Arte

Belchite, al borde de perder lo que queda del viejo convento de las dominicas

Herido por la Guerra Civil, el abandono puso después el resto. Solo quedan los restos de la iglesia del convento, pero Hispania Nostra ha alertado que pueden derrumbarse en cualquier momento

Estado que presenta lo que queda de la iglesia del convento de San Rafael, en el Belchite Viejo Hispania Nostra

R. P.

Los restos del histórico convento de las dominicas de Belchite (Zaragoza) están al borde de perderse para siempre . Forma parte de lo que fue el conjunto monumental de esa localidad herida de muerte por la Guerra Civil que, al terminal la contienda, fue sustituida por un municipio de nueva construcción, el Pueblo Nuevo que creció junto a las ruinas del Belchite Viejo.

Durante décadas, el caserío del Belchite Viejo aguantó en pie, maltrecho y azotado por la ruina. Pero en pie. El problema llegó después, cuando el abandono lo condenó a una restauración imposible. Y, poco a poco, lo que quedaba en pie se iba viniendo abajo.

Del convento de las dominicas, construido en el siglo XVIII al gusto del barroco, solo quedó su iglesia. Y, de ella, aguantan en pie unos cuantos muros que dejan entrever la belleza que un día tuvo esa construcción y que son parte destacada de los restos histórico-artísticos que aguantan a duras penas en el Belchite Viejo.

El problema es que esos muros pueden venirse abajo en cualquier momento y perderse para siempre lo último de esa pieza del patrimonio de Belchite. Lo ha alertado la asociación Hispania Nostra para la defensa del patrimonio cultural y natural. Su ya famosa «Lista Roja del Patrimonio» español ha pasado a incluir a esta vieja y maltrecha iglesia de las dominicas, la iglesia del desaparecido convento de San Rafael de Belchite.

«Se encuentra en estado de ruina inminente», acaban de alertar desde Hispania Nostra, que reclaman una actuación urgente para consolidar esos restos y garantizar su conservación. El pavimento del templo «ha quedado completamente cubierto por vegetación que crece libremente en el interior» del edificio, «la fachada se mantiene pandeando sobre sí misma y con medidas de contención de carácter provisional desde hace más de una década», dos de los arcos que se conservan de lo que fue la artística estructura del edificio «presentan desplazamientos acusados en las dovelas, siendo los únicos restos que se conservan de la estructura de la cubierta». Y «los muros perimetrales han perdido en su gran mayoría el tramo superior y parte del segundo, y en aquellas zonas que se conservan lo hacen con grietas alarmantes».

Son algunas de las advertencias que acaba de lanzar Hispania Nostra, que también ha alertado de que la decoración que aún se conserva en el interior de la iglesia «ha quedado completamente expuesta a la intemperie, por lo que algunas molduras, cornisas y capitales ya se han desprendido y otras amenazan con hacerlo».

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