió el plan especial del Casco, las riberas del río... Joaquín nos sometía a un ritmo frenético de trabajo».

Con Agustín Conde , sin embargo, «se quebró esa relación». «Para mí fue uno de los peores momentos en el Ayuntamiento. Me dijo que si yo no hubiera sido funcionario, simplemente me hubieran despedido... No llegamos a congeniar en esos cuatro años, pero no tuve ningún problema con sus concejales; ha sido uno de los puntos negros de mi etapa en el Ayuntamiento el no haber podido servir durante ese tiempo a quien era mi jefe. Fue la peor etapa de estos años, sobre todo por la incomprensión; me afectó en lo personal».

Cuando regresó José Manuel Molina , que estuvo otros ocho años más, «fue un alivio porque volvía un amigo». Y después llegó Emiliano García-Page, que era, según confiesa, «muy especial» para él. «Le conocía de antes porque siendo muy joven, con 19 años, fue concejal de la oposición y venía todos los días a leer el periódico a mi despacho. Le encantaba la prensa y entablamos una buena relación. Los primeros cuatro años de alcalde fue una primera etapa muy bonita y luego tuvimos un cierto desencuentro por unas diferencias a la hora de valorar y entender el trabajo de los funcionarios pero, al final, los últimos dos años fueron mejor y ahora es una persona a la que aprecio mucho». Y por último, Milagros Tolón, «que ha sido un regalo de mis últimos años en el Ayuntamiento; siempre me ha demostrado un gran cariño y una gran cercanía y nos hemos entendido perfectamente». Es, según dice, «una persona cercana, de la calle, preocupada por la gente» y confiesa que la Corporación de 2015 a 2019 ha sido la mejor de su etapa en el Ayuntamiento: presidida por una mujer, con más mujeres que hombres y con «un equipo de gobierno excepcional». Esta Corporación, sin embargo, ya sabía que era un partido que no iba a terminar de jugar y, además, «está siendo atípica y extraña por la pandemia».

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