Sánchez saca a Franco a la tribuna de la ONU: «Hemos cerrado el círculo democrático»
Su discurso, pronunciado este martes en la recta final de la primera jornada del debate de la Asamblea General de la ONU, coincidió con la decisión del Tribunal Supremo de autorizar la exhumación del dictador del Valle de los Caídos
En la víspera de su discurso ante la Asamblea General de la ONU, Pedro Sánchez reconoció en una conversación informal con periodistas que convertirían octubre, la antesala de las elecciones del 10 de noviembre, en un mes «muy político»: el Brexit, la sentencia del «procés» y la exhumación del cadáver de Francisco Franco.
Su discurso, pronunciado este martes en la recta final de la primera jornada del debate de la Asamblea General de la ONU, coincidió con la decisión del Tribunal Supremo de autorizar la exhumación del dictador del Valle de los Caídos . Nada más conocerse la noticia, el equipo de Sánchez reconocía que se cambiaría el discurso para incluir la decisión judicial. En plena campaña electoral, el Gobierno en funciones no dejaría pasar la oportunidad de aprovechar lo que consideran un caramelo electoral.
Así fue: Sánchez reivindicó la decisión del Supremo en la tribuna de oradores del pleno de la ONU , en un pasaje de su discurso más de precampaña que para convencer a la comunidad internacional de los progresos democráticos de España.
«Hemos cerrado simbólicamente el círculo democrático», se felicito ante las delegaciones del resto de países. « Es una gran victoria de la democracia española », dijo, que pone fin «a un capítulo oscuro de nuestra historia» y saca los restos de Franco «de donde han esposado inmoralmente durante demasiado tiempo».
«Porque ningún enemigo de la democracia merece un lugar de culto ni de respeto institucional», dijo sobre el dictador.
Más allá de este episodio en clave nacional, Sánchez hizo una defensa férrea del multilateralismo, en la línea que defiende la ONU y potencias europeas como Francia. « Necesitamos el multilateralismo », dijo como método para solucionar desafíos como el hambre, la emergencia climática, la guerra o la desigualdad económica. En sentido contrario, criticó que el «repliegue proteccionista y ultranacionalista amenaza las normas que contribuyen a la convivencia pacífica, el progreso y la prosperidad global». Era una referencia indudable a EE.UU., la principal economía mundial y mayor financiador de la ONU, cuyo presidente había firmado en el mismo podio pocas horas antes un alegato contra el multilateralismo: «El futuro no es de los globalistas, es de los patriotas», proclamó.
El resto de la alocución transitó por los lugares comunes de sus intervenciones en este tipo de foros: el cambio climático, la desigualdad género -« soy un presidente feminista », repitió-, el drama de la emigración, los retos tecnológicos, la sostenibilidad -la citó como «la palabra esencial en cualquier discurso de futuro», justicia social, dignidad humana… Asuntos complejos para los que encontró respuestas abiertas. «Todos estos conceptos están recogidos en la Agenda 2030 y nos exigen transformar nuestras sociedades en profundidad de manera estructural», dijo. «Pero no podemos hablar de progreso si no ponemos al ser humano en el centro de nuestras políticas. Porque a la cuestión del progreso hay que darle una respuesta progresista», zanjó.
En clave geopolítica, el presidente interino mostró su preocupación por la escalada de tensión en el Golfo y «la posibilidad de que un error en la respuesta degener en un conflicto de consecuencias graves en Oriente Próximo . Llamamos a la contención de las partes, de los actores regionales y aplaudimos los esfuerzos de mediación»; aseguró pocas horas después de haberse reunido con el presidente de Irán, Hasan Rohaní.
En este apartado, apenas dedicó una mención a Venezuela, al que calificó de «país hermano». No dijo nada sobre la crisis humanitaria que vive el país, el éxodo de venezolanos o la represión y el pillaje del régimen de Nicolás Maduro . Solamente deseó la celebración de «elecciones presidenciales libres, democráticas, transparente y con todas las garantías» para que el país sudamericano «regrese a la normalidad».
