El Rey, durante la ceremonia de bienvenida en el Parlamento en Lisboa
El Rey, durante la ceremonia de bienvenida en el Parlamento en Lisboa - EFE

El Rey defiende ante la Asamblea de Portugal la fuerza de la «hermandad ibérica»

Don Felipe recibe un largo aplauso, al que no se sumaron los diputados comunistas ni del Bloque de Esquerda

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El Rey ha intervenido en la mañana de este miércoles ante la Asamblea de Portugal, una deferencia que está reservada a muy pocos jefes de Estado que visitan este país. Don Felipe intervino alternando el español y el portugués ante los 230 diputados lusos, entre los que se encontraban los 17 miembros del Partido Comunista Portugués y los 19 del Bloque de Esquerda, equivalente a Podemos. Uno de estos acudió a la Asamblea con una camiseta blanca que llevaba dibujada una bandera de la II República española. Cuando el Rey concluyó, recibió un largo aplauso de los diputados, que se pusieron de pie, excepto los comunistas, que se levantaron y no aplaudieron, y los del Bloque, que ni se levantaron ni aplaudieron.

Ante todos ellos, el Rey animó a buscar «el bien común» mediante «el debate y el acuerdo» «dentro de la legítima discrepancia» y con «una misma voluntad de acierto». Incluso sugirió que «muy probablemente» los asuntos que se debaten en los Parlamentos de los dos países «versan sobre cuestiones análogas».

Además, Don Felipe defendió la estrecha relación que mantienen España y Portugal, una «hermandad ibérica», dijo, que sirve «para apoyarnos solidariamente en momentos de dificultad» y para «adelantar nuestros respectivos intereses» en el seno de la Unión Europa.

Desde uno de los palcos de honor, la Reina siguió la ceremonia vestida con un conjunto de Carolina Herrera de color morado y con el pelo recogido en cola de caballo.

«Fortalezas compartidas»

En su intervención ante la Asamblea Portuguesa, Don Felipe tuvo un recuerdo para Don Juan Carlos, que también intervino en esta tribuna hace 27 años, y también para su abuelo, el Conde de Barcelona. Ante los parlamentarios portugueses, el Rey habló de las «fortalezas compartidas», como la pertenencia a Europa, Iberoamérica y la OTAN, la semejanza de ambas lenguas o la cooperación contra el terrorismo.

«La tranquilidad de portugueses y españoles debe mucho al trabajo codo con codo de nuestras respectivas Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad y Servicios de Inteligencia en la lucha contra el terrorismo, la delincuencia y la inmigración irregular», afirmó.

Dentro de esas «fortalezas compartidas», el Rey también se refirió a la energía. «España y Portugal queremos convertir a la península Ibérica en una alternativa rentable para el abastecimiento energético de Europa», afirmó y agregó que a ese fin se orientan «la reciente creación de un mercado ibérico del gas y la dinamización del mercado ibérico de la electricidad».

De Europa, dijo, «es nuestra cuna y nuestro destino común». De la OTAN, afirmó que «cuanto más libre y seguro sea el mundo, mejor irán España y Portugal». Y de Iberoamérica, agregó: «Portugueses y españoles sabemos que cuanto más próspera sea Iberoamérica, más próspera será nuestra común tierra ibérica, pero deseamos también, con nuestra prosperidad y con la europea, contribuir igualmente a la de las naciones hermanas». Igualmente, se refirió al «gran espacio lingüístico», compuesto por más de 750 millones de personas que hablan español y portugués, cuya semejanza constituye, según el Rey, «una de las bases fundamentales de nuestra fuerza y singularidad».

Tras el acto en el Parlamento, los Reyes se trasladaron a la residencia del embajador de España en Portugal, donde recibieron a una representación de la colonia española que vive en Lisboa.