¿Por qué llamaban «niñas canarias» a las mujeres británicas de las fábricas en la I Guerra Mundial?

Su trabajo era tan peligroso como estar en las trincheras. 950.000 «chicas canarias» hacían las municiones

J.L. Jiménez

La incorporación de la mujer en el sector industrial de la I Guerra Mundial se debió la presencia de hombre en el frente de batalla. La contribución de estas mujeres impidió que la vida industrial y comercial en el Reino Unido se detuviera y actuara como buena imagen para el esfuerzo bélico del país.

Durante el periodo de IGM, Gran Bretaña produjo 170 millones de proyectiles, cuatro millones de rifles, 250.000 ametralladoras, 52.000 aviones, 2,800 tanques y 25,000 cañones de artillería , y las municiones no eran solo armas; Se trataba de textiles, ropa, alimentos, bebidas, tabaco, metal, papel, madera y productos químicos. Y todo esto, en manos de las «niñas canarias» en la producción.

Se esperaba que las mujeres eduardianas fueran madres, cuidadoras y amas de casa . Pero como los hombres se iban a pelear en la guerra, las mujeres tenían que asumir trabajos que estaban hasta entonces en manos masculinas. A partir de 1914, millones asumieron trabajos tradicionalmente ocupados por hombres, como el trabajo de fábrica.

Pero la guerra también ofreció una oportunidad anteriormente imposible de acceder a mayor libertad y salir del hogar a miles mujeres. Esto elevó la voz del movimiento del sufragio para obtener el derecho al voto. Este derecho se recoge en la Ley de representación del pueblo de 1918 limitaba el posibilidad de votar a mujeres mayores de 30 años.

Llamaban «niñas Canarias» en el Reino Unido por su manejo del trinitrotolueno (TNT). La denominación surgió porque la exposición a TNT es tóxica , y repetida como lo hacían ellas, hacía que la piel adquieriese un color amarillo anaranjado que recordaba el plumaje de un pájaro canario.

«Eran conocidas como chicas canarias y su trabajo a menudo era tan peligroso como estar en las trincheras», destaca la Legión del Reino Unido. 950.000 trabajadoras de municiones. Muchas de ellas trabajaban 12 horas al día, seis días a la semana por un salario de 400 euros al mes, llenando proyectiles y balas de TNT y cordita.

Esta entrada en el mercado laboral marcó un gran cambio en la cultura profesional de las mujeres , ya que antes se esperaba que la mayoría se quedara en casa y criara niños, o que asumiera roles como el servicio doméstico .

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