José María Rodríguez Rodríguez
José María Rodríguez Rodríguez - EFE

¿Qué ocurre en el PP balear?

En dos días ha dimitido el presidente del PP de Palma y el secretario general del partido en las Islas ha sido destituido

Palma de Mallorca Actualizado: Guardar
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Desde sus orígenes, el PP balear ha solido ser bastante reacio a los cambios internos, pero las pocas veces en que de verdad se ha puesto a ello ha superado ampliamente a cualquier formación de ámbito regional o incluso nacional, tanto en sus ceses como en sus dimisiones. Así ha sucedido de nuevo esta semana, cuando en apenas dos días se ha producido la renuncia del presidente del PP de Palma, José María Rodríguez, y la destitución del secretario general del partido en las Islas, Andreu Ferrer. Todo ello, además, sin que previamente haya habido ninguna imputación de carácter judicial.

Para entender esa situación poco común y otras parecidas que se produjeron en el pasado, debería quizás tenerse en cuenta que las crisis en el seno del PP balear suelen cocerse a fuego lento.

Muy lento. Así, desde hacía ya bastantes años Rodríguez era una figura cada vez más cuestionada en el interior del partido, tanto por su desmesurado poder interno como por las sombras de corrupción —hasta ahora nunca probadas judicialmente— que le acechaban a él y a los «rodriguistas».

Pero aun así, los sucesivos líderes regionales isleños habían decidido no actuar en ese sentido, como si hubieran hecho suya la célebre sentencia «laissez faire et laissez passer, le monde va de lui même» («dejad hacer, dejad pasar, el mundo va solo»). En el caso del ya exlíder palmesano del PP, podría decirse que más que ir «solo», en realidad solía ir casi siempre «por libre».

Finalmente, ha tenido que ser la dirección nacional del partido la que forzase ahora la marcha de Rodríguez, después de que la pasada semana hubiera trascendido que un juez investiga su presunta vinculación a una supuesta trama de corrupción en la Policía Local de Palma. En cuanto a Ferrer, su fulminante cese se puede entender algo mejor si se tiene en cuenta que era y es uno de los más destacados representantes del sector «rodriguista».

Otras crisis

Los más memoriosos recordarán que no ha sido ésta la primera vez que desde Génova se han visto obligados a intervenir en Baleares. Así había sucedido ya a mediados de 1995, cuando José María Aznar forzó la dimisión del entonces presidente autonómico, Gabriel Cañellas, por su presunta vinculación —que luego se demostraría cierta— con el primer gran caso de corrupción en el Archipiélago, el llamado caso Túnel de Sóller. En dicha causa se probó la adjudicación irregular de las obras de construcción del citado túnel.

El sustituto de Cañellas fue Cristòfol Soler, que apenas duró un año al frente del Ejecutivo regional, pero en ese caso no por decisión de Génova, sino porque fue fulminado por sus propios compañeros de partido por sus posicionamientos filonacionalistas. El relevo de Soler fue Jaume Matas, que presidió la Comunidad por vez primera entre 1996 y 1999, y posteriormente entre 2003 y 2007. Fue en ese último año cuando anunció su abandono de la política tras la configuración de un segundo «Pacto de Progreso» en Baleares, presidido por el socialista Francesc Antich. Las imputaciones judiciales contra Matas no empezarían a llegar hasta varios años después.

La dirección regional del partido fue asumida por Rosa Estarás de forma provisional en 2007, hasta que finalmente en 2009 fue designado José Ramón Bauzá como nuevo líder del PP en Baleares. Bauzá pareció ser entonces el revulsivo que esta formación necesitaba después de tantos años de vaivenes internos y externos, tanto por su juventud y su no adscripción a ningún sector como por sus ideas renovadoras y regeneracionistas. En esa misma línea, Bauzá propuso al entonces neófito en política Mateo Isern como candidato a la Alcaldía de Palma. La designación de Isern despertó también muchas esperanzas y simpatías, pues además se le vio como un posible contrapeso del todopoderoso Rodríguez.

Esos buenos augurios iniciales relativos a Bauzá e Isern se confirmarían al cabo de unos pocos meses, cuando en los comicios autonómicos y municipales de 2011 el PP obtuvo en el Archipiélago los mejores resultados de su historia. Apenas cuatro años después, sucedería todo lo contrario, razón por la que ahora gobiernan en las principales instituciones de Baleares tripartitos conformados por el PSOE, la coalición econacionalista MÉS y Podemos.

Gestión de Bauzá

Tras los malos resultados electorales obtenidos en mayo de 2015, Bauzá dimitió en julio de ese mismo año como presidente del PP balear, siendo sustituido de forma interina por Miquel Vidal, que en estos momentos todavía continúa en el cargo. Desde entonces, se han reabierto y siguen las tradicionales luchas internas entre el sector regionalista, el oficialista, lo que pueda quedar ahora del sector «rodriguista» y los no adscritos, en una «guerra» que todavía no se sabe cómo acabará.

Por lo que respecta a Bauzá, hoy senador autonómico, en su debe siempre constará que ningún otro líder regional del PP balear luchó tanto como él contra la corrupción en el seno de su partido y también que además contribuyó a reflotar económicamente una Comunidad que tras el segundo «Pacto de Progreso» se encontraba, literalmente, en situación de quiebra técnica. En el haber de Bauzá deberían situarse, en cambio, sus controvertidas decisiones en materia lingüística y, sobre todo, que el año pasado se aliase con Rodríguez para que Isern no repitiera como candidato a alcalde en la capital balear, tan sólo por sus recelos hacia el carisma y la buena gestión del entonces primer edil.

En lugar de Isern, hoy retirado ya de la política, se presentó como candidata a la Alcaldía Margalida Durán, actualmente portavoz de su partido en el consistorio palmesano, que podría acabar siendo la próxima presidenta del PP de Palma.

El gran pensador francés Michel de Montaigne dijo en cierta ocasión que «gobernar una familia es casi tan difícil como gobernar todo un reino». Parafraseando al autor de los reconocidos «Ensayos», quizás no sería del todo exagerado suprimir en este caso «una familia» y poner en su lugar «el PP balear».

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