Seis guardias civiles heridos en la valla de Melilla tras una batalla campal con inmigrantes

Expulsados veinticinco subsaharianos cuando habían alcanzado ya el terreno entre vallas

La Guardia Civil vigila la valla de Melilla, donde ayer se produjo el asalto masivo IGNACIO GIL

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La presión migratoria sobre las vallas de Ceuta y Melilla parecía haber dado un respiro, pero a primeras horas de la mañana de ayer un nuevo asalto masivo en la segunda de las ciudades autónomas recordó que en cualquier momento puede subir la tensión. En este último episodio, protagonizado por unos 200 individuos perfectamente organizados, medio centenar de inmigrantes irregulares consiguieron entrar a la fuerza en España, mientras que el resto pudo ser rechazado por la actuación tanto de la Guardia Civil como de fuerzas marroquíes. La duda ahora es si este suceso es solo un hecho aislado, como creen fuentes de la Guardia Civil consultadas por ABC, o el primer síntoma de que comienza un nuevo cambio de tendencia.

Una vez más el Gobierno demostró que el discurso «buenista» de los primeros meses ha dado paso, tras poco más de doce meses de baño de realidad, a otro más contundente. Como ya ha sucedido en otros episodios similares -el último en Melilla el pasado mes de mayo- las Fuerzas de Seguridad expulsaron a Marruecos sobre la marcha a los 25 «sin papeles» que fueron neutralizados en el terreno entre vallas , una práctica que hasta no hace mucho tiempo líderes socialistas consideraban ilegal por tratarse de una «devolución en caliente».

Dados de alta

Interpretaciones jurídicas al margen, el episodio de ayer, ocurrido al filo de las siete de la mañana, demuestra que quienes protagonizan estos asaltos, en este último caso subsaharianos, ya no lo hacen a la desesperada, sino que están perfectamente organizados para conseguir el objetivo. Además, no dudan en utilizar la violencia , como lo demuestra el hecho de que seis agentes del Instituto Armado resultaran heridos y tuvieran que ser evacuados en ambulancias, aunque ninguno de ellos tuvo que quedar ingresado tras ser atendidos en el hospital de sus lesiones.

Fuentes de la Delegación del Gobierno en Melilla precisaron que el intento de entrada irregular se produjo por la zona norte de Melilla, entre los Pinos de Rostrogordo y el Río Nano. Los inmigrantes irregulares utilizaron garfios, además de piedras y otros objetos como arma arrojadiza contra los agentes, que pudieron dar una rápida respuesta porque la llegada de los subsaharianos pudo ser detectada por los equipos de vigilancia antes de que llegaran a la valla.

De inmediato, la Guardia Civil activó su dispositivo antiintrusión, en el que participaron agentes del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) y el helicóptero de la Guardia Civil, además de tres patrullas de la Policía Nacional y dos de la Policía Local.

También en el lado marroquí hubo una actuación rápida y contundente, hasta el punto de que sin su trabajo las consecuencias del asalto masivo hubiesen sido bastante peores. De hecho, al otro lado de la frontera, las fuerzas de Rabat interceptaron a unos 70 inmigrantes, mientras que el dispositivo de la Guardia Civil conseguió neutralizar a otros 25 individuos entre el vallado, que fueron devueltos a Marruecos de forma expeditiva y de acuerdo con los protocolos suscritos por los dos países.

Sin embargo, pese a este despliegue policial y la alerta temprana de este intento de entrada, un buen número de inmigrantes tuvieron tiempo para dispersarse en un radio de acción superior al kilómetro y medio, lo que permitió a medio centenar saltar la valla . Una vez en territorio español, como es habitual, se dirigieron directamente al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), donde como es lógico fueron atendidos.

Dos de estos subsaharianos tuvieron que ser evacuados en ambulancia al hospital, uno con una fractura abierta de tibia y peroné y el otro con diversas contusiones. En cuanto puedan valerse por sí mismos serán devueltos al CETI con el resto de sus compañeros.

Falta de medios

La Asociación Española de Guardias Civiles (AEGC) denunció en un comunicado la «violencia» y «agresividad» empleada y criticó la falta de medios con la que, según su opinión, trabajan sus compañeros. Así, asegura que los agentes no contaban con material antidisturbios. Según explicaron, los guardias civiles que «habitualmente» vigilan el perímetro fronterizo van pertrechados para hacer vigilancia ciudadana en un campo de maíz, por lo que durante el intento de salto de ayer por la mañana había algunos «que no tenían ni chaleco antitrauma».

«Este ha sido un nuevo asalto muy violento con unos inmigrantes que se han comportado de manera agresiva, sorprendiendo, especialmente, el empleo de esa agresividad en el cuerpo a cuerpo con los compañeros que estaban de servicio», dijeron desde la AEGC. Según precisó la asociación, de los seis agentes que han resultado heridos, uno de ellos tiene la nariz rota «como consecuencia del cabezazo que le propinó uno de los asaltantes de la valla». Los inmigrantes atacaron con piedras desde el otro lado de la valla y, además, los que lograron saltarla «se enfrentaron a los agentes; han perdido el miedo porque saben que son superiores y no tenemos protección», insisten estas fuentes. «A un puñetazo o una pedrada no se responde con un arma de fuego, pero sí con otro tipo de material antidisturbios que garantice la seguridad del guardia civil y la vida del inmigrante».

Además, la AEGC denuncia el «enquistamiento de la tensión» en la frontera. «Los inmigrantes ya no son solo hombres y mujeres desesperados. Ahora a esa desesperación se suma una perfecta organización, en la que la violencia es su baza principal para lograr que en cada asalto entre el mayor número de ellos».

Agradecimiento

Eso sí, la asociación reconoce el trabajo de las «Fuerzas Auxiliares marroquíes, que han colaborado con los guardias civiles en todo momento». También «la rápida respuesta» de agentes del GRS «que están de refuerzo en verano y los de Seguridad Ciudadana que en seguida se desplazaron a la valla».

Asimismo, subraya la importancia de la colaboración de la Policía Nacional y de la Policía Local «que ha cerrado el perímetro». «No hace ni una semana que se anunció la entrega a Marruecos de material móvil por valor de 26 millones de euros ¿no había ni una pequeña partida presupuestaria para dotar a los guardias de Melilla y de Ceuta del material necesario para su autoprotección y para repeler estos ataques?», se pregunta la asociación.

El último asalto a esta valla se produjo el pasado 12 de mayo cuando 52 subsaharianos entraron en Melilla. Otro medio centenar no lo consiguió. En ese suceso hubo otros cuatro guardias civiles heridos leves.

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