El PP apoyaría a Patxi López como presidente del Congreso

Rajoy quiere una Mesa del Congreso «plural», y está dispuesto a negociarlo con «generosidad»

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El primer «no» de Pedro Sánchez a Mariano Rajoy fue tan rotundo como sobreactuado. Ambos se reunieron ayer miércoles al mediodía en el Palacio de La Moncloa para empezar a explorar las posibilidades abiertas en el escenario político creado tras el 20-D, que desde La Moncloa se describe como «endemoniado», por las dificultades altísimas de pacto que presenta. Fue una primera toma de contacto, «gélida» y breve, de tan solo 45 minutos, en la que el presidente del Gobierno en funciones ni siquiera se molestó en bajar al detalle de su propuesta para la negociación, ante el rechazo frontal que se encontró de Sánchez nada más empezar a hablar.

Sánchez hizo oídos sordos a todas las presiones internas de su partido y dejó sentado, desde el primer momento, que no apoyará la investidura de Rajoy y que explorará las posibilidades que haya para formar un Gobierno de cambio.

A partir de ahí, el final de la reunión se precipitó, Poco más había que decir en esta primera toma de contacto. Fuentes de La Moncloa apuntaron, no obstante, que en la despedida quedó claro que volverían a verse «muy pronto y mucho».

Presiones sobre Sánchez

Las conversaciones seguirán, pero en el entorno de Rajoy se envió después este mensaje: «Si lo que busca Sánchez es una mayoría de izquierda y nacionalista para provocar el cambio, que lo diga claramente y nos ahorre el teatrillo, y así no nos hace perder el tiempo con reuniones estériles».

A pesar de la advertencia, en el Gobierno ven una posibilidad de éxito en este proceso abierto: primero, porque Sánchez, como Rajoy, no quiere oír hablar de repetición de elecciones; y segundo, porque se espera que las presiones sobre Sánchez para que no bloquee un Gobierno del partido ganador aumenten no solo desde su partido, sino también desde la Unión Europea y el mundo económico.

Fuentes próximas a Rajoy explicaron que el presidente en funciones quiere negociar la composición de la Mesa del Congreso (el órgano de gobierno del Parlamento que tendrá un papel fundamental en una legislatura que se prevé muy activa), entre otras cosas porque si no se acuerda puede ser muy perjudicial para uno o varios de los cuatros grandes partidos. Por eso quiere hablarlo con todos ellos, y así se lo podría plantear, previsiblemente, a Albert Rivera y Pablo Iglesias en la reunión que mantendrá con ellos el lunes.

Rajoy quiere una Mesa «plural», donde estén las cuatro principales formaciones. Y está dispuesto a negociarlo con «generosidad», según las fuentes consultadas. Por eso no cierra ninguna puerta a ceder la Presidencia del Congreso al PSOE, y hay un nombre que en el PP no causaría ningún problema: Patxi López, al que ya apoyaron como lendakari en el País Vasco. En esa Mesa plural que quiere el PP estarían representados también los nacionalistas, pero en esta ocasión se intentará, por parte del partido ganador, que no sean los de Democracia y Libertad (el partido de Mas rebautizado), sino el PNV. Como reflejo del resultado en las urnas, el PP no tendría mayoría en esta Mesa.

«Exageradamente rotundo»

Mientras, desde el Partido Popular definían como «intencionada y exageradamente rotundo» el «no» del líder socialista Pedro Sánchez, que prácticamente «no dejó opción a Rajoy de plantear contenidos en el encuentro» de La Moncloa. Entienden que el secretario general del PSOE ha escenificado un papel «en clave interna», tratando de «imponerse internamente» a las voces discrepantes que se han escuchado en su formación.

De momento, no habrá más encuentros entre Rajoy y Sánchez hasta que finalicen las reuniones del presidente en funciones con el resto de candidatos, aunque sí habrá contactos de «segundo nivel para hablar sobre la composición de la Mesa del Congreso». El PP confía en que finalmente «la presión del propio PSOE y el rechazo que van a sufrir de Podemos» lleven finalmente a los socialistas a aceptar la formación de un Gobierno del PP.

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