CDC: Pujol la funda, Pujol la entierra

La historia de Convergència Democràtica de Cataluña (CDC) comenzó un 17 de noviembre de 1974 en Montserrat, aún en la clandestinidad, y acabó anoche en el palacio de congresos del Fórum de Barcelona: 42 años de trayectoria para un partido hecho a imagen y semejanza de su fundador, Jordi Pujol. Con él nace CDC, con él muere CDC.

Paradójicamente, la Convergència que nace en 1974 tenía tan mal pronóstico electoral como el que ahora afronta el partido en el que se refunda. Sorpresivamente, y en un momento en el que la izquierda domina el escenario en Cataluña, en 1980 Jordi Pujol gana las elecciones autonómicas y releva a Tarradellas.

Desde entonces, CDC crece en paralelo al «pujolismo», que convierte el partido en una sensacional máquina de ganar elecciones -ha ganado todos los comicios autonómicos desde entonces-, un «catch all party» de ideología más bien difusa, con Miquel Roca de tándem.

Imbatibles en Cataluña, jugadores imprescindibles en la política nacional -desde el apoyo a González al pacto del Majestic con Aznar-, la CDC de Pujol vive durante años instalada en un «oasis» que, ahora se ha visto, solo lo era en superficie. La travesía del desierto de los años del tripartito, da paso a una CDC renacida de la mano de Artur Mas, que recupera el Govern (2010) y arrebata Barcelona al socialismo (2011).

En lo más alto, la crisis convierte el «gobierno de los mejores» de Mas en el «gobierno de los recortes». La Diada de 2012 marca un antes y un después: CDC se hace «indepe» y, desde entonces, siempre un paso atrás hasta proceder anoche a su inmolación: E RC le come el terreno, rompe su matrimonio con Unió y el patriarca -contigo empezó todo-, se confiesa como un evasor fiscal. Con Pujol empieza, con Pujol acaba.