Rivera incendia a todo el Congreso

Todos los grupos cuestionan el estilo político de Cs y la figura de Rivera

Albert Rivera, presidente de Ciudadanos, en una imagen de archivo EFE
Ana I. Sánchez

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Desleal, interesado, demagógico, temerario... incluso sinvergüenza . Éste era el perfil del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera , que dibujaban esta semana en el Congreso dirigentes políticos de todo el arco parlamentario. Una imagen que nada tiene que ver con el traje de político moderado y hombre de Estado que el líder de la formación naranja vestía en diciembre de 2015 cuando entró en la Cámara Baja dispuesto a «cambiar España». Un veterano dirigente socialista, de los que guarda una buena impresión de Ciudadanos y de la dotes de liderazgo de Rivera, alertaba ayer de que «está poniendo en riesgo su perfil pactista», ese con el que presumía poder entenderse con todos por su posición centrista. Pocos le creían capaz de romper la baraja del bando constitucionalista. Moncloa terminó por añadir ayer una postdata a aquel mantra de Rivera. « Para cambiar un país, primero hay que conocerlo ».

La exigencia unilateral del líder de Ciudadanos de e ndurecer el artículo 155 levantaron ayer ampollas en el resto de los grupos políticos. Hasta tal punto de que por primera vez desde que estalló la crisis territorial, el Gobierno y los independentistas catalanes estuvieron de acuerdo en una cuestión: el artículo 155 debe levantarse en cuanto se constituya un gobierno legítimo , tenga las ideas políticas que tenga.

No es la primera vez que Rivera se queda solo y en contra de todos los demás grupos del Congreso. El líder de Ciudadanos está forzando su posición para intentar dejar en evidencia al PP ante sus votantes tradicionales, y en ese esfuerzo está antagonizando con todos los demás partidos, despertando una enorme animadversión. Ya le sucedió cuando impulsó la alta inspección educativa para controlar las aulas catalanes o cuando se opuso al cupo vasco. Pero esta vez ha sido más grave . Aunque ese rechazo encierra un gran temor en las filas de PP y PSOE. Nadie acierta con un antídoto para frenar su escalada. Y los nacionalistas catalanes y el PNV no quieren ni imaginarse a Rivera en Moncloa.

Hay una excepción. En Podemos, algunos dirigentes ven «una oportunidad» para su discurso. «Nos viene muy bien que se visibilice que pasa por la derecha al PP », plantea un diputado de la formación morada. Su objetivo es ese voto joven que pueden compartir con Ciudadanos «y que no va a volver a votar bipartidista» y que si es progresista puede descartar a Rivera.

A puerta cerrada, todos los grupos coincidían en «la barbaridad» de aplicar el artículo 155 precepto de manera «preventiva», sobre un gobierno nuevo emanado de unas elecciones legalmente celebradas. «Unas elecciones, además, que fueron propuestas por Rivera como solución a la crisis», recuerdan desde los grupos nacionalistas. La vicepresidenta del Ejecutivo, Soraya Sáenz de Santamaría , se detuvo con gesto muy grave para hablar con la prensa a su llegada al Pleno y advertir de que «cualquier modificación de ese artículo (155) tiene que nacer de un consenso muy amplio y basarse en circunstancias concretas». La vicepresidenta rechazó también otro de los argumentos de Rivera para asegurar que la secretaría de Estado para las Administraciones Territoriales ha suministrado «mucha información» sobre el «procès» a Ciudadanos y PSOE y está a su disposición para seguir haciéndolo. «No siempre tiene que ser Rajoy el que está llamando a los demás y estos escuchando. Si de verdad querían más información que hubieran llamado», subrayan fuentes populares en la misma línea.

En el PSOE las posiciones de Albert Rivera se reciben de forma muy crítica. Erosionando todavía más la relación de los socialistas y Ciudadanos. El secretario general de los socialistas, Pedro Sánchez , en unas declaraciones en Soria hacía suya la valoración que Rajoy le dedicó ayer a Rivera, y la desarrollaba un paso más: « No necesitamos ni aprovechateguis ni amarraateguis sino sentido común ». Casi en paralelo, la número dos del PSOE, Adriana Lastra, lo acusaba de « aznarizarse ».

El líder socialista puso en valor que «la aplicación del 155 es para defender la soberanía nacional », y comprometía la lealtad del PSOE a la vez que atacaba a sus dos rivales: «Los ciudadanos nos quieren unidos. El PSOE va a estar ahí, si las derechas se quieren enredar, que se enreden». Aunque en las filas socialistas hay mucha discrepancia con la estrategia del Gobierno, especialmente en lo que se refiere al proceso de detención de Puigdemont y cómo han sucedido los acontecimientos posteriores, se comparte con el Gobierno el deseo de que haya Govern en Cataluña y se levante el 155, sin anticipar respuestas futuras. Y se le pide a Rivera «que tiene que ser de fiar y no dar bandazos ».

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