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Rajoy y Rivera hacen de la necesidad virtud

Los líderes de PP y Ciudadanos nunca han tenido una especial sintonía personal, pero han sabido aparcar esas diferencias. Rivera se muestra «satisfecho» con la evolución del acuerdo

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La relación entre Mariano Rajoy y Albert Rivera fue complicada desde sus inicios, cuando el líder de Ciudadanos exigía la renuncia del presidente del PP para poder llegar a un acuerdo. El apoyo de Rivera a Pedro Sánchez, con aquel acuerdo que fue motivo de mofa por parte de Rajoy en el debate de investidura del candidato socialista, tensó aún más la cuerda.

Sin embargo, ambos estaban condenados a entenderse, o al menos a llegar a un acuerdo para sacar a España del bloqueo político que corría riesgo de eternizarse. Después de la repetición de las elecciones, en junio del año pasado, empezó el acercamiento, que se plasmó en un acuerdo de 150 puntos, que allanaría el camino de Rajoy a la investidura.

A día de hoy sigue sin existir una especial sintonía entre ambos, pero los dos han hecho de la necesidad, virtud.

La diferencia generacional abrió una grieta importante en los primeros contactos entre ambos, pero se salvó cuando pusieron por delante la necesidad de alcanzar un acuerdo. Ni uno ni otro son generosos entre ellos cuando suben a la tribuna del Congreso, como se ha podido comprobar en distintos debates. Ahora se guardan el respeto y la consideración imprescindibles.

Pero Rajoy sigue teniendo muy claro que Ciudadanos es su socio preferente, y así lo subrayó en su balance en La Moncloa el pasado día 30. Por delante del resto de partidos, y del PSOE por supuesto, colocó a la formación de Rivera. Los 150 puntos siguen siendo la base de cualquier acuerdo o reforma que pretenda llevar a cabo el Gobierno.

Socios por necesidad, sin un solo halago. El PP lo ve así porque lo necesita para sobrevivir, y porque si quedara en soledad el diálogo con el PSOE sería más difícil todavía, casi imposible. Y Ciudadanos porque ve en ese acuerdo una manera de vencer su irrelevancia, aunque tenga que hacer equilibrios para no acabar engullido por los populares.

Rajoy ve a Ciudadanos, así, como su primer socio, pero insuficiente. Y es ahí donde surgen los roces y agravios, porque el presidente sigue pensando que necesita al PSOE para poder gobernar y lograr una estabilidad en la legislatura. El equilibrio del triángulo es una de las tareas políticas que el Gobierno debe mantener a toda costa.

Rasgos característicos

Son muchas cosas las que les separan en la forma de hacer política, que en ambos casos es una clara extensión de su personalidad. Rajoy ha hecho de su carácter pausado uno de sus rasgos más característicos. A Rivera se le conoce por justo lo contrario, una forma de ser caracterizada por un ritmo acelerado que se destila también en su gestualidad. «Yo soy más de acción», ironizó en una ocasión Rivera en una charla informal con periodistas. Como reconocen en su equipo «el tiempo te enseña que hay que hablar con todo el mundo».

A Rivera nunca le va a convencer el «estilo Rajoy», pero ha aprendido a respetarlo y a poner por encima la relación entre ambos partidos. Una relación que en Ciudadanos no deja de preocupar por el riesgo de ser fagocitado por los populares. Son conscientes de que el espacio político que ocupan es hasta cierto punto nuevo en España, y que hay que generar un sentimiento de pertenencia y una mayor fidelidad en el electorado.

La cena de ayer significó corroborar hasta qué punto PP y Ciudadanos han sabido separar el intercambio de reproches para mantener una relación que permita abordar los temas importantes. Solo así se explica que pudiese tener lugar apenas unas horas después de que Rivera insistiese en que este tiene que ser el último mandato de Rajoy.

El presidente de Ciudadanos ha querido hoy quitar toda trascendencia a la cena. «La teníamos pendiente. Pactamos en su día hacer una comida o cena cordial de reconocimiento al trabajo de nuestros equipos», ha apuntado hoy Rivera en una rueda de prensa que ha ofrecido en el ayuntamiento de Madrid junto a su portavoz en el ayuntamiento de Madrid.

De hecho, pese a la sensación de aislamiento que sufre Ciudadanos cuando el PP alcanza acuerdos con el PSOE, Rivera se ha mostrado «satisfecho» con el desarrollo del acuerdo, señalando en todo momento que tan solo llevamos seis semanas hábiles de legislatura. «Creemos que el ritmo es bueno. Se ha tramitado ya la ley de autónomos, el pacto educativo y se ha aprobado ya aumentar la baja por paternidad. Estoy satisfecho del ritmo al que funciona, pero no hay que dormirse en los laureles».

Los grupos parlamentarios mantienen un contacto diario, y Rivera dice no tener queja de su nivel de contacto con el presidente del Gobierno: «No tengo queja la verdad. Lo he tenido periódico desde la investidura hasta hoy».

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