«Si Puigdemont vuelve a España van a capturarlo y le meterán en la cárcel»

Tres prestigiosos penalistas catalanes creen que no volverá y, si lo hace, lo detendrán

Puigdemont, durante un acto en el que participó en Escocia EFE / Vídeo: Trapero: «Teníamos un dispositivo previsto por si se tenía que detener a Puigdemont o a los consellers si se nos ordenaba»
Salvador Sostres

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Carles Puigdemont no tiene ninguna posibilidad de no ser detenido si cumple su promesa de regresar a España en el caso de ser elegido eurodiputado. Los abogados consultados por ABC aseguran que en el momento de pisar territorio nacional será inmediatamente detenido y en perfecto cumplimiento de la Ley.

El penalista José María Fuster Fabra, que logró la puesta en libertad de Sandro Rosell cuando empezó su juicio en la Audiencia Nacional, entiende que «si en España hay una orden de búsqueda y captura en vigor, como efectivamente la hay, lo van a capturar sin ningún tipo de duda, y lo meterán en la cárcel. Luego, desde la cárcel, le permitirán acudir a recoger el acta, pero detenido, y para devolverlo a prisión cuando finalice el trámite».

Javier Melero, abogado de cabecera de Convergència, y concretamente de Quim Forn y de Meritxell Borràs en el juicio al «procés» en el Supremo, explica que «el Parlamento Europeo solo le da inmunidad para lo que está relacionado con el ejercicio de su cargo». Del mismo modo lo ve Josep Riba, abogado también en el juicio del Supremo del exconsejero de Justicia, Carles Mundó: «En la aplicación de la Ley hay que buscar siempre el sentido común y no sería lógico que uno que ha matado a mil personas se hiciera eurodiputado para no poder ser detenido. Sería un fraude de ley. Puigdemont se encuentra ahora mismo en rebeldía, porque el juez Llarena retiró la orden europea de su detención, pero la nacional continúa en vigor».

«El procesado rebelde»

En el anuncio de su promesa de regresar a España a recoger el acta de diputado, en caso de ganarla, Puigdemont señaló también que la inmunidad entra en vigor en el mismo instante de ser elegido. Es algo que los tres letrados igualmente rechazan. Riba asegura que «no puede gozar de inmunidad para recoger el acta», y Fuster Fabra que «para recoger el acta se requiere su presencia física en España».

Sobre el acto concreto de la detención, Melero matiza que «es cierto que, en principio, la policía no puede detener a un eurodiputado si no es la flagrante comisión de un delito , es decir, si no lo pillan con las manos en la masa, y a esto se aferran los abogados del expresidente, Jaume Alonso-Cuevillas y Gonzalo Boye, pero también es verdad, y es una verdad que pesa más, que Puigdemont ya tiene una orden de detención en contra, por la que el fiscal Zaragoza se refiere a él como procesado rebelde». Riba cree que esta misma orden, dictada por el juez instructor Pablo Llarena, sería suficiente para detenerle, y en cambio Melero es de la opinión que «tal vez sería necesaria una actualización y que el juez dictara una nueva orden específica para detenerlo en las circunstancias concretas de su regreso».

No es la primera vez que Puigdemont promete a sus votantes que si gana las elecciones regresará a España a ejercer sus responsabilidades. « Ser vuestro presidente es un honor que merece asumir riesgos», afirmó en la campaña electoral del 21 de diciembre, en la que su propaganda electoral aseguraba que cada voto para su candidatura acercaba «al presidente a casa».

Los votantes confiaron en él, se creyeron su propaganda, y una vez más y en las últimas semanas, Convergència derrotó a Esquerra: y aunque las elecciones las ganó Ciudadanos -fueron las primeras elecciones al Parlament en 37 años que no ganaba Convergència-, Puigdemont logró los apoyos suficientes para ser investido presidente. Pero al final, y en contra de lo que había prometido, el honor de serlo no fue suficiente. A pesar de que había asegurado que estaba dispuesto a ir a la cárcel para ser el presidente de los catalanes, rechazó cumplir su promesa, precisamente por no ir a la cárcel.

Los letrados consultados por el periódico creen que la nueva promesa de Puigdemont está enmarcada en la propaganda electoral, como también lo estuvo la primera. Su apuesta es contundente y unánime, en el sentido de que en esta ocasión, tampoco volverá.

Esquerra

Es lo mismo que piensa Esquerra, aunque no se atreve a decirlo claramente, por miedo a perder una parte de sus votantes que simpatizan con el expresidente. Los republicanos, que hasta hace muy poco se veían los claros vencedores del ciclo electoral que empieza el mes que viene, están comprobando en las encuestas que el «efecto Sánchez» va a hacer que los socialistas ganen, muy probablemente, las elecciones generales en Cataluña; y el auténtico clásico de la política catalana, que nunca es Cataluña contra el Estado, sino Convergència contra Esquerra, por ver quién se hace con la hegemonía del independentismo, se dará esta vez en las elecciones europeas.

Un Junqueras encarcelado y sin nada nuevo que decir se enfrentará a un Puigdemont libre de hacer campaña cuando quiera y donde quiera, salvo en España, y con la heroicidad de haber prometido su regreso si vence. Que sea mentira no es para él electoralmente relevante: basta con ver la cantidad de mentiras que sus seguidores se han tragado, y le continúan votando.

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