Sergio Vera: «Nada me haría más ilusión que Tarantino lea mi libro y lo lleve al cine»

Este invidente conquense de 33 años es fundador de «Las Casas Ahorcadas» y ahora presenta su ópera prima, «¿Quién pilló al bobo feroz?»

Sergio Vera, profesor y autor de «¿Quién pilló al bobo feroz?»
Mariano Cebrián

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Que un escritor publique su primer libro a los 33 años no sorprende. Pero si este es el caso de una persona que se quedó ciega a los 18 años y que a lo largo de su vida ha estado embarcado en mil aventuras, la historia cambia. Sergio Vera (Cuenca, 1986) acaba de presentar su ópera prima , «¿Quién pilló al bobo feroz?» (Flandes Editorial), una novela negra para atraer a los jóvenes a la lectura , su otra misión en la vida porque, entre otras cosas, ahora es orientador en el IES Pedro Mercedes, donde está más feliz que una perdiz, como acaban algunos cuentos, o no.

Le gusta que le cuenten cuentos?

Pues no mucho. Cuento es una palabra mágica y con muchos significados. Me gusta que me cuenten cuentos cuando sean ficción, pero no me gustan los cuentos disfrazados de verdad. Esta es la idea de mi libro: partiendo de la premisa de que las historias de toda la vida son cuentos o «fake news», en realidad lo que ocurrió es otra cosa y se invierten los relatos, sobre todo de lobos. Como le pasa al protagonista de mi novela, Quentin Pulp, que es un lobo que trabaja de narrador o periodista y toda su obsesión pasa por contar la verdad, a pesar de que su jefe le obliga a poner moraleja a todas sus historias al gusto del consumidor.Su madre fue víctima de uno de esos cuentos, la loba que falleció en el cuento de los siete cabritillos.

Su vida, precisamente, tiene poco de cuento, por lo que parece.

Ahora mismo estoy en un momento feliz y espero que no sea el final, pero es cierto que mi vida no es un cuento de hadas. Perdí la vista a los 18 años por una negligencia médica cuando estudiaba con una beca, precisamente Medicina, en Madrid. Después de esto me tuve que reinventar e hice magisterio de inglés y psicopedagogía en Cuenca, carreras con las que obtuve la mayor calificación de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM). Pero yo lo que quería era ser profesor universitario y, por eso, hice dos másteres sobre lectura y una tesis doctoral sobre comprensión lectora, que casi me cuesta la salud mental. De hecho, el personaje de Calleja, el jefe de Quentin Pulp, se inspira en el peor momento que pasé realizando mi tesis, ya que fui víctima de acoso laboral. Esta es mi pequeña venganza contra Santiago, que fue la persona que me hizo la vida imposible y se ha ido de rositas.

Después de quedarse ciego a los 18 años. ¿Por qué decidió dar un giro de 180 grados a su formación?

Yo, con 18 años, no tenía vocación docente. Cuando te quedas ciego pierdes autonomía, por lo que la carrera de Medicina no era factible. Al perder la vista, te conviertes en un bebé y tienes que volver a valerte por ti mismo, aún más en Madrid, donde estudiaba. De hecho, todavía sigo aprendiendo cosas y me acabo de emancipar. Pero lo de pasarme a Magisterio fue, más bien, fruto de la casualidad. Fue el director de Magisterio en Cuenca, que es amigo de mis padres, el que me animó a estudiar esta carrera en lengua inglesa después de haber terminado mi formación de este idioma en la escuela de idiomas. El resultado no pudo ser mejor, ya que acabé mis estudios con un 9,7 de media, la nota más alta de la UCLM y la quinta de toda España el año que terminé. Y, por mi ambición de ayudar a los demás, he llegado a ser orientador para poder ayudar a los chicos que pasan por dificultades, llámese discapacidad, inmigración o exclusión social.

Acaba de publicar su primera novela. Por lo que se ve en su contenido, le gusta romper con los estereotipos, ¿o es mero postureo?

La idea es contradecir todo lo que nos habían contado hasta ahora, algo que extraje al leer un libro, «El último anillo», de Kiril Yeskov, que es la novela de «El señor de los anillos», pero contada por los orcos, no por los elfos ni los humanos. La conclusión es que siempre son los vencedores los que escriben la historia. Siguiendo esta premisa, en mi libro los lobos no son feroces, sino que son víctimas, ni los cabritillos son tan buenos, sino que hacen honor a su nombre.

Fundó en 2010 «Las Casas Ahorcadas», elegido mejor club de lectura de Castilla-La Mancha en 2016, y desde 2013 organiza el festival de novela negra del mismo nombre. ¿Qué tiene este género que tanto le atrae?

Yo me enamoré de este género leyendo a Lorenzo Silva siendo adolescente y siempre esgrimo tres razones por las que leer novela negra. En primer lugar, porque seis de los diez libros más leídos por los españoles son de este género. Entre esos seis libros se encuentran cuatro de Dolores Redondo, que ha confirmado su asistencia al festival «Las Casas Ahorcadas» de Cuenca, que será del 6 al 9 de mayo del próximo año. El segundo motivo es por la crítica social y denuncia de las desigualdades y, en tercer lugar, porque grandes autores del género negro —como Patrick Modiano, John Banville, Leonardo Padura, Fred Vargas o Eduardo Mendoza— se han alzado en los últimos años con premios internacionales de literatura, por lo que su calidad está más que contrastada.

Aunque los datos han mejorado, ¿qué se está haciendo mal para que haya tan pocos lectores?

Mi tesis intentaba dar una serie de pautas a los futuros maestros para mejorar la comprensión lectora de sus alumnos. En ella incluía una encuesta cuyo dato más demoledor era que de los 926 alumnos encuestados, el 48% leía menos de tres libros al año. Estamos intentando animar a la lectura a chicos que jamás se han acercado a ella, y lo que es peor, a familias que tampoco lo han hecho. En Castilla-La Mancha los datos son aún más impactantes, ya que el 75% de los alumnos castellanomanchegos lee menos de cinco libros al año y unos datos muy parecidos o peores se dan en las familias. Por eso, es tan importante crear modelos lectores tanto en el centro educativo como en casa para que el virus de la lectura se inocule. De ahí, mi proyecto educativo, «Con sangre entra», que pretende ser una plan integral en el que intervengan los profesores, los padres y los alumnos, con desarrollo de actividades y clubes de lectura.

El protagonista de su novela se llama Quentin Pulp, en un claro guiño al cine de Tarantino. ¿Cómo cree que contaría este cineasta la situación de España en la actualidad?

Espero que mejor que en su última película, «Érase una vez en Hollywood», que me pareció muy floja. Aun así, soy un ferviente seguidor de su cine y nada me haría más ilusión que Tarantino lea mi libro y lo lleve al cine. Pero, en el caso de la España actual, lo que yo creo que haría es hacer una matanza bestial de cerdos ibéricos. Además, mi idea era que el protagonista de mi novela, Quentin Pulp, fuera como el Señor Lobo de «Pulp Fiction» y solucionara problemas.

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