Sánchez logra unificar el PSOE siete años después de asumir el poder

González se pone a disposición de Sánchez, pero le pide que «estimule la libertad de expresarse críticamente»

El líder logra un aval total a su gestión y defiende una nueva dirección que refuerza la figura de Bolaños

Felipe González, Pedro Sánchez, José Luis Rodríguez Zapatero y Joaquin Almunia con una imagen de fondo de Alfredo Pérez Rubalcaba. Vídeo: EP
Víctor Ruiz de Almirón

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El informe de gestión de la Ejecutiva Federal del PSOE correspondiente al periodo 2017-2021 ni siquiera se votó. El clima era tan positivo que Ximo Puig, que ejerce como presidente del Congreso Federal consideró que por aclamación quedaba avalada la acción de la dirección socialista. Tras la exposición del informe de gestión por parte del Secretario de Organización, Santos Cerdán, no hubo votación. Un estruendoso aplauso ratificaba un apoyo total a la dirección saliente: «Unanimidad absoluta a una gestión que es sencillamente impecable» , dijo Puig. Más de siete años después de asumir el mando del partido en 2014, Sánchez logró ayer escenificar por primera vez la imagen de un PSOE sin fisuras en torno a su proyecto.

Así respira hoy el PSOE. «El Congreso de la unidad» , como será conocido este cónclave que clausura hoy Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno ha optado por desandar parte del camino emprendido tras su victoria en las primarias de hace cuatro años. Ante un escenario electoral en 2023 incierto, Pedro Sánchez ha buscado cohesionar el partido y recuperar los vínculos con los líderes territoriales para potenciar las posibilidades del partido en los comicios autonómicos. Porque un mal resultado en ellos, en mayo de 2023, significaría un duro revés en sus aspiraciones por revalidar la presidencia del Gobierno. Las elecciones generales llegarán medio año después de los comicios autonómicos.

Los cambios acometidos en el mes de julio en el Gobierno tienen ahora continuidad. Félix Bolaños entrará en la Ejecutiva Federal. Una posición que lo consolida, por su presencia en Ferraz y en La Moncloa, como el número dos claro del proyecto de Pedro Sánchez. Su incorporación no supone ninguna sorpresa, pero sí es lo más relevante. La dirección terminó de armarse en la última hora de ayer. Y en diálogo con los líderes territoriales . Todos ellos pasaron por los despachos de Pedro Sánchez, Santos Cerdán y también Adriana Lastra para definir los detalles. No solo de la Ejecutiva Federal, sino de la composición de otros órganos, como el tercio del Comité Federal que se elige hoy.

El momento González

Pero esa unidad tenía reservado ayer un elemento simbólico. La participación en el Congreso Federal de los expresidentes Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. El histórico dirigente socialista hizo una reivindicación de su figura, para en cierta forma justificar los planteamientos distantes respecto de Sánchez. La vuelta de González, tras su ausencia en 2017 era clave para el afán de Pedro Sánchez de poder exhibir una imagen de unidad.

En ese sentido el objetivo está cumplido. González quiso ser pedagógico asegurando que seguirá expresando sus opiniones en libertad, pero que asume su papel y que «ni siquiera aspiro a que se tenga en cuenta lo que opino». Terminó González su intervención de forma clara: «Estoy disponible» , dijo, pero asegurando que «si no me preguntan no interfiero». Y se dirigió específicamente a Sánchez: «Sabes que estoy disponible, que digo lo que pienso, y pienso lo que digo», y resaltando que su lealtad «es con un proyecto político». González vino a pedir al millar de delegados congregados en la FIRA de Valencia que no interpreten oscuras maniobras en sus palabras si éstas son críticas con Pedro Sánchez: «Cuando no me callo quiero que sepáis que me siento libre porque digo lo que pienso y responsable porque pienso lo que digo». En su intervención, no obstante, sí puso tarea a Sánchez: que esa discrepancia de opiniones no se convierta en un estigma. Y le reclamó que «estimule la libertad de expresarse críticamente» dentro del partido. Y reivindicó «la libertad de decir lo que se piensa y la responsabilidad de pensar lo que se dice».

La sensación general fue, no podía ser de otra forma, de mayor satisfacción por el discurso de Zapatero. Se notó una mayor química y complicidad con el auditorio . Zapatero puso en valor que «los congresos del PSOE son la antesala de grandes avances». Y en este punto defendió el planteamiento abolicionista en cuanto a la prostitución que saldrá de este 40 Congreso. Pero nadie recibió con especial gravedad el toque de atención de Felipe González. El clima fue positivo durante todo el día. Sánchez, Lastra y Santos Cerdán compartieron una comida informal con los ministros y los dos expresidentes.

Un clima de unidad que Sánchez ha propiciado como palanca para el ciclo electoral de 202 3. «De este congreso salimos a ganar los próximos ciclos electorales, porque es un congreso de unidad y futuro, de una socialdemocracia avanzada, renovada, fuerte, joven, dinámica y porque Sánchez solo piensa en el porvenir y la decencia de España«, dijo Zapatero en un resumen perfecto del mensaje que la dirección quiere mandar de este cónclave interno.

Nadie de los presentes reconocía haber vivido nunca un Congreso tan festivo. Y, como reconocía al final del día, lo más seguro es que no se vuelva a vivir. Pase lo que pase, el cónclave de 2025 tendrá que afrontar de forma decisiva renovaciones en los liderazgos que ahora se han consolidado. De las elecciones de 2023 dependerá que esas sucesiones sean ordenadas o traumáticas.

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