Sánchez pierde el pulso con el Congreso y el PSOE recurrirá al TC

La Mesa rechaza reconsiderar la tramitación exprés de la Ley de Estabilidad

Pedro Sánchez durante una intervención en el Pleno del Congreso de los Diputados ISABEL PERMUY
Ana I. Sánchez

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Tras casi un mes de batalla en el Congreso de los Diputados, PP y Ciudadanos impusieron ayer la mayoría que ostentan en la Mesa del Congreso para cerrar el último resquicio que le quedaba al presidente del Gobierno para retirar por la vía rápida la capacidad de veto que tiene el Senado sobre el techo de gasto. Un poder que Sánchez necesitaba fulminar para elaborar unos Presupuestos con lluvia de medidas sociales, como se había comprometido con Podemos, y que fueran aprobados antes de las elecciones autonómicas y locales de mayo.

La Mesa del Congreso rechazó así la petición de reconsideración formulada el martes pasado por la Junta de Portavoces para que la reforma de la Ley de Estabilidad -para la retirada del veto del Senado- se realizara por vía de urgencia y en lectura única como había solicitado el Gobierno para agilizar los plazos. Este era el último recurso posible, de manera que la reforma, que ya ha sido tomada en consideración por el Pleno, se tramitará por vía ordinaria y seguirá ahora su camino en la Comisión de Hacienda con el inicio del trámite de enmiendas.

Al Gobierno y al PSOE no les quedan ya más recursos para sortear su minoría parlamentaria. Pero el conflicto político perdurará . El grupo parlamentario socialista planteará un recurso de amparo al Tribunal Constitucional ante la negativa de la Mesa del Congreso a trasladar al Pleno la decisión sobre la lectura única de la Ley de Estabilidad. Los socialistas consideran «inaudito» lo sucedido y acusan a la presidenta Pastor de haber convertido la Mesa «en un órgano político y no de gobierno de la Cámara», de lo que culpan «a las maniobras de PP y Cs».

En el mejor de los casos, y suponiendo que el PP no vete la reforma en el Senado, la tramitación ordinaria puede conllevar entre tres y cuatro meses, ya que no hay consenso entre los grupos de cómo debe hacerse la reforma. Añadiendo el esperable veto de los populares, la reforma no podrá aprobarse hasta marzo o abril del año que viene.

El gran error de cálculo que cometió el Gobierno fue enviar un techo de gasto al Congreso el pasado mes de julio sin contar con los apoyos necesarios para aprobarlo. Si en aquel mes hubiera impulsado la reforma de la Ley de Estabilidad, probablemente hubiera podido aprobar unos Presupuestos con un mayor techo de gasto antes de las elecciones autonómicas.

Sánchez tiene ahora dos opciones. Prorrogar los presupuestos del PP o resignarse a elaborar unas nuevas cuentas con la senda de déficit trazada por el Gobierno de Rajoy. Pero prorrogar los de Rajoy no es una opción, ya que el presidente ha reiterado que «no son los suyos» y ha vinculado la continuidad de la legislatura a poder aprobar las cuentas. De hacerlo probablemente podrá aguantar en el cargo hasta 2020.

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