«Prefiero ver a mis hijos dormir en el suelo que muertos»

José y Claudia soñaban con visitar España. Nunca imaginaron que lo harían por obligación

Solicitantes de asilo en una protesta ante el Ministerio de Trabajo Parroquia de San Carlos Borromeo

Manuel Colmenero

José y Claudia son solicitantes de asilo en España. Los dos tuvieron que huir de su país . Ahora se encuentran varados. No pueden trabajar legalmente y no reciben las prestaciones a las que tienen derecho. Están abocados a vivir de la beneficiencia.

Crisis humanitaria

José, de 27 años, es venezolano y estudiaba ingeniería civil antes de verse obligado a abandonar la carrera por la situación política y económica de su país. Aterrizó hace poco más de un mes en España. Una semana antes de llegar, su abuela falleció, ya que su familia no tuvo tiempo de alcanzar Colombia y comprar medicinas . Como él, la gran mayoría de sus amigos también han huído de Venezuela . José afirma que lo único que quiere es «encontrar un trabajo» y estudiar cocina, que es su «pasión».

Desde que está en España se encuentra atrapado en la burocracia y no puede trabajar de forma legal . Ha intentado hacerlo «en negro» pero tras acordar un sueldo de 800 euros por 14 horas diarias, al tercer día de trabajo su jefe le notificó que solamente iba a cobrar 400. Según contó a ABC , estos casos son bastante comunes ya que conoce a otras personas que pasaron por la misma situación. José se siente completamente arropado por la sociedad española y «a pesar de lo que se dice en las redes sociales, yo nunca noté racismo» . Si bien solo tiene palabras de agradecimiento para los ciudadanos españoles, es muy crítico con la ineficacia de los servicios sociales ya que, por ejemplo, sólo se dan citas para hacer la solicitud de asilo un día al mes. También tuvo reproches para las ONG a las que acudió en busca de ayuda. Según relató, se encuentran colapsadas y los derivan a centros como el de San Marcos Borromeo .

Amenazada de muerte

Claudia es una salvadoreña de 48 años licenciada en trabajo social. Llegó a España con sus dos hijos de 8 y 4 años , hace ya más de cuatro meses. Después de que un hombre agrediese a su hijo mayor, dejándolo inconsciente, decidió denunciarlo. El agresor fue conocedor de la denuncia y una noche abordó a Claudia cerca de su casa, amenazándola de muerte a ella y a su familia . Su madre y su marido tuvieron que endeudarse para que ella y sus dos hijos pudiesen estar a salvo. Llegó sola con sus dos niños y no tiene ni familia ni amigos en España. A pesar de que duerme en un centro parroquial, con más de 40 personas, afirma preferir «ver a mis hijos dormir en el suelo antes que muertos en un ataúd» .

Desde que aterrizó en España dice encontrarse desamparada tanto por los servicios públicos como por las ONG. Ahora mismo se encuentra viviendo gracias a la ayuda que le ofrecen asociaciones o el mismo centro donde duerme. Se queja de la falta de comunicación por parte de los organismos públicos, ya que en muchos casos ha tenido que conseguir la información a través de gente que está en su misma situación. Como trabajadora social es muy crítica con sus compañeros de profesión en España, ya que según ella «no te orientan» y destaca su «insensibilidad» y su «falta de conciencia». Claudia afirmó en repetidas ocasiones que «no quiero ser una carga, quiero trabajar y ser valiosa para España» . Dice tener «fe y esperanza» de conseguir un empleo con el que sacar adelante a sus dos hijos y cumplir su sueño de viajar por Europa.

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