El teniente de la Guardia Civil estuvo en cuatro despliegues contra sus agresores de Alsasua

«Es un delito de odio. Los atacaron simplemente por pertenecer a la Benemérita, que ha tenido un papel clave en la derrota total de ETA»

Alsasua (Navarra) Actualizado: Guardar
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«Fue un delito de odio, contra la Guardia Civil, por todo lo que ha representado en la derrota total y sin paliativos de ETA». Esta es la explicación que las fuentes consultadas por ABC dan al salvaje ataque sufrido en la madrugada del pasado sábado por un teniente y un sargento y sus respectivas parejas en un bar de Alsasua, a manos de una jauría de medio centenar de individuos del movimiento Ospa de la izquierda abertzale. La investigación, además, aporta indicios en esa línea. «Pero debe quedar claro que Alsasua no son los descerebrados que han cometido esta atrocidad; es más, la reacción general del pueblo ha sido de apoyo y solidaridad», añaden las mismas fuentes.

Ese crimen de odio

, similar a los delitos de xenofobia u homófobos aunque lógicamente con otras motivaciones, se aprecia con nitidez en la sucesión de acontecimientos que acabaron en la salvajada del pasado día 15. El teniente llegó a Alsasua hace aproximadamente un año. Desde el principio una de sus prioridades fue mantener las mejores relaciones con las autoridades locales, y por supuesto con la población a la que debía dar servicio. Un detalle de su vida personal le ayudó a romper el hielo: su novia es precisamente de este pueblo, donde estudió y donde su familia es muy conocida por regentar un establecimiento.

Avances

Poco a poco, este oficial recién salido de la Academia, sin experiencia por tanto pero comprometido con su vocación, ha conseguido avances en la normalización de las relaciones con el Ayuntamiento gracias también a que Bildu perdió la Alcaldía en favor de Geroa Bai. La hostilidad hacia el Instituto Armado, obviamente, se redujo bastante a partir de entonces.

Los nuevos tiempos dieron paso a algo que puede considerarse histórico en este pueblo, donde la presión proetarra, hasta la derrota de la banda hace ahora cinco años, era dura y constante. «En junio pasado el teniente organizó, por primera vez, una exhibición de la Guardia Civil en uno de los colegios del pueblo; por supuesto, en uno concertado, porque en uno público sería aún, a día de hoy, imposible. Pero fue un paso muy importante en ese objetivo de plena integración de la Benemérita en la vida de la localidad», explican las fuentes.

El acto se realizó por la mañana, en el patio del colegio. El movimiento Ospa, formado por medio centenar de jóvenes de entre 20 y 30 años manejados por elementos veteranos de la izquierda abertzale, intentaron boicotear la exhibición. No lo consiguieron por el oportuno dispositivo desplegado por la Guardia Civil, dirigido entre otros mandos por el teniente, que actuó, como es lógico, de uniforme, a cara descubierta y sin ningún tipo de complejos.

Desde 2011

Este episodio hizo mella en ese colectivo radical, cuyo «leit motiv» es la salida de lo que llaman «fuerzas de ocupación»; es decir, la Guardia Civil y la Policía foral de Navarra. Precisamente, para conseguir este objetivo el movimiento Ospa organiza en Alsasua cada final de agosto desde 2011 el «Ospa Eguna» (día de la huida).

Esta «celebración», cuyo lema es «Alde Mendi» (Fuera de Aquí), ha alcanzado cierta notoriedad mediática en toda España porque en ella se producen escenas lamentables como el intento de ridiculizar al Rey o, el 27 de agosto de este año, la simulación de la toma del cuartel de la Guardia Civil de la localidad para expulsar a la Benemérita del pueblo.

Además, hay una especie de recorrido carnavalesco por las calles del pueblo y por supuesto la hostilidad hacia el Instituto Armado es palpable. No obstante, la participación es pequeña. El teniente agredido también participó en el dispositivo de seguridad desplegado este año con motivo del Ospa Mendi, de nuevo a cara descubierta y de uniforme. En ese operativo habló con los cabecillas de los convocantes para evitar que la situación se descontrolara y hubiera que tomar medidas contundentes.

