El PSOE de Canarias afronta días de infarto con el «síndrome López Aguilar» en su memoria

Puede quedar doblemente herido: sin el Gobierno progresista que trató de construir y con una crisis de confianza con su aliado Nueva Canarias, por los pactos con el PP en ayuntamientos clave para esa fuerza nacionalista y sus críticas al presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales

José María Rodríguez

En una Canarias acostumbrada durante las últimas décadas a que ganara quien ganara las elecciones gobernaba Coalición Canaria, el PSOE ha vivido mucho tiempo sometido al temor de que, por amplia que fuera su victoria, los nacionalistas siempre podrían pactar con otro y dejarles fuera. «Como le pasó a Juan Fernando López Aguilar», es la frase a la que suele recurrirse cada vez que sale el tema para explicar ese precedente, que se ha constituido en todo un síndrome.

Ocurrió en 2007, cuando el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, apostó fuerte por conseguir el Gobierno de Canarias presentando a Juan Fernando López Aguilar, el ministro de Justicia bajo cuyo mandato se habían impulsado dos de las leyes de referencia de los socialistas: la de Violencia de Género y la reforma del Código Civil que reconocía el matrimonio homosexual.

En un momento electoral dulce para el PSOE en toda España, el político grancanario consiguió en las autonómicas de aquel año 26 diputados (de 60) para su partido en las islas, un resultado solo superado por el de Jerónimo Saavedra en el estreno de la autonomía en 1983 (27 diputados y la Presidencia).

López Aguilar intentó cortar el nudo gordiano de Coalición Canaria y su exigencia de seguir presidiendo Canarias fuera quien fuera su socio... y perdió el Gobierno. Paulino Rivero (CC) pactó rápidamente con José Manuel Soria (PP) y las aspiraciones de los socialistas de volver a gobernar Canarias se hundieron en la orilla.

El PSOE le devolvió la moneda a Soria en 2011 con un pacto que hacía de nuevo presidente a Rivero, pese a la victoria del PP, y en el tablero político quedó instalada la máxima de que, por mal que se le pongan las cosas, Coalición Canaria negocia como nadie.

El nuevo candidato socialista, Ángel Víctor Torres , ha desafiado ese paradigma en las últimas semanas, empujado, como López Aguilar, por una ola electoral favorable al PSOE en toda España, como se vio en las generales de abril y las autonómicas de mayo.

Los 25 diputados (de 70) que consiguió Torres se acercan a los 26 de López Aguilar de 2007, pero con una gran diferencia: esta vez el pacto ya no era cosa de dos frente a uno, sino que la fragmentación del Parlamento canario obligaba a explorar acuerdos a cuatro bandas.

En ese escenario político, el PSOE confiaba en cerrar la misma alianza que le ha permitido gobernar los últimos cuatro años el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria (con Nueva Canarias y Podemos), pero el desplome del partido morado (de 7 a 4 diputados) le complicó las cosas e introdujo una cuarta variable en la ecuación, la Agrupación Socialista Gomera y sus tres escaños.

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