El independentismo activará a sus bases en la Diada y el otoño para recuperar la ruptura

La ANC y Òmnium calientan la calle, los CDR se preparan para «recibir» al Rey la semana que viene y Puigdemont lanzará la Crida el 1-O

Manifestación en la Diada de Cataluña en septiembre del pasado año INÉS BAUCELLS

Daniel Tercero

A un mes de la Diada catalana, el independentismo que controla la calle en Cataluña mantiene intacta su aspiración y aboga por convertir el próximo 11 de septiembre (11-S) en un día exclusivamente de reivindicación «republicana» y dejar a un lado su carácter festivo. Elisenda Paluzie , presidenta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), entidad organizadora de la movilización de la Diada -al margen de los actos oficiales de la Generalitat-, señaló ayer que «el objetivo principal que tiene esta manifestación del 11-S es hacer ver que la represión política no ha conseguido su objetivo principal, que es acabar con el independentismo y que abandonemos nuestros objetivos políticos» y, por lo tanto, «no será una manifestación por la libertad de los presos, sino una manifestación por la independencia, por la república catalana, no será una manifestación festiva, el tono será pacífico, como siempre, será cívico, pero será especialmente reivindicativa y austera».

Tensionar y unilateralidad

Con la ANC como motor principal de presión independentista, de hoy a la Diada se reactivará progresivamente la actividad de las entidades y los partidos independentistas que se unirán pragmáticamente el 11-S, pese a mantener serias diferencias de criterio a la hora de obtener, eso sí, el mismo objetivo: la secesión de Cataluña. En este contexto se enmarca la campaña de Òmnium Cultural, colectivo que utilizará durante este mes de agosto un par de autobuses que se desplazarán por las ciudades más turísticas de Cataluña para explicar «la represión», que en su opinión, se está viviendo en la región por parte de los distintos poderes públicos españoles. Además, la ANC volverá a politizar las populares fiestas del barrio barcelonés de Gracia -por sexto año consecutivo- y utilizará sus calles para, el 21 de este mes, ensayar la coreografía que ejecutará el 11-S en la avenida Diagonal.

A esta presión in crescendo, habitual en el último lustro, hay que sumar este año dos aspectos a tener en cuenta. La semana que viene se llevará a cabo un acto en Barcelona, con la presencia del Rey, en recuerdo de las víctimas de los antentados yihadistas de 2017 en la Ciudad Condal y Cambrils (Tarragona), un evento al que la CUP y los autollamados Comités de Defensa de la República (CDR) responderán con algún tipo de manifestación en contra de la presencia de Felipe VI en la comunidad; y, por otro lado, la Crida Nacional, el movimiento que lidera Carles Puigdemont, prepara un «otoño caliente» con su «convención fundacional» que celebrará alrededor del 1 de octubre, para hacerla coincidir con el recordatorio del referéndum ilegal que la Generalitat puso en marcha ese día de 2017.

Puigdemont aspira a, bajo la marca de la Crida, aglutinar al movimiento independentista para llevar a cabo un nuevo intento de independencia y para ello tratará de apropiarse de los ítems más destacados del imaginario secesionista como son el 1-O o el 27-O (cuando el Parlamento de Cataluña declaró la independencia). El PDECat se rindió hace unas semanas ante el expresidente autonómico, pero ERC no está por la labor.

En este sentido, Paluzie, en una entrevista para Catalunya Ràdio, advirtió al conjunto de los partidos independentistas de que la vía unilateral es la mejor opción para conseguir los objetivos políticos: «Si queremos la independencia tenemos una vía que es ejercer el derecho a la autodeterminación , que es un derecho que no está escrito en ningún lugar que sea acordado. Los pueblos tienen derecho a determinar libremente su futuro. (…) La desobediencia y la resistencia no violenta es una vía que han tenido muchos pueblos para acceder a la independencia. Pero, cómo, en qué momento y de qué manera se hace… de hecho el referéndum de autodeterminación del 1 de octubre es un acto de desobediencia a una decisión del Tribunal Constitucional. Es un acto de obediencia a unos principios fundamentales como son el principio democrático, la autodeterminación y la libertad de expresión. Es evidente que esta es la vía. Cuanto más unidos vayamos, mejor».

Una Diada que divide

Así, a falta de treinta días para la Diada, una fiesta reconocida legal y oficialmente como de todos los catalanes, las tres formaciones constitucionalistas con representación en el Parlamento autonómico -Cs, el PSC y el PP- tienen muy claro que el independentismo utilizará el 11-S para sus propios objetivos políticos .

Joan García (Cs), miembro de la Mesa del Parlamento catalán, señala a ABC que «los independentistas volverán a hacer lo mismo que el año pasado; ahora solo están rearmándose para iniciar una nueva hoja de ruta para la ruptura». Y concreta que el 11-S «será el pistoletazo de salida para otro otoño caliente».

También advierte de un «otoño caliente» Ferran Pedret (PSC). «Lamentablemente, el 11-S no une y los independentistas lo utilizan como plataforma partidista; nosotros seguiremos acudiendo a los actos oficiales», señala a este diario el diputado autonómico del PSC.

Santi Rodríguez (PP), en esta línea, recuerda que no cabe descartar que tras la Diada se acelere un periodo electoral. «Desde 2012, las elecciones autonómicas se han celebrado en un entorno hostil para los constitucionalistas y tras el subidón independentista de la Diada. Aprovechan la tensión de la calle para su uso victimista y electoral», añade el secretario general del PP catalán.

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