Carga policial

Muy pocos días después de aquello, el 3 de septiembre, se produjo un nuevo episodio, esta vez en la localidad de Echarri Aranaz, a pocos kilómetros de Alsasua. Esta vez se trataba de una manifestación ilegal convocada por la organización proetarra ATA, dedicada a la defensa de los terroristas encarcelados. El teniente jefe del puesto de Alsasua también participó en el despliegue, también a cara descubierta y llegó a mantener varias conversaciones con los convocantes para que se disolviesen, toda vez que se trataba de un acto no autorizado por la Delegación del Gobierno de Navarra. Como los manifestantes, pocos cientos de individuos, no lo hicieron, la Benemérita se vio obligada a cargar y a utilizar medios antidisturbios, botes de humo incluidos.

El último episodio de la cadena de acontecimientos que desembocaron en la salvaje agresión del sábado de la semana pasada se produjo el Día del Pilar, patrona de la Guardia Civil. El teniente organizó los actos de celebración, que este año además tenían como novedad que el vino que se ofrece en todos los acuartelamientos de España se celebraría en el exterior del mismo, para facilitar la presencia de vecinos. Al salir de la misa celebrada en la Iglesia, el movimiento Ospa intentó amedrentar a los asistentes con gritos de «¡Fuera de aquí!», entre otros.

Por supuesto, el oficial, como es lógico de uniforme y a cara descubierta, se dirigió de inmediato a los radicales para pedirles que se marcharan de allí y dejaran de provocar. Se vivieron momentos de tensión pero los incidentes no pasaron a mayores. La única consecuencia fue que el vino se ofreció dentro de la casa cuartel para evitar más problemas con los alborotadores.

Cabecilla de Ospa

Es importante destacar que al menos en tres de estos sucesos estaba presente Jokin Unamuno, uno de los cabecillas del movimiento Ospa detenido por una dotación de la Policía Foral de Alsasua como uno de los autores de la paliza sufrida por los dos guardias civiles y sus parejas. Y hay un segundo elemento importante: este sujeto no estaba en el bar en el momento que comenzaron los sucesos, sino que fue avisado por alguno de sus compinches de la presencia del teniente.

Con todos los datos disponibles, el planteamiento de la investigación, que realiza el Servicio de Información y la Policía Judicial de la Comandancia de Navarra y la Policía Foral, es considerar la brutal paliza como un delito de odio, de modo que a sus autores se les pueda aplicar la última reforma del Código Penal. «No fueron a buscar al teniente, al sargento y a sus parejas como tales; se los encontraron de forma casual y al reconocer al primero, decidieron atacarlos de forma cobarde solo por pertenecer a la Guardia Civil, Institución a la que odian y que es blanco frecuente de sus ataques», sostienen las fuentes consultadas. Y añaden: «Además, sabían que a quien golpeaban era el máximo responsable de la casa cuartel; probablemente si hubieran reconocido a un guardia no hubiesen actuado igual».

No hay jurisprudencia

La juez encargada del caso tiene ante sí un serio dilema, ya que no hay jurisprudencia alguna. También la Fiscalía tendrá que estudiar a fondo el asunto, porque si no se da una respuesta judicial contundente se corre el peligro de que los agresores, o imitadores de otras localidades de Navarra y el País Vasco, se envalentonen y perpetren barbaridades como ésta. «Estas cosas o se cortan de raíz o luego se pagan las consecuencias».

De momento, la voluntad del teniente y del sargento es continuar su trabajo en Alsasua, aunque sus parejas, que han sufrido un shock muy fuerte, también tienen algo que decir. El oficial descansa desde el miércoles con su familia en Valencia, tras las últimas curas de su tobillo roto; el sargento, aún dolorido, se ha reincorporado ya a su puesto. Su moral y la de sus compañeros está alta. Nada han conseguido los descerebrados llenos de odio que los atacaron. La Guardia Civil sigue y seguirá firme, en su sitio.

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