El secesionismo teme un pinchazo en la Diada de la desunión

El número de inscritos en la manifestación del 11 de septiembre alcanza la cifra más baja desde que arrancó el proceso soberanista

Manifestantes durante la Diada del año pasado INÉS BAUCELLS

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Desde que la masiva manifestación de la Diada del año 2012 marcó oficiosamente el inicio del llamado proceso soberanista –tras esa marcha Artur Mas disolvió el Parlamento catalán buscando una «mayoría indestructible» que al final lo dejó a merced de ERC–, las sucesivas convocatorias del 11 de septiembre han servido al independentismo para mostrar músculo movilizador y, en momentos puntuales, presionar a los partidos para seguir adelante con la agenda rupturista.

La de 2019, tal y como se reconoce desde la Assemblea Nacional Catalana (ANC) –la entidad que junto a Òmnium Cultural organiza las manifestaciones– es quizá la Diada más difícil. Con los líderes del golpe separatista de 2017 a la espera de sentencia, el Govern paralizado y los partidos secesionistas peleados entre ellos entre la desorientación total del movimiento, la Diada de este año puede ser la menos concurrida de los últimos años.

Una caída contundente

Según informó ayer la propia entidad, el número de personas apuntadas a la marcha ha caído un 25 por ciento , y se sitúa en un total de 37.500. No obstante, la caída es más contundente si se compara con el año 2013, cuando por estas fechas había más de 300.000 personas inscritas para participar en la cadena humana que unió Cataluña de norte a sur. En 2014, cuando la ANC logró llenar la Diagonal y la Gran Via de manifestantes, se superaban los 100.000 inscritos por estas fechas, y otro tanto sucedió en la Diada de 2017, previa al referéndum del 1 de octubre .

Es una obviedad política que el momento álgido del «procés» ya ha pasado, y ello se refleja en los ánimos con los que se prepara la Diada de este año. Con todo, la ANC trata de restar importancia al descenso en el número de inscritos. Así, interpretan el retroceso como una consecuencia del hecho de que este año no se haya organizado ninguna «performance» y que, por tanto, los asistentes no están viendo la necesidad de inscribirse, aunque sí tengan la intención de ir. En otros años la entidad ha organizado cadenas humanas, grandes mosaicos y todo tipo de operaciones que requerían que los asistentes supieran el lugar exacto o tramo en el que se iban a colocar. En este sentido, la entidad asegura que el número de autocares fletados o camisetas vendidas – una de las vías de financiación más importantes de la ANC – está al nivel de otros años.

«Aquelarre purificador»

Las cifras de participación difundidas ayer, en cualquier caso, son un toque de atención para un movimiento que se manifestará en Barcelona profundamente dividido , hasta el punto de que destacados miembros de ERC como los exconsejeros del tripartito Anna Simó y Josep Huguet ya han anunciado que no acudirán. Desde Esquerra se denuncia el clima de acoso por parte del independentismo más ultra o hiperventilado contra cualquier voz que se atreva a cuestionar la vía unilateral que simboliza el fugado de Waterloo , como le ha sucedido a Gabriel Rufián o a Joan Tardà . «No iré a una manifestación que por primera vez un grupo de exaltados quiere convertir en un aquelarre purificador contra los traidores», señalaba Huguet de manera reciente, en una denuncia que revela también el malestar contra el papel radicalizado de la ANC, actor cada vez más político y menos civil.

El malestar es evidente, y la desmovilización un hecho, tal y como se ha reflejado en actos recientes de la ANC, muy lejos de la efervescencia de hace años. Conscientes de ello, y sabedores de que si la manifestación, aunque masiva, queda lejos de la de pasadas ediciones va a leerse como un pinchazo, los líderes redoblan las llamadas a acudir a la convocatoria. La portavoz de la Generalitat de Cataluña, Meritxell Budó , pidió esta semana acudir masivamente a la manifestación de Barcelona. «La Diada tiene que ir más allá de los partidos», resaltó en un mensaje que también repitió el presidente autonómico Quim Torra , que pidió que la de 2019 sea la «Diada de la confianza».

Único aglutinador

En este contexto, en el secesionismo se asume que, ahora mismo, el apoyo a los políticos presos, y la campaña a favor de la amnistía que se abrirá de inmediato en caso de sentencia condenatoria, son el único elemento aglutinador de unos partidos con estrategias cada vez más enfrentadas, divididos entre unilateralistas y partidarios de caminar despacio. La Diada de 2019 les llega en su peor momento.

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