La modesta vida del pensionista Luis Roldán: ¿tapadera o realidad?

El más rocambolesco rostro de la corrupción política de España amasó una fortuna de 20 millones de euros a valor actual, pero ha agotado su vida pregonando que no tenía dinero

Luis Roldán, fotografiado en un autobús urbano de Zaragoza en marzo de 2010. Tras salir de la cárcel cultivó una imagen de vida cotidiana y humilde FABIÁN SIMÓN
Roberto Pérez

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Si la austeridad que Luis Roldán ha exhibido en sus últimos años de vida en Zaragoza han sido una puesta en escena, el papel lo bordó. Si, por el contrario, esas estrecheces fueron reales, agrandan el misterio de dónde está la corrupta fortuna que amasó con fondos reservados y comisiones ilegales durante los gobiernos socialistas de Felipe González . Cuando el ex director general de la Guardia Civil fue juzgado y condenado, se cifró en unos 1.600 millones de pesetas, atesoradas entre los años 80 y principios de los 90. Es el equivalente a 20 millones de euros de ahora .

Roldán expiró el pasado miércoles en el hospital zaragozano San Juan de Dios , de la orden religiosa del mismo nombre, pero integrado en la sanidad pública de Aragón. Es centro de referencia en el cuidado paliativo de enfermos terminales. Allí fue atendido durante semanas de la grave enfermedad que apagó su vida a los 78 años. Según divulgaron medios locales, apenas dos meses antes falleció su tercera esposa, la rusa Natalia Glazkova, Natasha para sus allegados. Doce años más joven que él, esta moscovita a la que conoció viuda y con un hijo fue su puntal estos quince últimos años.

La versión publicada es que Roldán conoció a Natasha por internet, que era una enamorada de España, de discretos y refinados modales. Poco más se supo de ella. Llegó a la vida de Roldán después de que la cárcel sepultara su segundo matrimonio, el que lo unió a la doctora gallega Blanca Rodríguez Porto , con quien engendró dos hijos que ahora tienen 22 y 29 años. Porto, que cumplió 14 meses entre rejas, lo dejó y se fue con sus hijos a Galicia.

Luis Roldán recuperó la semilibertad en Zaragoza en 2005, gracias a un empresario amigo suyo, Arturo Beltrán . Le hizo un contrato de trabajo que le valió el tercer grado. Beltrán, entre cuyos negocios figuró el taurino, falleció en agosto de 2014. Su hija Ana Beltrán es diputada y líder del PP navarro , del círculo de confianza de Pablo Casado, que en 2019 la fichó para su cúpula nacional.

En marzo de 2010, cuando Roldán estrenó plena libertad, dijo a los periodistas que se iba de viaje con Natasha. Un mes, anunció. Larga estancia en paradero no desvelado. Desde entonces, en estos doce años, las ausencias de Zaragoza han sido frecuentes. Entre los destinos, Rusia. Para algunos, esos viajes quizás fueran una pista de caudales fuera de España .

La investigación nunca pudo dar con la fortuna de Roldán. Él pregonó insistentemente que la había perdido. Culpó al oscuro Francisco Paesa, asistente en su rocambolesca fuga. Paesa lo negó. La fuga incluyó protección y una estrategia para blindar el patrimonio guardado en el extranjero. En Suiza, 10 millones de euros. Fueron movidos febrilmente para que no se les pudiera seguir el rastro. Los investigadores les perdieron la pista en Singapur. Además, se supo que Roldán tenía dos lujosos inmuebles, un gran piso en París junto a la Torre Eiffel y una villa en la isla de San Bartolomé, en las Antillas Francesas. La Justicia tampoco pudo intervenir esas casas, protegidas con enredados traspasos de titularidad.

Paga de jubilación

En sus doce últimos años de vida en plena libertad, Roldán habitó el piso zaragozano que era de sus padres, una modesta vivienda en la avenida de Tenor Fleta. Fue presidente de la comunidad de vecinos. Aseguraba que vivía con una pensión que empezó siendo de poco más de 600 euros y acabó rondando los 800 . Se dejó ver en el autobús urbano, de paseo, en el fútbol, con la bolsa de la compra... Dijo que le ayudó económicamente su hijo Luis Javier, su primogénito , uno de los dos que tuvo con su primera esposa, María Ángeles Cimorra –el otro hijo murió en 1989, con 17 años, en accidente de moto–. Luis Javier, ya cincuentón, es un economista que estudió en Estados Unidos .

En Zaragoza, Roldán cultivó la discreción. Proyectó incluso una imagen de solitario aislamiento junto a su esposa. Nada que ver con el perfil del Roldán que acabó en prisión, definido así en 2004 en un auto de la Audiencia de Madrid: «Ánimo de lucro desmedido» y «búsqueda ilícita de patrimonio» .

Los escépticos, entre quienes se han contado algunos de los que le investigaron penalmente, han apostado por que esa vida de humilde pensionista no ha sido más que una falsa pose para no dar pistas del dinero –ha muerto dejando una deuda con el Estado de más de 8 millones de euros–. A otros, esa austeridad sí les ha convencido, o casi. «Quizás fuera cierta», dice a ABC, sin fe absoluta, uno de quienes lo conocieron en su lejano pasado de concejal socialista en Zaragoza. Queda la duda, porque el déficit de credibilidad acompañó hasta el fin de sus días a quien se enriqueció con el trampantojo : falsa imagen de honesto político, falso currículum con licenciatura y máster inexistentes, engaños sentimentales, versiones fabricadas... Eso sí, cuando volvió a ser un hombre libre, en marzo de 2010, dijo «moriré en Zaragoza». Lo ha cumplido.

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