ENTREVISTA

Lorenzo Silva: «La de ETA es la historia policial más importante de la España contemporánea»

En su casa de Illescas (Toledo), el creador de la saga policial de Bevilacqua y Chamorro responde a la llamada de ABC para hablar de cómo ha llevado el confinamiento y de su nueva novela, «El mal de Corcira»

El escritor Lorenzo Silva, en uno de los campos de trigo alrededor de su casa en Illescas (Toledo) ABC
Mariano Cebrián

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Rodeado de libros e incluso de las fotografías de varios de los autores más importantes de la historia de la literatura, entre los que se puede ver a Walter Benjamin , que aparece en varias ocasiones en su nueva novela, así como Tucídides , Gilles Deleuze y Félix Guattari con su rizoma. Así es como ha pasado Lorenzo Silva (Madrid, 1966) el confinamiento por el estado de alarma a causa de la pandemia del coronavirus. En su casa de Illescas (Toledo), a modo de cuartel general, responde a la llamada de ABC, donde está acostumbrado a pasar varias temporadas encerrado para escribir sus obras.

El creador de una de las sagas más prolíficas de la novela policíaca -con 12 episodios-, ha mandado ahora a su protagonista, el subteniente de la Guardia Civil Rubén Bevilacqua , a investigar el homicidio de un exetarra en la isla balear de Formentera. Para ello, tendrá que volver a enfrentarse a sus fantasmas del pasado en el cuartel de Intxaurrondo, donde Vila comenzó su carrera como agente del Cuerpo y el primer lugar al que el escritor madrileño ha vuelto para hacer la primera presentación de su nueva novela, «El mal de Corcira» (Destino), la última antes de la era Covid-19.

«El mal de Corcira» es su última obra antes del coronavirus. ¿Cómo ha vivido y cómo está viviendo esta situación? ¿Ha salido ya de su cuartel general en Illescas (Toledo)?

Sí, ya he estado en Guipúzcoa, en Barcelona y he podido pasar a Madrid con la precauciones debidas y con una sensación un poco rara todavía. Recientemente al volver de la Ciudad Condal la autovía iba bastante vacía para ser primeros de julio. Esto quiere decir que no estamos volviendo a la normalidad ni mucho menos. Yo, aun así, no lo he pasado excesivamente mal, ya que he estado confinado durante los tres meses en el lugar donde me paso encerrado y escribiendo la mayor parte de mi tiempo, que es en mi casa de Illescas. Pero ahora, además, he tenido la fortuna de poder compartir más tiempo con mi familia y donde vivo es una zona bastante tranquila y he podido salir con mi hija a caminar por los campos de trigo y cebada, y disfrutar de los impresionantes días de primavera que hemos tenido gracias a la baja contaminación. Yo no me puedo quejar, y sería casi obsceno hacerlo cuando he podido mantener mi actividad y no he padecido los quebrantos laborales ni económicos que están sufriendo otras personas.

El título de su novela hace mención a un episodio acaecido en la isla de Corfú y que fue narrado por el historiador griego Tucídides en su su «Historia de la Guerra del Pelonoponeso». ¿Cree que para explicar muchos males de la época actual el mundo clásico sigue siendo útil?

Absolutamente, y Tucídides de una manera muy estremecedora. Yo invoqué su figura y obra en esta novela para escribir esta novela, algo que empecé a hacer el año pasado, porque yo lo había leído muy por encima de joven, pero al releerlo me sobrecogió la descripción que hace del enfrentamiento civil y del conflicto entre vecinos. Algo que, desgraciadamente, conocemos muy bien en España, donde por razones puramente ideológicas tu vecino o tu familiar se convierte en tu enemigo, como ocurrió en Corfú hace 2.450 años. Allí, según cuenta el historiador griego, quienes al final marcaban el ritmo de la contienda y del día a día eran los más airados y eran eliminados los más coherentes y moderados, a los que se consideraba débiles o traidores, por lo que se ve cómo se pervierte el lenguaje. Y esta visión de la sociedad es extrapolable a los años más duros de ETA en el País Vasco, cuando mucha gente pensó que se podía matar a su vecino por razones ideológicas y que eso era lo correcto.

Precisamente, su novela es un viaje al pasado y una especie de examen de conciencia tanto para usted como para el protagonista de su saga policial, Rubén Bevilacqua, sobre los tiempos más duros de los «años del plomo» en el País Vasco. ¿Por qué ha tardado tanto en contar lo que allí pasó?

Bueno, porque creo que es la historia policial más importante de la España contemporánea, ya que se consiguió desmantelar una organización terrorista que tenía unos presupuestos políticos pero con un marcado carácter criminal, lo que supuso un gran desafío para el Estado de Derecho. Todo esto debe ser tomado en serio y requiere conocer muchos detalles, que no son fáciles a la hora de escribir una novela. Yo tengo una relación de confianza con muchos guardias civiles que han estado destinados en el País Vasco durante todo este tiempo, pero ha sido en los últimos años cuando he podido acceder a ciertas historias como las que aparecen en el libro, por lo que no se puede contar este relato a base de vaguedades. Pero, además, buscaba mi propia mirada sobre el conflicto y esto es algo que he conseguido hacer con cierta distancia para poder escribir con más libertad y menos encono.

Lorenzo Silva, sentado en la mesa del escritorio de su despacho en Illescas (Toledo) ABC

¿Considera -como se dice varias veces en la novela- que lo que pasó allí fue una guerra?

Es una guerra en sentido figurado, como se conoce a cualquier enfrentamiento. Aun así, hubo momentos en los que sí se dieron escenas bélicas, con armas automáticas, con lanzagranadas y otras estrategias que hacían pensar en algo parecido. Pero, sobre todo, lo que sí fue es un combate entre una organización que pretendía amedrentar al conjunto de la sociedad y una institución, como la Guardia Civil, que asumió la vanguardia de la lucha contra ETA porque, de hecho, fueron sus agentes (más de 200 muertos) junto con sus familias las principales víctimas de los terroristas. Afortunadamente, el combate se resolvió, algo que hace mucho tiempo no parecía posible.

No sé si con esto del coronavirus Vila ha tenido mucho trabajo y si habrá pronto una nueva investigación suya en forma de novela u otro libro.

Durante este tiempo los agentes de la Guardia Civil no han estado mano sobre mano con la pandemia del coronavirus, e incluso algún amigo mío ha enfermado durante la investigación de un homicidio. Algo habrá hecho Bevilacqua en todo este tiempo, pero no se sabrá en próximas fechas, sino dentro de un par de novelas, ya que toda esta situación hay que dejarla reposar y no novelarla inmediatamente. Tenemos que ahondar en todo lo que nos ha sucedido y reflexionar al respecto, para lo cual aún nos falta mucho, ya que de nada sirven las opiniones en caliente. Lo que está claro es que todo esto ha supuesto una enorme conmoción que ha dejado en el aire muchos sueños de nuestro mecanismo social, económico y político.

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