La ardiente tradición de Alamillo

Los vecinos de este pequeño municipio de Ciudad Real despiden la Semana Santa quemando muñecas y manteando a Judas en una representación de la muerte del invierno y la resurrección de la primavera

Los vecinos exponen a Judas y a las muñecas que posteriormente serán quemados AYTO.

ABC

Alamillo, un pequeño municipio de unos 500 habitantes ubicado al oeste del valle de Alcudia, en la provincia de Ciudad Real, ha despedido la Semana Santa quemando muñecas y manteando a representaciones de Judas. Se trata de una tradición que aspira a ser declarada fiesta de «Interés Turístico Regional» , según indica a Efe la alcaldesa, Mercedes Escabias.

El ritual se celebra entre la noche del Sábado de Gloria y la posterior madrugada del Domingo de Resurrección (las muñecas se queman el sábado, mientras que los Judas se mantean el domingo).

Ambos representan la muerte del invierno y la resurrección de la primavera. A Judas se le identifica como el invierno que muere, duerme o baja a los infiernos cargando los pecados de la comunidad, que se expulsan así mágicamente, mientras que las muñecas personifican la primavera que retorna, trayendo el sol, la fecundidad y el amor.

La base de la construcción de la muñeca es una cruz de madera que pende de su brazo corto para ser colgada en dos cuerdas desde los balcones. El remate final se realiza con papel de colores variados mientras que la cabeza, adornada con un lazo, es una bolsa de tela donde se dibuja la cara y el pelo suele ser de papel, lana o tela. En la elaboración del Judas se buscan y recogen ropas viejas o pasadas de moda que se cosen con fuerza, del revés, por todas las aberturas y se vuelven del derecho.

Todos los personajes son expuestos durante la tarde del Sábado de Gloria para ser quemados a media noche en una calle llena de vecinos. Grupos de mozos suben a dos balcones opuestos en la calle, mientras que otros permanecen en el suelo atando las sogas a los brazos y manos de las muñecas con el fin de hacerlas girar para que comiencen a arder al ser volteadas en el aire. Después, es el manteo de los Judas, para lo que se utilizan habitualmente mantas viejas.

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