Castilla-La Mancha

Cuando las bibliotecas rurales se convierten en el alma del pueblo

Las bibliotecas de Villar de Olalla (Cuenca) y de Galápagos (Guadalajara) figuran desde hace una semana entre las diez mejores de España en el concurso «María Moliner» de animación a la lectura

El club de adultos que acude a la biblioteca de Galápagos en Guadalajara para disfrutar de la lectura ABC
Francisca Ramírez

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La lectura se ha convertido, en tiempos de coronavirus, en el compañero inseparable tanto para los mayores como para los más pequeños. Viajar, imaginar y jugar para evadirse de un tiempo gris es lo que han intentado promover las bibliotecas públicas de Villar de Olalla (Cuenca) y la de Galápagos (Guadalajara) , que han visto reconocidos sus proyectos en el concurso de Proyectos de Animación a la Lectura «María Moliner» , promovido por el Ministerio de Cultura para dar visibilidad a estos espacios en los municipios de menos de 50.000 habitantes.

En el caso de la biblioteca de Villar de Olalla (1.270 habitantes) , su reconocimiento llega tras haber participado en ocho ocasiones . Este año han subido al podio de los diez mejores proyectos de animación a la lectura y su director, Juan José Alfaro, se muestra orgulloso porque este 2020 —marcado por el Covid-19— han tenido que poner imaginación para poder concurrir a este concurso nacional.

Abierta en 1999, tras 21 años cuenta con unos 700 usuarios que acuden asiduamente en busca de los libros y autores que les ayudan a evadirse de esta época de pandemia.

El proyecto —explica Alfaro— lo denominaron «Lee, Actúa y Conciénciate... Jugando», iniciativa que, debido a la situación de confinamiento, les obligó a organizar todas las actividades de forma virtual, por las redes sociales y a través de un blog.

Igualmente, presentaron una actividad denominada «Leer y Más», en la que los participantes han realizado verdaderas maravillas (vídeos, fotos, recitales…) tras la lectura de sus libros favoritos. También se realizó la grabación de la obra «Romeo y Julieta», realizada por los niños del pueblo.

Juan José explica que «las bibliotecas en entornos rurales son, en muchos casos, el alma del pueblo porque promueven la cultura y no son solo espacios para la lectura, sino que hacen más llevadero el día a día en lugares que muchas están bastante aislados de la ciudad».  Alfaro agradece que sean los niños y los jóvenes (un 60%) los que más leen en su pueblo. «Aunque con la pandemia, al no poder venir los niños solos, hemos visto que ha descendido el préstamo infantil-juvenil y ha aumentado el de los adultos», señala.

Algunos de los usuarios de la biblioteca de Villar de Olalla (Cuenca) ABC

Alfaro insiste en que la biblioteca va a seguir presente en la vida de los ciudadanos de Villar de Olalla. ¿Y si hay otro confinamiento? Pues seguiremos promoviendo actividades a través de las redes sociales», sentencia.

Enigmas, lectura y juegos

Por su parte, la biblioteca del municipio guadalajareño de Galápagos (2.412 habitantes) , reconocida en este mismo concurso por el Ministerio de Cultura, comenzó su andadura en el año 2004 y en algo más de tres meses contaba con 500 ejemplares . La directora María Teresa Aparisi Guardiola —más conocida como Mayte por sus vecinos— recuerda que este año supera las 8.000 referencias literarias. Además, tiene unos 600 usuarios , aunque son 200 personas las que más la utilizan al mes.

En una localidad tan pequeña, Mayte se considera una de las personas más afortunadas porque trabaja en el lugar que ella misma eligió. El entorno rural, alejado del ritmo frenético de la ciudad, permite un trato directo con cada lector que la visita. «Conozco sus gustos, vivencias y caprichos lectores . Los libros de nuestra colección los he preparado pensando en qué personas van a disfrutar de ellos», dice.

Las actividades las prepara «a la medida» porque sabe con qué medios cuenta y porque las puede ajustar a cada propuesta que pide el lector. «El trato directo es lo mejor que tiene el ser bibliotecaria de pueblo», dice.

Mayte se siente especialmente orgullosa de haber potenciado que participen en cada actividad la familia. «Reconozco que me vuelco más en el público infantil, pues hace ya unos años se vinieron a vivir aquí muchas parejas jóvenes y Galápagos se fue llenando de chiquillería, hasta el punto de hacerse necesaria la construcción de un nuevo colegio. Al pueblo le dio vida y a la biblioteca le entusiasmó tener que preparar lecturas para ellos. Los peques son mis mejores lectores», afirma. Aunque —matiza— el número de personas mayores que utilizan este servicio es cada día más elevado.

Escape Room

Al referirse al proyecto con el que han concurrido a este concurso, Mayte recuerda que el Covid-19 lo cambió todo. Tenía los Clubes de Lectura y había iniciado los «Jueves de juegos de Mesa», apoyando una teoría sobre lo positivo que es afrontar los juegos de tablero como la lectura de un libro, al fomentar que participasen familias completas entremezcladas en las mesas y que se convirtió en un encuentro intergeneracional.

Sin embargo, Mayte se quedó sola tras la declaración del estado de alarma. Entonces, decidió adecuar la sección de materias —que no se usaba mucho— y presentar esa sección a la comunidad lectora, cuando al fin pudieran regresar, a través de una «escape room» centrada en la CDU (Clasificación Decimal Universal —un sistema ideado por Dewey, un bibliotecario americano—. Así pasaron el verano: a través de enigmas y juegos, cada grupo participante (sólo uno cada día) debía acercarse y conocer qué temas se podían consultar en las cinco estanterías que acogen esa sección.

La bibliotecaria insiste en que el premio —10.000 euros— es una cantidad que nunca antes había manejado esta pequeña biblioteca rural , que se caracteriza por su austeridad a la hora de diseñar sus actividades. «Ya voy acariciando la idea de crear un espacio diferenciado que albergará lotes de lectura para nuestros clubes porque leemos lo que nos prestan otras bibliotecas y eso nos limita mucho», afirma. Mientras tanto, agradece que se hayan convertido, en época de pandemia, en una referencia para el buen lector.

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