Ana Pastor y Cuca Gamarra ganan fuerza en el PP como contrapeso de Cayetana Álvarez de Toledo

La dirección nacional de los populares reclama coordinación interna para no reventar la estrategia de Pablo Casado

El ajuste de cuentas de Cayetana Álvarez de Toledo con Pablo Casado en 10 frases

Cuca Gamarra sustituye a Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz del PP en el Congreso

Pablo Casado, entre Cayetana Álvarez de Toledo y Ana Pastor, en el Congreso

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Cayetana Álvarez de Toledo tiene sus defensores y sus detractores no solo fuera del Partido Popular , sino también, y sobre todo, dentro de él. La formación que lidera Pablo Casado se mueve entre dos tendencias, una más escorada a la derecha y otra que mira más al centro político, como el gran espacio que quiere abarcar si pretende volver a aunar un apoyo mayoritario en la sociedad. En esa tensión permanente se mueve el principal partido de la oposición y su líder, quien ha querido dar un protagonismo especial a dos mujeres, identificadas claramente con la línea «moderada» o centrista del PP , y que actúan como contrapeso a lo que algunos consideran «excesos» de la portavoz del Grupo Popular. Ana Pastor y Cuca Gamarra han ganado fuerza interna en esta crisis del coronavirus , y seguirán teniendo más visibilidad en adelante.

En Génova subrayan que «todos los perfiles suman» y se complementan, por lo que no se trata de anular a nadie, sino de buscar contrapesos internos para llegar al máximo número de votantes: «Queremos abarcar un espacio más ancho, desde los socialistas descontentos con la deriva radical de Sánchez, a los votantes que nos abandonaron y se marcharon a Vox». En esa tarea, vital para que el PP vuelva a conformar una mayoría social, Álvarez de Toledo no sobra, pero perfiles como el de Pastor y Gamarra son «imprescindibles».

Adelanto electoral

En Génova miran al futuro inmediato con gran incertidumbre, y no descartan en absoluto que Sánchez se vea forzado a adelantar las elecciones , si la crisis se le va definitivamente de las manos y las débiles costuras de la coalición de Gobierno acaban estallando. Ante esa posibilidad, el PP quiere afianzar la recuperación de votantes que se fugaron a Vox, y ahí el papel de Álvarez de Toledo resulta clave, pero también pretende abarcar el máximo espacio por el centro, con guiños a esos electores que dan la espalda al socialismo rendido al radicalismo. «Todo suma», insisten en Génova.

Pero la tensión entre las dos tendencias del PP existe. Las palabras de Álvarez de Toledo en el Congreso contra Pablo Iglesias, al que llamó «hijo de terrorista» , porque su padre fue miembro de la organización terrorista FRAP , merecieron el reproche público del presidente de la Xunta de Galicia y candidato a la reelección Alberto Núñez Feijóo . Las diferencias entre ambos siempre han saltado a la vista, y la cercanía electoral en esa comunidad ha llevado al barón autonómico a marcar distancias claramente con el ala más dura de su partido.

Reproche público

El reproche público de Feijóo fue significativo, aunque aislado. El conjunto del PP cerró filas con su portavoz, para evitar una imagen de división interna, de una manera muy liviana, eso sí. En privado, la discrepancia con el tono de la portavoz y con su «contribución» a la tensión política general, al bajar al nivel de los populistas y la izquierda radical, se extendió entre muchos dirigentes, que ven innecesario meterse de lleno en el barro de Podemos y confundirse con una estrategia más próxima a Vox. Otras fuentes populares advirtieron de que Álvarez de Toledo conseguía reventar así la estrategia centrista de Casado, y solo logró desviar el foco de atención, que estaba situado en el ministro Marlaska , totalmente acorralado.

Casado habló con su portavoz después de aquel debate bronco en el Congreso entre Alvarez de Toledo e Iglesias, y la portavoz del PP se consideró respaldada por el presidente de su partido . A Casado, sin embargo, no se le ha escuchado desde entonces una defensa de su portavoz en público, ni ha vuelto a tener una comparecencia ante los medios donde se le pueda preguntar sobre esa cuestión. En el último debate parlamentario, el miércoles pasado, evitó referirse a esa polémica y al papel de Álvarez de Toledo, pese a las alusiones críticas de otro portavoces. Fuentes de la dirección nacional explican la razón: «Son los portavoces del partido los que tienen que defender y reforzar a su presidente, y no al revés».

En las filas populares está extendida la opinión de que sobraba esa «aportación» a la bronca política de Álvarez de Toledo . Como quedó fuera de lugar por completo, según subrayan, que la portavoz parlamentaria entrara en una polémica con Feijóo y le replicara que a ella tampoco le gustan algunas de sus intervenciones.

«Agenda propia»

En cualquier caso, desde Génova se pidió a todos una mayor coordinación , para no romper la estrategia del partido y saber en todo momento cuál es el objetivo, sin tapar ni oscurecer la posición marcada por su líder. Los populares asumen que Álvarez de Toledo reivindica su «voz propia», pero también tiene una «agenda propia» al margen de la marcada por el partido. Una manera como cualquier otra de decir que «va a su aire», algo que produce más de un desajuste en el día a día de Génova.

Casado cuenta con Álvarez de Toledo porque no renuncia ni mucho menos a los votantes que se fugaron del PP por la derecha , y sabe que el tono y el discurso de la portavoz les puede atraer. Pero al mismo tiempo puede «espantar» a otro tipo de votante, porque el espacio del PP es mucho más amplio, o pretende serlo. La «visibilidad» de los contrapesos tienen ahí un papel fundamental.

Justo cuando Álvarez de Toledo se situó en el foco de la polémica, y la izquierda aprovechó para identificar al PP con Vox , sin matices, desde Génova se puso el altavoz en dos de sus dirigentes centristas, Ana Pastor y Cuca Gamarra , como contrapeso a la portavoz. Después de la comisión de seguimiento del coronavirus del PP, ambas comparecieron juntas ante los medios de comunicación, defendieron de forma discreta a Álvarez de Toledo y se centraron, más que nada, en remarcar el discurso de Casado, sin salidas de tono y con un discurso mucho más técnico que ideológico sobre la crisis del coronavirus.

Casado eligió a Pastor como portavoz de la Comisión de Reconstrucción , con la tarea de buscar puntos de encuentro con la oposición para intentar lograr un «Pacto Cajal» sobre la sanidad en España. El resto de los grupos parlamentarios contó con sus portavoces titulares, pero el PP tuvo claro que ese papel debía corresponder a la expresidenta del Congreso y exministra de Sanidad, para no convertir la comisión, al menos por su parte, en un simple campo de batalla y ofrecer otro talante.

Aplauso de los barones

La elección del presidente del PP mereció el aplauso de sus barones territoriales , algunos, como en el caso de Madrid, por pura adhesión al líder haga lo que haga, y otros, como en Galicia y Castilla y León, por su preferencia obvia de la moderación y el diálogo frente a la bronca política, como dejaron claro. Pastor será uno de los pocos dirigentes nacionales del PP que participen en la campaña de las elecciones gallegas, donde no está previsto que acuda la portavoz.

Junto a Pastor, otro perfil al alza en el PP nacional es el de Cuca Gamarra , cuyo papel como portavoz en la Comisión de Sanidad del Congreso, y como coordinadora del grupo de trabajo interno de los populares sobre el coronavirus, está siendo muy elogiado dentro de su partido. Ya en su día, cuando Casado hubo de elegir un portavoz parlamentario, Gamarra figuró como «contrapunto» de Álvarez de Toledo.

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