La «rareza» de la abstención: PP y PSOE nunca facilitaron investiduras rivales

Abstener. Verbo pronominal. Primera acepción: «Privarse de algo». Segunda acepción: «No participar en algo a lo que se tiene derecho». Tercera: «Ejercer la abstención». Se aproxima un nuevo debate de investidura y no está nada claro cómo se repartirán los apoyos. Tampoco si acudirá el propio Mariano Rajoy, pero ese es otro tema.

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En los doce debates de investidura celebrados en España desde 1979, solamente el 2,8% de los diputados eligió no pronunciarse a favor ni en contra. El voto favorable o negativo fue la opción preferida incluso cuando las urnas dieron mayorías absolutas: «Esto se debe seguramente a que el debate no estaba tan cargado y a que las mayorías estaban más definidas», resume Francesc Pallarés, catedrático de Ciencia Política de la Pompeu Fabra.

«Hasta ahora la abstención no ha tenido ninguna significación política. Es ahora cuando la puede tener».

Hay quien opina que, con su insistencia en el «no», el Partido Socialista ( PSOE) estaría «negando» la voluntad popular. «No, no —asegura Pallarés—. Votando negativo tú no deslegitimas la opción vencedora. Votando negativo estás diciendo: “No estoy de acuerdo con esa candidatura porque no es la que yo he defendido”. Yo creo que es lo normal. Pero el voto negativo no deslegitima para nada la victoria del otro».

Hoy los focos apuntan al PSOE, que por un lado mantiene su «no» a Rajoy y por el otro pide que no haya terceras elecciones, dos opciones muy difíciles de conjugar. Muchos creen que hará con Rajoy lo mismo que hizo en su día con la OTAN: «De entrada, no». «Es posible que se abstenga, pero no lo veo como la opción más probable», valora Pallarés. «Pero si lo hace, el PSOE necesitará buscar algún tipo de explicación para pasar a la abstención porque está muy dividido. Tiene un ojo puesto en la configuración de mayorías y otro en que el partido no se rompa».

La otra opción que se baraja es que alguien dentro del PSOE rompa la disciplina de voto. Que se abstenga o no se presente. Una decisión que, en cualquier caso, afectaría gravemente a la imagen del partido. «Esto significaría el fin del PSOE», concluye el catedrático. « Es impensable que dieran libertad de voto en una investidura. Otra cosa es que diputados por su cuenta rompan esa disciplina. Esto sí lo veo más factible dada la situación interna del PSOE».

Así se resolvieron todas las investiduras desde 1979: