Teodoro García Egea: «El PP está hoy fuera de peligro ante un "sorpasso" de Ciudadanos»

El número dos de Pablo Casado subraya que todos los acuerdos que los populares han sellado con Cs y Vox «son moderados y respetan los principios y valores del PP»

El secretario general del PP Teodoro García Egea José Ramon Ladra

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En su partido le llaman «negotiator». El número dos del PP ha salido airoso de unas negociaciones con Ciudadanos y Vox en las que Pablo Casado se jugaba buena parte de su proyecto, tras el mal resultado electoral. Con los acuerdos de Andalucía, Madrid, Castilla y León y Murcia, más los de algunas de las grandes capitales de España, el optimismo ha regresado a Génova, donde el nuevo equipo nombrado por el presidente nacional se prepara para plantar cara a Sánchez y a sus aliados. García Egea, amante de los deportes de riesgo, asume el reto, junto a Casado, d e volver a situar al PP en La Moncloa en un tiempo récord.

—Haga una apuesta: ¿Habrá investidura de Pedro Sánchez o tendremos nuevas elecciones?

—Habrá investidura de Pedro Sánchez. Va a ser presidente con los mismos que le hicieron presidente en su momento. Lo único que ha hecho al no llegar un acuerdo en julio es rebajar el coste del acuerdo para él.

—¿El PP se plantea una vía de centro-derecha?

—Ante la insistencia de Pedro Sánchez, el PP ha puesto encima de la mesa esa opción, que suma más diputados que los que tiene Sánchez. Si quiere que gobiernen los constitucionalistas, la única opción es que él se abstenga y deje gobernar a aquellos que España sabe de verdad que no vamos a indultar a los presos, a quebrar el orden constitucional en Cataluña, a pactar con Bildu en Navarra ni a subir impuestos.

—Pero esa hipotética candidatura suena como un brindis al sol.

—Tenemos claro que Sánchez solo quiere rebajar el coste del acuerdo con Podemos. Y queremos que se visualice que igual de imposible o posible es que Sánchez pida la abstención a los constitucionalistas como que Casado gobierne con la suma de Ciudadanos.

—El «no es no» a Sánchez es muy clarito.

—Sí. Y si quiere un sí, que haga presidente a Casado.

—¿El acercamiento del PSOE a Bildu en Navarra puede pasarle factura o le saldrá gratis?

—Se verá. Yo no entraría en ningún sitio donde Bildu me abra la puerta, porque no me fío de lo que hay dentro. Navarra es el preludio de lo que veremos. Sánchez ya ha elegido a sus socios.

—En su partido a usted le llaman «negotiator». ¿Los pactos con Ciudadanos y Vox han difuminado el hundimiento electoral del PP?

—Es evidente que la fragmentación del centro-derecha no hizo que la noche electoral fuese algo de excesiva celebración. Pero es cierto que hace cuatro años el PP estaba solo, y cuatro años después hemos pactado con 12 formaciones políticas a nivel nacional, con más de 50 a nivel local y estamos llegando a acuerdos a un lado y otro. No solo hemos retenido o amortiguado esa caída electoral, como consecuencia del auge de otras formaciones políticas, sino que hemos conseguido pactar para mantener gobiernos de libertad en la mayor parte de España. El PP tocó suelo hace un año, y desde el 21 de julio del año pasado, cuando Pablo Casado fue elegido presidente, está en clara curva ascendente.

—¿Tener 66 diputados no es tocar suelo? ¿Cuántos habría obtenido una candidatura distinta a la de Casado?

—En algún momento antes del 28 de abril el PP estuvo muy por debajo de la cifra de 66 diputados y gracias a la reestructuración territorial, que hemos hecho de forma silenciosa pero continua, gracias a unas listas renovadas y gracias a un líder que se ha echado el partido a las espaldas, hoy podemos hablar de que tenemos gobiernos municipales en cuatro de las ocho grandes capitales y gobiernos autonómicos muy importantes.

—¿Hasta dónde habría caído el PP sin Casado, según sus cálculos?

—Había una curva descendente. Desde que Casado asume el liderazgo hay un repunte claro de cuatro puntos. Si la tendencia hubiese seguido como iba hasta entonces, hoy competidores directos como Ciudadanos estarían por encima del PP claramente, habría sorpasso. Y eso se evitó. El PP está hoy fuera de peligro.

—¿Qué mensaje se traslada a los españoles con los pactos del PP, Cs y Vox?

—Que el centro-derecha ha dado toda una lección a la izquierda y a Sánchez. El PP de Casado ha sabido poner de acuerdo a partidos distintos y ha sabido aglutinar.

—¿Con quién se ha sentido más cómodo negociando, con Cs o con Vox?

— Con Villegas (Ciudadanos) tengo una excelente relación, creo que nos diferencian muchas cuestiones, por eso estamos en partidos distintos, pero a la hora de poner sobre la mesa los intereses generales de Madrid y de España la verdad es que no ha sido difícil. En el caso de Vox, hemos tenido también buenas relaciones, algún altibajo, pero en los momentos difíciles se forjan las grandes amistades.

—¿Pero el PP está más cerca de Ciudadanos o de Vox?

—Personalmente no comparto muchas de las actitudes de Vox, y no comparto otras con Ciudadanos. No sabría decir si estoy más cerca de Ciudadanos o de Vox. Pero es verdad que Vox tiene que definirse en el Congreso con las iniciativas que presente, y Ciudadanos ahora mismo parece que también está haciendo oposición a Sánchez. Vamos a ver qué pasa esta legislatura.

—El presidente del PP situó a Vox en la extrema derecha. ¿Comparte esa definición?

—Bueno… Normalmente lo que dice Pablo Casado tiene mucho sentido. Por eso es nuestro presidente y por eso hoy es claramente la alternativa a Pedro Sánchez. Es cierto que algunos planteamientos que hace Vox serían homologables a países europeos que tienen formaciones de ese tipo, pero otros planteamientos no lo son, están dentro de la Constitución. A mí no me importa qué planteamientos haga cada partido, lo que me importa es que los acuerdos a los que lleguemos respeten los principios y valores del PP. Y todos los acuerdos a los que hemos llegado con Ciudadanos y Vox lo hacen. Luego en su casa que cada uno haga lo que quiera. Si Vox en sus mítines quiere decir lo que dice que sigan diciéndolo pero yo desde luego con Vox no voy a firmar el programa electoral de Vox, porque yo no soy Vox.

—¿Garantiza entonces que en ninguno de los acuerdos hay contenido de extrema derecha procedente de Vox?

—Sin ninguna duda. Los contenidos de los programas que estamos desarrollando con Ciudadanos y Vox son plenamente constitucionales y son de gobiernos de libertad, de centro-derecha y moderados.

—¿Y dónde sitúa a Ciudadanos?

—Tiene que situarse ahora. Ciudadanos al final nació con la suma de distintas sensibilidades, su propio líder se definió de una forma, luego de otra. Yo al final creo que Ciudadanos hoy se está nutriendo de exdirigentes de distintos partidos, con lo cual tiene que ser ellos los que se vayan definiendo.

—¿Cuando ve a Ángel Garrido o José Ramón Bauzá en la nueva ejecutiva de Ciudadanos, qué piensa?

—A mí Bauzá por teléfono me dijo que se iría a la farmacia cuando se fuera del PP. Y ahora lo veo en la ejecutiva de Ciudadanos. No sé, me confunde un poco este tema. Me lo dijo a mí. Le pregunté: ¿Pero te vas porque no te gusta la política? Y me contestó: No, no, me iré a mi farmacia a Mallorca. Y ahora está en la ejecutiva de Rivera…

—Albert Rivera pretende erigirse como líder de la oposición y alternativa a Sánchez, comerles el terreno, vaya. ¿Temen esa posibilidad?

—Si Albert Rivera quiere ayudarnos a hacer frente a Sánchez, bienvenida sea su ayuda. En este caso yo no compito con Ciudadanos ni con Vox, competimos con el Partido Socialista y Pedro Sánchez. No vamos a mirar a los lados, sino a lo que tenemos enfrente.

—Pero la pelea por el liderazgo del centro-derecha es una realidad. Hay dos líderes ahora mismo, que se disputan ser referentes en ese espacio.

— Si alguien quiere liderar el Partido Popular, tiene que presentarse a un congreso como hizo Pablo Casado. Y ahora mismo, quien quiera competir contra otro partido del mismo espectro se equivoca.

—Esta semana, Casado ha hecho oficial el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz en el Congreso. Es un perfil duro y próximo al aznarismo. ¿Es compatible con la idea de moderación y centralidad que quiere transmitir el PP?

—El PP y el grupo Parlamentario ha ganado un activo importante y Pablo Casado ha conseguido hacer un Comité de Dirección muy complementario. Todos los perfiles se complementan y aportan partes importantes que debe tener un partido que quiere ser el referente en España. Cualquier español que mira al Comité de Dirección del PP encuentra algo en lo que se siente representado.

—Algunos barones han recelado del nombramiento de Álvarez de Toledo, entre otros. ¿Cómo les convencería de que son acertados?

—Yo hablo con muchos de ellos, han visto un Comité Ejecutivo que representa a los territorios, que tiene representantes de toda España. Pero esto es un partido, no es una secta, y se puede opinar y hablar libremente.

—Con los nuevos nombramientos, ¿el PP de Casado ha roto las ligaduras con otras etapas del pasado?

—Efectivamente. El PP mira al futuro. Tenemos unas raíces de las que no renegamos, porque formamos parte de ellas, tanto Pablo Casado como yo hemos estado en el anterior equipo de Rajoy. Pero es evidente que Casado se ha ganado la legitimidad y el derecho de romper ligaduras con el pasado y hacer su equipo y creo que ha acertado de pleno.

—Rompen con la etapa de Rajoy, pero la sombra de Aznar sigue muy presente en el partido.

—Yo no he hablado con él hace meses. El que está presente hoy en el PP es Pablo Casado, los vicesecretarios y toda la dirección nacional, ese es el PP real. Intentar retrotraernos a momentos pasados puede ser un ejercicio de análisis interesante, pero creo que no responde a la realidad.

—El PP no acaba de desprenderse del fantasma de la corrupción. Ahora pueden ser imputadas Aguirre y Cifuentes. ¿Les sigue pesando demasiado?

—Lo mejor es esperar a que la justicia hable porque hemos visto casos muy sonoros que finalmente han quedado archivados. Pero el PP ha pasado página en unos casos que forman parte del pasado.

—Un año después del congreso nacional, ¿queda algo en el partido del resto de candidaturas? ¿Queda algo del sorayismo?

—Yo al sorayismo he estado buscándolo, incluso antes del congreso, y no lo he encontrado. He encontrado gente que decidió apoyar a Soraya Sáenz de Santamaría libremente, y que una vez que Pablo Casado fue presidente, llamaron y se pusieron a su disposición. No puede hablarse de corriente. No encuentro rastro del sorayismo y todo eso.

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