La presidenta de Navarra, Uxue Barkos
La presidenta de Navarra, Uxue Barkos - efe

Sectores políticos, económicos y sindicales muestran su indignación con el giro euskaldún de Barkos

El 3 de junio, 23.000 personas salieron a la calle «en defensa de la bandera de Navarra»

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La decisión del Parlamento de Navarra de derogar la Ley foral de Símbolos por la que se prohibía que en los balcones oficiales ondeasen banderas de otras comunidades autónomas fue la gota que colmó el vaso de buena parte de la población navarra. El 3 de junio, 23.000 personas según la Delegación del Gobierno de España, salieron a la calle «en defensa de la bandera de Navarra». Fue la mayor manifestación vivida en Pamplona en los últimos años.

Pero esta protesta no era más que la punta del iceberg. En los dos años que el cuatripartito navarro está al frente de las instituciones, la indignación de buena parte de la población ha ido incrementándose en distintos ámbitos, no sólo en el identitario.

Política

«Este es un gobierno que llega mintiendo. Llega hablando de los derechos de los ciudadanos, de que hay que revertir los recortes, de la política social, llega describiendo una Navarra del desastre, una Navarra en una situación de extrema necesidad. Y es mentira», afirma el presidente de Unión del Pueblo Navarro, Javier Esparza.

«Los navarros querían un cambio político, un cambio social, un cambio de progreso. Y lo que nos estamos encontrando es con un cambio identitario, con demasiado peso nacionalista. De hecho, las medidas más importantes que estamos tramitando en estos meses es el tema de la bandera, del euskera…», confirma la secretaria general del Partido Socialista de Navarra, María Chivite.

«La situación de Navarra y los navarros desde que gobierna el cuatripatito es una situación muy preocupante por la deriva que está llevando con el objetivo de seguir la ruta del nacionalismo vasco», opina la presidenta del Partido Popular en Navarra, Ana Beltrán.

Educación y Administración Pública

La imposición del euskera, por ejemplo, ha logrado la protesta unánime de los funcionarios. «Con la demagogia de que si alguien va con el euskera hay que atenderle, a quienes no saben euskera se les envía para la parte de atrás de la oficina, se les quita de cara al público. Por lo que los funcionarios están nerviosos», afirma el presidente de la Asociación de Funcionarios de la Administración Pública de Navarra (Afapna), Juan Carlos Laboreo. Y estas medidas se toman en lugares, como la Ribera de Navarra, donde el 97,1% de la población no sabe euskera.

La imposición del euskera no es un problema del momento actual. Sobre todo es un problema de cara al futuro, «porque los ciudadanos se van a encontrar que el día que sus hijos quieran acceder a la administración pública van a estar en desventaja si no saben euskera».

Pero los ciudadanos navarros pueden estar tranquilos. Cuando sus hijos puedan acceder a la Administración pública sabrán euskera. Si nos atenemos a la campaña de prematriculación de Educación Infantil, en Navarra sólo existe el modelo D, el que se enseña únicamente en euskera. Tuvo que ser la Asociación de Directores de Colegios Públicos de Educación Infantil y Primaria de Navarra quien publicitara que también existen otros modelos educativos. Se trata “de un ataque directo a la línea de flotación que no es más que la libertad de los padres a la hora de elegir”, protestan desde la Confederación Católica de Padres de Alumnos (Concapa).

Subida de impuestos

El acceso a la Administración Pública será la mejor manera de lograr un trabajo medianamente estable ya que el Gobierno de Navarra se está encargando de dilapidar la empresa privada.

«En estos años ha ocurrido algo verdaderamente importante desde el punto de vista económico y es la reforma del sistema fiscal, que es francamente mala para los empresarios, los contribuyentes, para las empresas en general», afirma el presidente de la Confederación de Empresarios de Navarra (CEN), José Antonio Sarría. El presidente de la patronal pone especial hincapié en el Impuesto de Patrimonio. «Aquí tenemos un impuesto de patrimonio francamente alto. Y eso es negativo porque invita a muchas familias, personas a marchar a otros lugares de España. Por ejemplo Madrid, que tributa sólo el 1%. Por lo que no sólo se pierde impuesto de patrimonio, sino IRPF», considera Sarria.

Y eso sin considerar que el Impuesto de Sociedades actualmente es el más alto de España, con un 28% y que también ha subido de forma importante las retenciones del IRPF. «Cuando la Administración marcó la recuperación salarial del 1% para este año, en la práctica se nos recortó también por la subida de las retenciones del IRPF», apunta Juan Carlos Laboreo.

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