Ramón Tamames, Fernando Suárez, Juan Velarde (presidente) y Rodolfo Martín Villa, todos ellos miembros de la Real Acamedia de Ciencias Morales y Políticas
Ramón Tamames, Fernando Suárez, Juan Velarde (presidente) y Rodolfo Martín Villa, todos ellos miembros de la Real Acamedia de Ciencias Morales y Políticas - ABC
ESPAÑA

¿Quién pronunció la frase que resumió la Transición?

Rodolfo Matín Villa revela el momento en el que se calificó el cambio de régimen como «una obra de teatro en la que el empresario era el Rey, el actor Adolfo Suárez y el autor Torcuato Fernández-Miranda»

ABC recupera el homenaje de La Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas a Torcuato Fernandez-Miranda, el presidente de las Cortes de la Transición, en el centenario de su nacimiento

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«La Transición fue como una obra de teatro con un empresario, el Rey; un actor, Adolfo Suárez, y un autor, Torcuato Fernández-Miranda». La frase que se ha convertido en la más popular sobre la distribución de las responsabilidades en el cambio de régimen político fue popularizada por Rodolfo Martín Villa, pero no fue él quien la pronunció: «Es una frase que yo he oído, no pertenece a la leyenda», aseguró Martín Villa el pasado miércoles antes de identificar al autor.

La revelación del que Martín Villa se produjo en un solemne acto celebrado el pasado miércoles en la Real Academia de las Ciencias Morales y Políticas con motivo del centenario del nacimiento de Torcuato Fernández-Miranda, el que fuera presidente de las Cortes de la Transición.

En su discurso, Martín Villa recordó cinco encuentros que mantuvo personalmente con él entre 1951 y 1980. El último de ellos se produjo cuando Fernández-Miranda ha cesado como presidente de las Cortes y es senador de designación real. «En esa época estamos en plena discusión en el proceso constituyente y Juan Rosón, Jesús Sánchez Rof, Mariano Nicolás y Grabriel Cisneros tenemos una cena con Torcuato. Es en esa cena donde surge la célebre frase», que fue pronunciada por Fernández-Miranda.

«La reforma tuvo empresario, actor y autor, los tres cada uno en su sitio absolutamente ejemplar, absolutamente excepcional, en una situación como aquella. Torcuato, por supuesto, es claramente el autor de la hoja de ruta de la Transición», añadió Martín Villa.

«Miembro de esta docta casa»

El acto de homenaje fue presidido por el presidente de la Real Academia, Juan Velarde, quien aseguró que «conmemorar el centenario de Fernández-Miranda es una gran satisfacción: fue un destacado universitario, muy brillante (...). Es un honor y una justa aportación el que resplandezca su imagen, porque en esos momentos también conviene recoger su talante optimista».

También tomó la palabra el académico Ramón Tamames, quien aseguró que no conoció personalmente al homenajeado, pero reveló que sí coincidieron en algún momento histórico, como la solemne inauguración en el Congreso de la legislatura constituyente, en junio de 1977. «La sesión de hoy tiene profundo sentido de verdadera memoria histórica. La figura de Torcuato Fernández-Miranda se sitúa en un alto nivel en la Historia reciente de España», aseguró antes de afirmar que «debía haber sido miembro de esta docta casa».

«Termino hoy con estas palabras: a los 35 años de que muriera en la Ciudad de Londres que tanto admiraba podemos recordarle como una de las personas que más contribuyeron a que la democracia retornará a España. Ojalá hubiera sido posible algo parecido en 1936 y, pensando en el futuro, esta sesión debe considerarse como una reflexión pertinente: los problemas hay que discutirlos desde la concordia, la razón y la ley».

«Un grande de España»

El momento más emocionante de la sesión de homenaje -a la que asistió la duquesa viuda de Fernández-Miranda, Carmen Lozana, y varios de sus hijos y nietos- fue cuando tomó la palabra Fernando Suárez, quizás la persona que más ha investigado la obra académica y universitaria de Fernández-Miranda, uno de sus discípulos en el ámbito universitario y uno de sus colaboradores de máxima confianza en distintas etapas de su vida política. La más destacada, cuando como presidente de las Cortes Fernández-Miranda le encargó defender la ponencia de la Ley de la Reforma Política, la llave que propició el paso del franquismo a la democracia «de la ley a la ley a través de la ley».

Antes de repasar con detalle la trayectoria universitaria, intelectual y política de Fernández-Miranda, Suárez explicó que «la razón última que termina mi intervención en este acto es sin duda su medular condición de profesor universitario». «Cuando murió en 1980 no había cumplido 65 años y en todas sus dedicaciones puso de manifiesto su perfil de profesor», resaltó Suárez, quien a su vez incidió detalladamente en su «autoridad intelectual» y en su «categoría de maestro». En este contexto, juzgó «sobresalientes» tres de sus libros: «El Problema político de nuestro tiempo, de 1950; El problema de lo social y otros ensayos, de 1951; y Estado y Constitución, una obra maestra de 1975».

Finalmente, Suárez se refirió algunos de los aspectos más relevantes del homenajeado: «A su confesada condición de cristiano y a su aversión a que el Cristianismo se convirtiera en ingrediente de la política partidista, a su permanente y exquisita distinción entre su vida pública y su esfera privada hasta llegar a blasonar que su casa era su castillo; a la muy interesante distinción entre el personaje -que a muchos parecía altivo, distante y hasta poco simpático-, y la persona, que era jovial, irónica, cercana y entrañable; a su austeridad y su respeto por los caudales públicos, que manejó con una honestidad que en ocasiones parece pasada de moda; o a su ejemplaridad de cabeza de familia, en la que estuvo siempre asistido por la admirable duquesa viuda de Fernández-Miranda. El fallecido duque fue, en todos los sentidos, un verdadero grande de España».

Concluidos los discursos de los académicos, el presidente Velarde aseguró que «después de estas tres intervenciones, realmente creo que esta Real Academia puede enorgullecerse de que el acto conmeorativo del centenario del nacimiento del excelentísimo señor Don Torcuato Fernández-Miranda y Hevia aquí ha tenido un respaldo que yo calificaría de excelente».

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