El nuevo Gobierno: Ábalos cortejado por todos y Carmen Calvo como posible vicepresidenta
El poder oculta las dudas en un PSOE preocupado por la gobernabilidad
El poder todo lo cura. El PSOE asume contra todo pronóstico y con el peor resultado de su historia el Gobierno de España . Pedro Sánchez será el séptimo presidente de la democracia española y el tercero del partido socialista. Y con su acceso al cargo todas las dudas de muchos socialistas se guardaron en un cajón, pero no se borraron.
Sánchez será presidente . Y hasta sus más críticos en el partido, que no son pocos, asumen su llegad a Moncloa como una buena noticia. Todos los presidentes autonómicos manifestaron ayer su felicitación al secretario general del PSOE. Apoyo, lealtad y reivindicación de sus territorios fueron las notas dominantes en los mensajes de Susana Díaz, Emiliano García Page y Javier Lambán . Los tres presidentes que de forma más clara se enfrentaron a Sánchez en el pasado y que esta semana trasladaban su preferencia por una pronta convocatoria electoral y sus advertencias sobre cualquier concesión a los independentistas. Querían que su mensaje quedase claro. Pero en el PSOE que ha construido Sánchez tras su victoria en las primarias no hay en estos momentos espacio para mucho más. «Con su presidencia se abre un tiempo nuevo para España y para Andalucía. Cuenta con todo mi apoyo y mi lealtad», afirmó Susana Díaz. Mientras, García-Page ofreció la «lealtad» de Castilla-La Mancha en pro de «los intereses del país». Javier Lambán trasladó su «sincera enhorabuena» a Sánchez, le ofreció «toda la colaboración que necesite», esperando que su presidencia «sea fructífera para Aragón».
Ayer, un grupo parlamentario herido por las secuelas de las primarias, y en el que los afines a Sánchez son minoría, celebraba unido la victoria. Pero no dejó de ser curioso ver con mucha más efusividad a los diputados de Unidos Podemos al grito de ¡«Sí se puede!». En el estado de ánimo de los diputados socialistas se hacía patente las dos sensibilidades del partido: la preocupada por la gobernabilidad y la connivencia con Podemos y los nacionalistas, y los que ven en ello una oportunidad, porque en sus autonomías ya conviven con esas fórmulas.
Un diputado que recibía la enhorabuena de un colega de otro partido contestaba resoplando: «Bueno, hoy sí. Mañana ya te diré. Esto no va a ser fácil», reconocía. Dudas como esa eran generalizadas durante los últimos días. Pero el poder actúa como un disolvente de los peores augurios . Ayer era día de celebración y ese temor se disipó. Y en el lado de los optimistas impenitentes un diputado aseguraba que «esto es política del siglo XXI» y auguraba un baile de alianzas «en el que el PSOE estará siempre en el centro».
Las quinielas de Gobierno
Esa concepción del Congreso como arena de batalla clave en el nuevo escenario la que hace que muchas de las personas consultadas apuesten porque José Luis Ábalos, secretario de Organización y el hombre que ha negociado la moción de censura, no vaya al Gobierno. «En el Gobierno tiene que estar gente que conozca los ministerios», dice un dirigente, que insiste en que «la clave es el parlamento, más que el Gobierno». Un dirigente territorial apuesta porque Ábalos se quede «de jefe en el partido y como portavoz en el Congreso, porque no es un grupo fácil ni muy numeroso. Alguien tiene que liderarlo y lidiar con el resto de grupos». Una antigua dirigente del partido lo tiene claro: «Ábalos debería quedarse en el Parlamento. Habrá que negociar todo el día». Un miembro de la dirección actual reconoce que «Ferraz pierde fuerza» y que «el Congreso gana mucho peso».
Ese movimiento de llevar a Ábalos a la portavocía del grupo presupone algo que todos dan por hecho: Margarita Robles pasará a formar parte del Gobierno con la cartera de Justicia como destino preferente. Cuando terminó el Pleno de ayer Pedro Sánchez se trasladó a las dependencias del grupo socialista donde saludó a todos los trabajadores del grupo.
Posteriormente se reunió con su equipo más cercano para preparar los próximos días. En ese encuentro estuvieron la vicesecretaria general, Adriana Lastra, Ábalos y sus dos principales colaboradores, Paco Salazar y Santos Cerdán. También participó la portavoz Margarita Robles y los tres principales asesores del presidente: su jefe de gabinete Juanma Serrano, la directora de comunicación Maritcha Ruiz y el consultor político Iván Redondo. Ese es el núcleo de confianza más próxima al nuevo presidente del Gobierno.
El círculo de confianza de Sánchez insistía ayer en que nada estaba cerrado en cuanto al Gobierno. Una persona cercana apostaba por introducir personas «con experiencia previa» en los ministerios y «sin desmantelar» el partido que «tiene que prepararse para unas elecciones», ahí entraría también José Luis Ábalos. «Son tiempos de partido», dice un colaborador de Sánchez. La demandada experiencia y la segura apuesta de Sánchez por las mujeres sitúa a la exministra de Cultura y actual secretaria de Igualdad del partido, Carmen Calvo, en posición privilegiada para ocupar altas responsabilidades, incluida la vicepresidencia del Gobierno.
Los primeros pasos
Con una aritmética parlamentaria endiablada y con un Presupuesto que limitará su política de gasto, Sánchez se centrará en los primeros compases de su mandato en medidas que generen amplio consenso en el partido. Como por ejemplo la renovación de RTVE y otras cuestiones como la regulación de la eutanasia, la reforma de la ley de Memoria Histórica o la derogación parcial de la Ley de Seguridd Ciudadana. Todas ellas son cuestiones en las que la mayoría de 180 votos que le ha otorgado a Sánchez la presidencia podría funcionar como un bloque homogéneo.
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