Puigdemont descapitaliza el PDECat al arrastrar a sus fieles a Junts

El fugado, los consejeros presos y los principales cargos se dan de baja del partido

Carles Puigdemont junto a Quim Torra EFE

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En 2015, en unas autonómicas que el independentismo presentó como plebiscitarias, todos los partidos secesionistas a excepción de la CUP se presentaron bajo la plataforma Junts pel Sí. El independentismo unía fuerzas y se lanzaba de cabeza al embate de 2017. Cinco años después de aquellos comicios, los principales líderes secesionistas están en la prisión o fugados, el golpe de 2017 fracasó y la división y las luchas internas marcan el presente independentista.

El último episodio es la ruptura definitiva entre Carles Puigdemont y su antiguo partido, el Partit Demòcrata Europeu Català (PDECat), la formación con que en julio de 2016 mutaba la histórica Convergència Democrática (CDC). Tras años de tensión, en los que el fugado Puigdemont intentó primero hacerse con el control del partido, para luego, directamente, crear una nueva marca (Junts) con la que lanzar una OPA hostil al PDECat, la ruptura es completa.

Ayer mismo, Puigdemont anunciaba que se daba de baja del PDECat para centrarse en la presidencia de Junts, el artefacto con el que, junto al preso Jordi Sànchez, trata de no perder relevancia en la política catalana. Tras él, un importante reguero de bajas (un 7% de la militancia, se aseguraba ayer desde el PDECat en un cálculo excesivamente prudente, aseguraron fuentes internas) pero de gran peso político dentro del partido. Para empezar, los exconsejeros presos en Lledoners (Jordi Turull, Josep Rull y Joaquim Forn) y el fugado Lluís Puig, así como todos los consejeros de la Generalitat del PDECat a excepción de Àngels Chacón, que se queda en el partido y podría ser su cabeza de cartel en las próximas autonómicas. Con la marcha de Jordi Puigneró, Damià Calvet, Miquel Buch y Meritxell Budó a Junts, el gobierno de la Generalitat pasa realmente a ser un tripartito.

En una carta conjunta, los consejeros que han roto el carnet anunciaban que seguían a Puigdemont en su nueva aventura, acusando a su vez a la dirección del PDECat de no atender el deseo de las bases en su resistencia a ser avasallados por el eurodiputado instalado en Waterloo, así como de judicializar la relación entre las dos formaciones. Antes que ellos, los cinco senadores del partido anunciaban que se pasaban a la nueva formación, lo que también harán cuatro de los ocho diputados en el Congreso de los Diputados así como numerosos alcaldes, cargos y militantes de base. También Albert Batet, portavoz de Junts en el Parlament. Puigdemont, cada vez más en su papel de líder mesiánico, arrastra a sus fieles y descapitaliza a su antiguo partido.

Torra, no a otro presidente

Tratando de recomponer la porcelana cuando ya el estropicio era general, el portavoz del PDEcat y alcalde Marc Solsona pretendía reducir a un problema administrativo lo que en realidad ha sido el detonante de la ruptura total: la demanda interpuesta por el PDECat contra Junts por haberse apropiado de manera fraudulenta de esta marca electoral, que el partido tenía registrada. Los intentos de bajar el tono llegaron demasiado tarde, y el propio David Bonvehí, presidente de la formación, confirmaba el divorcio: «Mi máximo reoconocimiento y respeto y el del PDECat al Molt Honorable Presidente Carles Puigdemont, compañero y amigo. Continuaremos trabajando para, cada uno desde su visión, conseguir la independencia de Cataluña. Seguimos hablando».

Únicamente una posible coalición electoral , que Puigdemont rechaza, haría que el estropicio no fuese total. Es la fórmula por la que abogaba el expresidente Artur Mas, que mantiene un incómodo silencio ante una fragmentación que, de hecho, es una de las consecuencias del proceso que él puso en marcha. La vieja Convergència que él heredó reducida a un partido casi residual, arrasada por el populismo con base en Waterloo. Falta por ver si el PDEcat, que reivindica un secesionismo más templado que el unilateralista de Puigdemont, ensaya algún tipo de alianza con Marta Pascal y su Partit Naciona- lista Català, la formación desgagada del PDECat precisamente para no verse tutelados por el expresidente huido.

La precipitación en la ruptura es consecuencia también de la posibilidad de que las autonómicas se celebren en pocos meses. Ayer, el presidente Quim Torra se mostraba partidario de que el Parlament no escoja a un sustituto una vez que el Tribunal Supremo confirme su inhabilitación, lo que conduciría a la disolución automática del Parlament y la convocatoria de elecciones para finales de noviembre. Torra advirtió en TV3 de que ya ha desobedecido y lo volverá a hacer.

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