Política

Pirineos, el olvidado baluarte de España frente al independentismo

Abrir pasos transfronterizos de gran capacidad rompería el histórico monopolio de Cataluña y el País Vasco

Vías abandonadas en la línea España-Francia a través de Canfranc Fabián Simón
Roberto Pérez

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Las tensiones independentistas refuerzan el Pirineo aragonés como pieza de seguridad para las comunicaciones entre España y el resto de Europa . Olvidado durante décadas en beneficio de los pasos laterales por Cataluña y el País Vasco, el Pirineo central asoma ahora con valor estratégico renovado y una oportunidad para impulsar históricos proyectos aparcados durante décadas. Entre ellos, la reapertura del ferrocarril de Canfranc, la construcción de un nuevo paso ferroviario internacional de gran capacidad, y la mejora de las comunicaciones transfronterizas por carretera. Hoy por hoy, las comunicaciones de España con el resto de Europa están monopolizadas por los pasos a través de Cataluña y el País Vasco .

Una gran puerta a Europa convertida, en pleno siglo XXI, en un enorme muro. Es la paradoja en la que sigue sumido el Pirineo central, el tramo aragonés de la cordillera, que sigue lastrado por décadas -muchas- de olvido. Los pasos transfronterizos laterales por el País Vasco y Cataluña fueron potenciados durante el siglo XX en régimen práctico de exclusividad. Y eso enterró la apuesta que en el período de Entreguerras habían hecho España y Francia en favor de las comunicaciones por el Pirineo aragonés. En 1928, el rey Alfonso XIII y el presidente de la República Francesa, Gaston Doumengue, inauguraron lo que fue un alarde para la ingeniería y la arquitectura de la época: el gran túnel ferroviario que atravesaba el Pirineo para conectar ambos países, y la flamante estación internacional de Canfranc , el pequeño pueblo oscense que se convertía así en gran puerta hacia el resto de Europa.

Aquella apuesta duró poco. Tras la II Guerra Mundial comenzó el declive, a la par que se potenciaban los corredores transfronterizos por País Vasco y Cataluña. Al final, la falta de inversiones, la falta de apuesta estatal -ni en España ni en Francia- hicieron sucumbir la vieja línea internacional.

Ahora, casi 90 años después de su inauguración, Canfranc sigue reivindicándose con fuerza y lo hace, además, con un argumento extra: no solo España, sino la UE, han de considerar al Pirineo aragonés como una pieza de seguridad para las comunicaciones terrestres ante las tensiones y amenazas del independentismo.

Reapertura del Canfranc

El órdago secesionista de Cataluña ha reforzado -y actualizado- el valor del Pirineo como puerta hacia Europa. Y es un argumento que -aunque con discreción- Aragón lleva años intentando hacer valer ante el Gobierno español y ante las autoridades europeas. En el último año y medio se han producido avances discretos, pero significativos. Así, la presión ejercida por las autoridades regionales de Aragón y de la francesa Nueva Aquitania han impulsado el proyecto de reapertura de la línea ferroviaria internacional de Canfranc con renovada complicidad de los gobiernos español y francés . En enero de este año, los ejecutivos de ambos países avalaron y asumieron el objetivo de lograr la reapertura de este tren internacional en el año 2024 - hacen falta unos 500 millones de euros -. Y en Bruselas también se ha logrado abrir brecha en respaldo de este proyecto, con el que se conseguiría dotar de un tercer corredor ferroviario entre la Península y el resto de Europa, rompiendo así el monopolio que se reparten el País Vasco y Cataluña.

La ambiciosa TCP

Mientras, sigue pendiente otro proyecto aún más ambicioso, el de la Travesía Central del Pirineo . Consiste en abrir un nuevo túnel ferroviario de gran capacidad y mayores prestaciones que la línea de Canfranc. Sería el segundo eje de comunicaciones transfronterizas a través del Pirineo aragonés -junto con el de Canfranc- y el de mayor capacidad, en competencia con el Corredor Mediterráneo.

En el año 2003, el Gobierno de España hizo que la TCP fuera incluida en el selecto grupo de obras prioritarias para la UE. Pero, años después, se cedió a la presión del nacionalismo catalán, que exigió exclusividad para el Corredor Mediterráneo . El Gobierno de Zapatero relegó la Travesía Central del Pirineo, y la UE -en consecuencia- aparcó este proyecto en el verano de 2011. En los últimos años se ha reflotado levemente, pero aún sigue empantanado en la fase de estudios. Algunos ven también en las tensiones independentistas un factor a tener en cuenta para relanzar con fuerza el proyecto de la TCP, el gran túnel que sería la puerta internacional de un eje ferroviario que pasaría por Zaragoza y que se bifurcaría en Madrid en dos ramales: uno hasta la costa portuguesa; otro hasta Algeciras.

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