Tribunales

Un joven depredador sexual, a la cárcel tras corromper a 17 menores

La Fiscalía pidió para él 40 años de prisión, la Audiencia de Zaragoza lo dejó en 17, pero no cumplirá más de seis

El acusado se hacía pasar por una joven en las redes sociales

D. A.

Un joven depredador sexual afincado en Zaragoza , Iván José H. M., acaba de ingresar en prisión tras ser condenado por haber presionado a al menos 17 menores de edad de distintos puntos de España para hacerse con imágenes pornográficas de ellos e incluso planificar encuentros íntimos en persona.

El acusado fue arrestado en el año 2013, cuando se destapó el caso. La lentitud con la que se tramitó judicialmente el caso le ha permitido beneficiarse de una atenuante por dilaciones indebidas . También se le han aplicado otras en la sentencia condenatoria, entre ellas la de confesión. El tribunal también ha admitido que este joven, que ahora tiene 29 años y es sordomudo, no era del todo consciente de la gravedad penal de su conducta.

La Fiscalía pidió para el 40 años de prisión, por haber sido culpable de múltiples delitos de corrupción de menores, elaboración de material pornográfico, abusos y amenazas. Las 17 víctimas que fueron localizadas por la Policía y que permitieron sustanciar las acusaciones tenían entre 9 y 17 años de edad cuando ocurrieron los hechos.

Frente a los 40 años de cárcel que pedía la Fiscalía , la Audiencia de Zaragoza impuso finalmente una pena de 17 años de prisión. Pero, según ha informado Heraldo de Aragón , al final el culpable no estará más de seis años entre rejas , porque la legislación establece que el máximo de cumplimiento efectivo es el triple de la máxima pena impuesta. A este joven se le impusieron condenas por múltiples delitos, pero, de todas ellas, de forma individualizada la mayor era de dos años de cárcel -por captar y utilizar a menores de edad para producir pornografía-.

Este joven se hacía pasar por una muchacha. Como tal se abría perfiles falsos en redes sociales, desde las que contactaba con menores de edad. Les engañaba haciéndoles creer que les mandaba imágenes de ella desnuda, pero en realidad eran estampas captadas de internet. Así les incitaba a que ellos le correspondieran con imágenes suyas de índole erótica o pornográfica. A partir de ahí empezaba una dinámica en la que, en ocasiones, incurría en la extorsión y la amenaza si el menor se negaba a seguir sus indicaciones.

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