Sánchez impone un cerco económico a la influencia de Podemos en el Gobierno

Redirige el perfil de su equipo con González Laya en Asuntos Exteriores y Escrivá Belmonte en Seguridad Social

Sánchez e Iglesias en el Congreso REUTERS
Víctor Ruiz de Almirón

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Pedro Sánchez tuvo que resignarse tras los malos resultados del 10 de noviembre a tener que aceptar a Pablo Iglesias como vicepresidente y una coalición con Unidas Podemos. También ha asumido el PSOE la tesis política de sus socios, antiguos enemigos, y siempre adversarios electorales: la que plantea la alianza de las izquierdas y su entendimiento con los nacionalismos e independentismos.

El gran éxito político de Pablo Iglesias llega hasta ahí, al margen de la capacidad que tenga para aprovechar la plataforma vicepresidencial para capitalizar en favor de Podemos los réditos que pueda generar la coalición de Gobierno. Pero la intención del PSOE es que no lo haga . Evitar la sensación de bicefalia que se abre con la presencia de Podemos en el Gobierno. Algo que, al menos en términos mediáticos, será imposible de impedir. Pero en la configuración del nuevo equipo de Gobierno el presidente está mandando un claro mensaje que limita y acota de manera muy rotunda la presencia de Unidas Podemos en el Ejecutivo.

Con los anuncios de ayer ya es seguro que el nuevo equipo ministerial superará la veintena de carteras. Ya hay confirmación de 19 ministros, a los que habría que sumar con total seguridad las carteras de Justicia, Cultura y probablemente Política Territorial. Lo que elevaría el número de ministerios hasta los 22, además del presidente del Gobierno.

Con los nombres conocidos ayer, Sánchez otorga una gran importancia al área económica. Arancha González Laya será la nueva ministra de Asuntos Exteriores, Cooperación y Unión Europea . Actualmente subsecretaria general de la ONU y directora ejecutiva del Centro de Comercio Internacional (ITC). En el entorno del presidente se mostraron entusiasmados con su incorporación. El exministro del PP en este área, José Manuel García Margallo, valoró positivamente su promoción, considerando que «puede dar al ministerio la orientación económica que conviene». Sánchez sorprende con este fichaje, que no estaba en ninguna quiniela. Se sustituye a un peso político como Josep Borrell por una figura de corte independiente, sin vinculación orgánica. «La diplomacia económica será prioritaria», aseguraron ayer desde La Moncloa. La sensación es que Sánchez intenta dotar de más peso a su equipo de Gobierno y a los ministros de cuota PSOE, pero no lo hace con personas de perfil político destacado, sino con gente muy técnica y experta en el área económica y que se convertirá en un freno a los planteamientos de los ministros de Unidas Podemos.

Es el caso de la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que tendrá en su ámbito al nuevo ministro de Seguridad Social. Ocupará ese puesto José Luis Escrivá Belmonte, que hasta ahora era el máximo responsable de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AiREF). Un perfil ortodoxo, nombrado en su día por el PP para el puesto que ocupaba hasta ahora. Con este cambio también se repite el caso de sustituir un perfil político como el de Magdalena Valerio, responsable de las dos áreas hasta ahora, por otro técnico.

Vigilancia y descartes

El perfil de la nueva ministra de Exteriores, la creación de un ministerio de Seguridad Social frente a la cartera de Trabajo, el ascenso de Nadia Calviño como vicepresidenta, el de María Jesús Montero como portavoz y la continuidad de José Luis Ábalos (Fomento pasa a llamarse Transporte) y de Reyes Maroto (Industria) representan la clara vocación de dar prioridad a la acción económica en esta legislatura. «Sánchez pretende constituir el mejor equipo económico de la democracia española», aseguraban ayer en un alarde de pompa desde La Moncloa.

Pero Sánchez se dispone a hacerlo además creando un claro dominio de ministros socialistas sobre Yolanda Díaz (Trabajo) y Alberto Garzón (Consumo), que son los ministros de Unidas Podemos con posición económica en sus nuevas responsabilidades. Unos límites a la acción de sus socios que son muy ostensibles en el reparto vicepresidencial. No solo porque la condición de Iglesias quede diluida, sino porque las competencias de Calviño y de Teresa Ribera inciden directamente sobre áreas asignadas a su vicepresidencia.

En el caso del Ministerio de Sanidad sí que existe un relevo que otorga un mayor peso político al ministerio. Maria Luisa Carcedo será sustituida por Salvador Illa, secretario de Organización del PSC y persona de confianza del líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta. Ha sido uno de los tres negociadores de los socialistas, junto a Ábalos y Adriana Lastra, en la mesa con ERC. El cambio de perfil en el ministerio es evidente. La cartera ganará visibilidad, pero está por ver cómo la asume el sector, ya que Illa es filósofo de formación y su perfil es el de una figura más orgánica, aunque ha ocupado cargos en el Ayuntamiento de Barcelona y fue diez años alcalde de su pueblo.

Su nombramiento cubre parte de la cuota del PSC en el Ejecutivo, aunque tan solo un ministerio para el socialismo catalán se antoja escaso, en comparación con el anterior . Alguna persona del entorno del PSC podría tener su espacio en los tres ministerios que quedan por asignar. Siempre que Sánchez no cree alguna más que ahora mismo no se contemple. Se trata de Justicia, Cultura y Política Territorial.

La salida de Dolores Delgado constituye la única baja entre las consideradas carteras de Estado al dejar Justicia. Mientras, se confirmaron figuras en ascenso como Calviño, Montero o Ribera, se mantiene a pilares para Sánchez como Calvo y Ábalos y se confirma a carteras fuertes como Interior (Fernando Grande-Marlaska) y Defensa (Margarita Robles), Sánchez despejó su Gobierno de los ministros menos mediáticos. Es el caso de Carcedo, Valerio y José Guirao como responsable de Cultura. Reyes Maroto (Industria) y Luis Planas (Agricultura) siguen pero sin aumentar sus competencias, mientras que Isabel Celaá (Educación) y Pedro Duque (Ciencia) se mantienen pero con menos. Y es que, como se esperaba, los ministerios de Podemos nacen de desgajar competencias de otros ministerios, no de asumir la totalidad de ninguna de ellas.

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