Sociedad

El colmo del Ebro: campos que se secan por culpa de las inundaciones

La tardanza en reparar las redes de riego dañadas por la riada de abril multiplica las pérdidas en la ribera aragonesa

Campos ahogados por la riada del Ebro de mediados de abril Fabián Simón
Roberto Pérez

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Que una riada seque la tierra es una paradoja que, sin embargo, están sufriendo realmente en una larga lista de pueblos zaragozanos enclavados junto al Ebro . La razón del doble desastre reside en la tardanza con la que las administraciones están acometiendo las obras de reparación de las infraestructuras de riego. Eso hace que los mismos campos que sufrieron la inundación agonizan ahora por falta de agua .

La Asociación de Afectados por las Riadas de la Cuenca del Ebro (Asafre) ha alzado su voz para denunciar esta dañina paradoja que están padeciendo los campos ribereños. La cadena de pérdidas suma y sigue dos meses después de que pasara la devastadora riada del Ebro.

Primero fueron los cultivos arrasados . Después, la imposibilidad de sembrar por el estado en que quedaron los campos y por la anulación de los sistemas de riego –se optó por no sembrar ante el temor a que los cultivos no pudieran salir adelante-. Esto afectó a producciones especialmente implantadas en la zona, como el maíz. Y ahora, el problema está en los campos que, pese a haberse llegado a sembrar y a conseguir que prosperaran las plantaciones, ven cómo las producciones agonizan porque no pueden regarlas .

«La inundación afectó a terrenos de una veintena de pueblos del tramo aragonés del Ebro, y calculamos que a estas alturas hay entre 2.000 y 4.000 hectáreas afectadas por falta de riego », ha explicado a ABC en vicepresidente de Asafre, Luis Pablo Latorre. Salvo que las soluciones lleguen con rapidez, las pérdidas serán considerables por esa paradójica sequía causada por la lentitud en la reparación de las redes de riego dañadas por las riadas.

«Las pérdidas pueden ser muy cuantiosas. Corre mucha prisa reparar las infraestructuras», insiste el vicepresidente de Asafre. Las obras han comenzado ahora tímidamente, casi dos meses después de las inundaciones. «Se ha tardado muchísimo, han sido unos retrasos que consideramos injustificados y que achacamos a una descoordinación política entre administraciones que no es de recibo», afirma Latorre.

Y todo esto en unos pueblos que llevan años denunciando cómo sufren devastadoras riadas cada vez con más frecuencia [Aragón salva a Cataluña de verse inundada por el Ebro] . La sobreprotección del Ebro por criterios medioambientales impide realizar dragados para contrarrestar la obstrucción del cauce que se produce por la progresiva acumulación de materiales de arrastre . Ahora el Ebro necesita la mitad de agua que hace 50 años para desencadenar una inundación. Las riadas del Ebro han fulminado más de 300 millones de euros en los quince últimos años.

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