Imagen tomada de una televisión árabe
Imagen tomada de una televisión árabe
LA LUCHA CONTRA EL YIHADISMO

La Policía detecta intentos del Daesh de reclutar a niñas desde los 12 años

Uno de los últimos detenidos en Ceuta adoctrinaba a niños en su tienda tras atraerlos con chucherías

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Cada vez más jóvenes, y cada vez más corto el periodo de radicalización. Estas son las nuevas características de un fenómeno emergente en España, como es el reclutamiento de mujeres por el Daesh para viajar a Siria a hacer la Yihad, seducidas por mensajes especialmente pensados para ellas. En agosto de 2014 agentes de la Comisaría General de Información de la Policía retuvieron en la frontera de Melilla una chica ceutí que por entonces tenía 14 años fugada de su casa para enrolarse en las filas yihadistas, que viajaba con otra de 19 residente en Melilla a la que ni siquiera conocía. Pero los investigadores de esa misma unidad han detectado intentos de captación de niñas de hasta doce años, aunque el «caladero» donde más actúan las redes sigue siendo el de la adolescencia.

Un estudio del Real Instituto Elcano publicado en diciembre ilustra claramente la nueva realidad. Del total de detenidos en España desde 2013 por su implicación con el terrorismo yihadista en torno a un 15 por ciento son mujeres, lo que demuestra que el Daesh ha puesto en marcha una estrategia específica con mensajes muy preparados para incorporarlas a sus filas. La media de edad, además, se sitúa en los 22,7 años, mientras que cuando se trata de hombres es de 30.

Patrones de captación

Las investigaciones policiales han permitido comprobar que las captaciones de estas chicas siguen patrones muy parecidos: una mujer, a la que los expertos definen como «autora mediata» –es una persona que fue víctima de un proceso de este tipo, pero que ahora tiene un papel activo–, se fija en una joven a la que considera vulnerable y se acerca a ella. Son contactos personales y vía mensajes telefónicos, en los que la víctima es guiada por su nueva amiga hasta que entrar en contacto con el adoctrinador a través de las redes sociales y foros reservados. Una vez allí comienza a recibir mensajes constantes en los que el captador, de forma atractiva y con técnicas de persuasión similares a los que utiliza cualquier secta, le va radicalizando.

«Son siempre mensajes en positivo –explican fuentes de la lucha antiterrorista consultadas por ABC–, en los que un supuesto combatiente, siempre atractivo, le cuenta que la espera allí, que ella tiene un don, que es una joya y que él la va a cuidar para que nunca la falte de nada. A esas edades las chicas son especialmente vulnerables y sin darse cuenta se ven arrastrada a un camino que muy difícilmente podrán abandonar aunque quieran, porque en ese caso reciben amenazas». Eso le sucedió, sin ir más lejos, a la chica de 14 años detectada en la frontera de Melilla, que en un momento dado tuvo dudas, se quiso echar atrás y sufrió duras coacciones para que continuara adelante.

Operaciones «quirúrgicas»

Las operaciones policiales se planifican «de forma quirúrgica» de acuerdo con estos planteamientos, de modo que el objetivo es neutralizar tanto al que lleva el peso del adoctrinamiento y dirige los pasos de la «autora mediata», mientras que a la captada se la trata como una víctima. «Es importante medir muy bien cada operación para evitar que puedan surgir sentimientos de agravio en una sociedad, la musulmana, que hay que evitar estigmatizar», sostienen las fuentes. «De ahí que sean investigaciones extremadamente complejas».

Los agentes antiterroristas, incluso, han llegado a poner dinero de su bolsillo para facilitar la reeducación de estas chicas. «Es importante que las chicas mantengan el contacto con sus familias, un aspecto clave en el proceso de resocialización. Pero a veces no tienen medios económicos para hacerlo y hay que ayudarlas» La chica de 14 años es un ejemplo perfecto de que este proceso se puede hacer con éxito y ya lleva una vida normalizada. Otras algo más mayores que ella también han conseguido salir de ese infierno.

«En ocasiones los familiares se sienten culpables de lo sucedido; notan cosas extrañas, como un aislamiento cada vez mayor de su hija, cambio de costumbres e indumentaria, de amistades... En tres meses pueden pasar de estar en bikini en la playa a vestir el burka», reflexionan las fuentes consultadas por ABC.

Experiencia en Afganistán

Pero el Daesh no ha empezado a fijarse solo en jóvenes y niñas. También busca muyahidines entre chicos cada vez más jóvenes. La prueba definitiva se obtuvo en la última operación realizada en Ceuta, cuando se comprobó que uno de los dirigentes adoctrinaba a niños en su tienda de ultramarinos después de atraerlos regalándoles chucherías. Se trata además de un individuo con una importante ascendencia sobre su entorno, con prestigio, ya que participó en la guerra de Afganistán, lo que le permite idealizar sus experiencias ante sus víctimas, que son especialmente vulnerables.

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