Sociedad

Marisco, sí; polvorones, no

En estas fechas en las que se incrementan las comidas fuera de casa, los celíacos pueden sufrir un tormento debido a que aún muchos restaurantes no son conscientes de su problemática

La Asociación de Celíacos de Castilla-La Mancha organiza actividades para niños FERNANDO BLANCO

EP

La Navidad es una época en la que se come fuera de casa más que de costumbre y se ingieren alimentos normalmente vedados a otras fechas del año como el marisco, los polvorones, los turrones o los bombones.

Pero lo que tendría que ser una celebración a veces se convierte en un tormento. Que se lo digan a los celíacos , cuya intolerancia al gluten les provoca mil quebraderos de cabeza en muchos establecimientos que aún no son conscientes de su problemática.

«En algunos restaurantes los platos del menú de Navidad te los cambian, pero a veces no puedes comer en ciertos sitios porque no te dan de comer. Porque: o no saben cómo cocinar esa comida o simplemente es que les vale mucho más caro hacerla», explica Lucía Quebrajo, afectada de celiaquía desde 2015 cuando se lo detectaron a raíz de una dermatitis.

Esta mujer de 30 años añade: «Puedo tomar productos frescos, como gambas o langostinos; jamón, lomo y queso, también; pero si comiese un canapé, tendría que ir con pan sin gluten, o si es un pescado o una carne en salsa, la salsa no puede llevar harina». En cuanto a los dulces navideños, Lucía dice que hay turrones y bombones sin gluten, si bien la composición tiene que venir especificada en las etiquetas para que no conlleve una intoxicación. Sin embargo, los polvorones no los puede tomar. El mazapán, en cambio, sí.

Una de las reclamaciones de los celíacos es que todas las etiquetas de los productos indiquen si contienen gluten, algo que sorprendentemente todavía no ocurre. «Algunos productos que pensamos que no contienen, como las bebidas alcohólicas, sí lo llevan , y no sé si puedo bebérmelas o no porque no lo especifica», añade. También pide más «formación y concienciación», pues alguna vez le ha pasado «que no sepan hacer de comer sin gluten o que desconozcan que no pueden hacer un huevo frito en una sartén donde han echado antes algo con gluten».

Para Beatriz Rodríguez, de 44 años, «el salir de casa es lo peor, porque al final vamos a dos o tres sitios y como ya no sé qué comer lo acabo pasando fatal. Te ponen algo a la plancha y luego no es a la plancha». Rodríguez cuenta que «muchas veces fríen patatas y luego no puedes comerlas porque se han hecho donde unas croquetas, que llevan pan; o las mayonesas, que tienen que ser de bote, todas llevan gluten». Total, que «alguna vez noto rápido que me pongo mal y es porque me han dicho que algo no tenía gluten, lo he comido y sí lo tenía».

La Asociación de Celíacos de Castilla-La Manch a tiene censadas actualmente un total de 1.400 familias que tienen uno o varios miembros afectados por esta intolerancia al gluten. María José Sevilla, su auxiliar administrativo, explica que la principal demanda de la asociación es recuperar las ayudas económicas, retiradas en 2010. Resulta que «al año el incremento en la compra es de unos 1.200 euros», lo que se ve agravado en esta época. «Nuestra dieta es nuestra salud, no es moda, no lo hemos elegido», afirma.

Para concienciar sobre este tema, desde la asociación organizan actividades para niños. Además, cada año realizan una campaña con hosteleros para «abrir las puertas a los celíacos en la mayor parte de establecimientos».

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