Rajoy escuchará el plan de Puigdemont, pero será firme contra el secesionismo

El presidente, dispuesto a hablar de economía, refugiados e infraestructuras

Madrid / Barcelona Actualizado: Guardar
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En el gabinete de Rajoy presumen de que este es el jefe del Ejecutivo que más veces se ha reunido con presidentes autonómicos. Esta tarde, a partir de las cinco en el Palacio de la Moncloa, recibirá a «uno más», al presidente de la Generalitat de Cataluña, Carles Puigdemont, con quien quiere evitar cualquier trato diferencial o privilegiado respecto al resto. Rajoy está dispuesto a escucharle, incluso cuando hable de su proyecto secesionista. Eso sí, que Puigdemont no espere ni la más mínima complicidad del presidente del Gobierno en ese terreno, porque no la va a encontrar.

Fuentes del gabinete de Rajoy explicaron que su posición seguirá siendo igual de firme y rotunda que siempre. Escuchará, pero no está dispuesto a negociar nada que tenga que ver con la unidad de España, la soberanía nacional o la igualdad de derechos y libertades de todos los españoles.

Sin condiciones previas

El primer contacto entre Rajoy y Puigdemont se produjo el 23 de marzo en el aeropuerto de El Prat, durante el homenaje a las víctimas de Germanwings. Ahí quedaron en verse, de una manera un tanto vaga, como por educación. Unos días después, Rajoy mostró de nuevo su disposición a reunirse con el presidente autonómico catalán en una entrevista de radio, y Puigdemont tomó buena nota. Tanto, que su gabinete escribió a Jorge Moragas para empezar a concretar el asunto. Desde la Generalitat se ofreció la reunión en Barcelona con una serie de condiciones, que La Moncloa rechazó una a una: ni condiciones impuestas por el Ejecutivo autonómico ni reunión en el Palau de la Generalitat. Sería en La Moncloa y con una agenda abierta, sin asuntos cerrados.

El objetivo de Rajoy es recuperar el diálogo institucional con la Generalitat y la lealtad entra las administraciones, así como entablar una relación personal y política que pueda dar sus frutos en el futuro.

La intención de Rajoy no es, por tanto, llevar una propuesta concreta a la cita de esta tarde, sino escuchar y expresar su posición. Pero hay asuntos sobre los que sí que está dispuesto a llegar a acuerdos. La lista de 23 demandas que le entregó Artur Mas en el verano de 2014 es negociable, y también puede lograrse un avance en el Corredor del Mediterráneo, en economía, financiación y sobre la política de refugiados.

Por parte de la Generalitat, y pese a no haber conseguido imponer el temario de la reunión, no se renuncia a que en la misma se aborde, de manera directa e indirecta, el proceso soberanista. Así lo confirmó ayer Puigdemont, quien recordó que su Ejecutivo se sustenta en una mayoría en el Parlament que es independentista. «No se entendería que no le trasladase esta cuestión», apuntó el presidente catalán en una comparecencia ante la prensa con motivo de los 100 días de funcionamiento del Ejecutivo catalán.

Espera «comprensión»

Al respecto, y aunque nadie en el seno de la Generalitat espera un giro del presidente Rajoy con respecto a la cuestión catalana, Puigdemont sí dijo confiar en su «comprensión» con respecto a una demanda, la independencia, que aseguró no es de un partido o de una institución, sino del conjunto de la sociedad. «No quiero pensar que las demandas catalanas saldrán de vacío», apuntó el presidente catalán. Así, Puigdemont trasladará a Rajoy cuatro grandes cuestiones: el proceso soberanista, derechos sociales, «incumplimientos» del Estado en Cataluña y petición para evitar la «judicialización» de las relaciones entre las administraciones, en alusión a los recursos del Gobierno ante el TC o la demanda contra Artur Mas por la consulta del 9-N.

La entrevista de hoy en Madrid se produce en un momento en el que el el entorno soberanista asiste con cierta preocupación a lo que los sectores más exaltados entienden que es un enfriamiento o retroceso en el proyecto secesionista. Puigdemont negó en este sentido que su Ejecutivo esté reculando en su compromiso con el proceso rupturista, asegurando que hay momentos para la «fressa» y otros para la «endreça» (momentos para el «ruido» y momentos para «poner orden»).

La actual Generalitat, apuntó Puigdemont, está para «poner orden» y avanzar hacia la nueva república desde la seguridad jurídica. «Para hablar de independencia no hay que ir cada día con la bandera estelada», añadió el presidente catalán ciñéndose al guión del que presume su ejecutivo de evitar la excesiva gesticulación para centrarse en la articulación discreta de las estructuras de estado.

Un año y medio

No en vano, ayer recordó que su Ejecutivo autonómico, en el plan de gobierno que presentó, se marca dos propósitos principales: revertir los recortes que se han aplicado en materia social en los últimos años, y preparar Cataluña para dejarla en el umbral del Estado propio. Todo en un plazo de aproximadamente un año y medio, un calendario que él mismo asumió que podría flexibilizarse, entre otras cuestiones, por lo que suceda en el Congreso de los Diputados en las próximas semanas.

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