Siete días de pesadilla: así se hundió el PSOE

Cronología de una «semana horribilis» para el partido, que empezó con un batacazo en Galicia y País Vasco. Luego llegaron, para sonrojo de la formación, los ataques de Felipe González y la guerra televisada en Ferraz

Madrid Actualizado: Guardar
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La «semana horribilis» del PSOE comenzó en domingo. El partido se asomó a las elecciones gallegas y vascas como quien mira al interior de un pozo. Los sondeos venían tocando a debacle y los pronósticos se cumplieron: Podemos adelantó al PSOE tanto en Galicia como en Euskadi. Esa noche el partido guardó silencio. Solo César Luena se manifestó, y lo hizo por escrito:

«En definitiva —concluía el documento— es un resultado negativo en ambas comunidades autónomas, también les diré en una campaña con unas condiciones muy difíciles para el PSOE».

¿A qué se refería César Luena? Seguramente a la división del partido. Desde hacía semanas la crisis del PSOE dejó de ser «interna» para ser televisada. Los dos días siguientes a las elecciones fueron una resaca leve comparado con todo lo que sucedió el miércoles, día negro para la formación.

Ese miércoles, Pedro Sánchez desayunó con las críticas de Felipe González, que le dejó de mentiroso. «El 29 de junio [Sánchez] me explicó que pasaba a la oposición, que no intentaría ningún gobierno alternativo y que votaría contra la investidura del Gobierno del PP, pero que en segunda votación pasarían a la abstención para no impedir la formación de gobierno», dijo en la SER.

Como un acto reflejo, esa misma tarde llegaron a Ferraz 17 dimisiones. El sector crítico presentó una lista con 17 renuncias de miembros de la Ejecutiva que, unidas a tres vacantes anteriores, iban a ser suficientes para forzar la disolución de la Ejecutiva socialista. El sábado era el día clave, y tras 11 horas de diálogo, recesos y broncas, Sánchez tuvo que dimitir.

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