La CUP rechaza los nombres de JpC

JpC tiene prisa por cerrar el pacto con ERC porque teme el carácter inestable de Puigdemont

Jordi Sànchez, el número dos de la lista de JpC AFP
Salvador Sostres

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Del «te conozco bacalao, aunque vengas disfrazao», la CUP ha pasado al «te conozco convergente, aunque te hagas el independiente», y tal como en enero de 2016 tiró a Mas «a la papelera de la Historia», no está dispuesta ahora a tragarse los simulacros del entorno de Puigdemont y recela de la vieja trama convergente, que es la que todavía define la estrategia tanto del PDECat como de Junts per Catalunya .

Los anticapitalistas no quieren ni a Sánchez, por considerarlo un esbirro de David Madí, el hombre de confianza de Mas; ni a Jordi Turull, a quien tildan de empleado de la familia Pujol; ni mucho menos a Elsa Artadi, una liberal de Harvard que se hizo independentista hace dos días y para trepar profesionalmente, que es como siempre ha actuado, incluso en los ámbitos más íntimos de su vida.

En privado la CUP dice que, puestos a no investir a Puigdemont, prefieren a Junqueras que a Sánchez ; primero porque Junqueras va antes que Sánchez en la línea de «legitimidad»; segundo porque, puestos a votar a un preso, que como hasta la CUP sabe, no sirve para gobernar, prefieren a uno que no sea un títere de Mas; y tercero porque entienden que la rebeldía contra el sistema no sólo les sale gratis – no tienen a nadie en la cárcel , ni en Bruselas– sino que además puede ser un filón para su recuperación electoral, a la vista de la rendición política del «main stream» del independentismo y del mal resultado que les dio la pasada legislatura hacer seguidismo y reírle las gracias a Carles Puigdemont.

Por su parte, Junts per Catalunya tiene prisa por cerrar el pacto de gobierno con Esquerra, porque conocen el carácter inestable de Puigdemont, y ahora que por fin está dispuesto a aceptar su condición de juguete roto y que no será presidente de la Generalitat, temen que cualquier día se despierte reclamando lo contrario y que todo otra vez vuelva a empezar. En definitiva, tienen prisa por venderle, por consumar su traición con la declaración que el Parlament votará hoy, tan pomposa como vacía e irrelevante. Los republicanos, conscientes de la prisa de la vieja Convergència, no quieren cerrar ningún acuerdo global hasta que no hayan concretado los detalles de su poder en el nuevo Govern.

Se equivocaban y hasta mintieron los que el lunes dieron por cerrado el pacto entre convergentes y republicanos; y fue algo más que un error de apreciación decir que Puigdemont y ERC habían llegado a un acuerdo sobre cómo repartirse el área de comunicación de la Generalitat. La propaganda del entorno del presidente depuesto hace semanas que intenta presionar a los republicanos publicando noticias falsas sobre acuerdos que no existen, porque saben que el tiempo les juega en contra, que el forajido no está en sus cabales, y que a medida que se van agotando los plazos, Esquerra tiene más posibilidades de imponer sus condiciones. El horizonte de la repetición electoral se había difuminado en los últimos días, pero sólo porque todos daban por descontado el incondicional apoyo de la CUP a cualquier acuerdo al que llegaran JpCat y Esquerra, y ayer supimos que esto no tenía por qué ser exactamente así.

Tal como la CUP sabe perfectamente que desde la cárcel no se puede gobernar la Generalitat, ni mucho menos implementar la república contra la legalidad del Estado , también sabe que la pantomima de su desobediencia es estéril: pero está dispuesta a exprimirla para cobrarse sus ganancias, habiendo entendido que todo es una farsa y que quien más sale ganando no es quien más acerca a Cataluña a la independencia sino quien más se hace el independentista, y si puede ser, sin correr ningún riesgo. Las vacaciones voluntarias que Anna Gabriel se ha tomado en Suiza servirán de zanahoria, de señuelo, para un tipo de votante que, cuando más independentista es, más desea ser engañado. En este sentido, resulta especialmente cómico que la CUP haya querido volver a someter hoy a votación, en el Parlament, el texto de la famosa DUI (declaración unilateral de independencia) del 27 de octubre, exactamente el mismo que todos los líderes del independentismo a los que ha interrogado el juez Llarena han dicho que no tenía ningún valor jurídico, y que era poco menos que una broma.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación