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«Lo increíble es que nadie te eche de menos en cinco años»

'La Hermandad del Mal' (Sinficción) de Cruz Morcillo relata los crímenes del descuartizador de Majadahonda

El libro analiza la relación entre delitos y enfermedad mental e incluye una entrevista con el autor en la cárcel

Bruno Hernández, el descuartizador de Majadahonda (Madrid) ABC

ABC

La foto de Liria asomada al balcón es perturbadora. Es una de las pocas imágenes que tienen de la desaparecida. Google Maps acumula secretos que el mundo desconoce. Lo piensa el instructor, el brigada Sánchez, mientras redacta la tercera ampliación de las diligencias que va a entregar en el juzgado a primeros de mayo. El hilo que une a la mujer con las certezas de que está viva se desvanece por días. El tercer informe es una muestra. Ahí están datos y cifras. Fechas y hechos incuestionables. Uno tras otro, como un aldabonazo que dinamita cualquier atisbo de esperanza.

Bruno Hernández saldó la deuda que su tía tenía con la comunidad de vecinos de la urbanización La Sacedilla. Habían iniciado un procedimiento de reclamación contra ella. Su sobrino hizo una transferencia a la cuenta común de Ibercaja el 16 de octubre del 2013 de 1.503,65 euros. Una deuda pagada equivale a menos miradas inquisitoriales. Dio esquinazo a un problema.

Si Liria estaba viva gozaba de una salud excelente, demasiado, y más con los achaques que sufría, según su hermana Filomena. Desde el 13 de abril del 2010 no había ido al médico ni en Madrid, ni en Castilla y León, ni en Castilla-La Mancha, los otros dos lugares posibles para fijar su residencia. Ese día la mujer acudió al médico de familia y al banco a sacar dinero. Después sus cuentas corrientes no registran más movimientos.

-Del aire no va a vivir -le dice Moreno a Sánchez.

-No, eso está claro. Esa es la fecha. Cinco años; es increíble.

-Lo increíble es que nadie te eche de menos en cinco años.

-Es una historia triste… pero es verdad que no parecen haberla echado en falta.

Las cuentas de Liria han seguido recibiendo cargos: los recibos del gas y de la luz de su chalé. Nadie ha dado de baja los suministros. Van a repasar los consumos, esos que también hablan de la clase de vida que llevamos entre nuestras cuatro paredes.

Sánchez le detalla al juez uno de los datos más relevantes que han averiguado. A la cuenta que Liria tiene en Bankia se han cargado recibos por un importe de 33.227,85 euros desde que desapareció. Todos vienen de una empresa: Obras y Reformas Fincas. Pero a la vista está que ese chalé lleva sin pasar por chapa y pintura una eternidad. ¿Qué obras ha hecho Liria? ¿Quizás en otra propiedad? Imposible, no tiene nada más a su nombre. Esa casa es todo lo que posee en la vida. Y en esa vida de la que no hay ni migas de pan que seguir aparece otra información chocante: tres líneas de teléfono distintas dadas de alta en las fechas en las que se pierde su rastro. Las tres son de Movistar y las fechas que facilita la compañía, otra vez, resultan sorprendentes, ajenas a la personalidad de la mujer que buscan. Da de alta una el 19 de abril del 2010 y un mes después la cancela. No llega siquiera a domiciliarla en el banco.

Sí lo hace con la siguiente que da de alta, en febrero del 2011 y cancela menos de cinco meses después. La domicilia en una cuenta de Bankia de una sucursal de Madrid, no en la suya habitual. Ese mismo día de febrero solicita otra línea de móvil, la carga a la misma sucursal y la mantiene activa siete días más que la anterior. Un rompecabezas a la altura de un narcotraficante o un triunfador hombre de negocios. «Esto ya sí que no tiene ni pies ni cabeza», comparten los investigadores. «Contrata en teoría tres líneas de teléfono y no le da su número a nadie, ni siquiera a sus hermanos. No hay quien se lo crea».

Liria ha seguido cobrando una pensión a través de la Tesorería de la Seguridad Social y no trabaja en ninguna residencia de ancianos de Ávila, como Bruno ha hecho creer a su tío Amador. Hace años que la mujer no tiene un contrato laboral. En el 2014 el Banco Santander dio de baja una cuenta que tenía la desaparecida desde 1989, sin movimientos y con una deuda de 96,95 euros. En los últimos seis años esa cuenta ha permanecido sin una sola gestión.

Los movimientos de la de Bankia dan más pistas y dibujan las rutinas de la desaparecida. Hasta el 13 de abril del 2010 la mujer acudía al banco todos los meses y sacaba por caja 500 o mil euros para los gastos diarios. Ahí cobraban los recibos de Iberdrola (la luz) y de Repsol (el gas) de la casa de La Sacedilla. La rutina se quiebra a partir de ese momento. No vuelven a ver a la clienta.

Medio año después, el 22 de octubre, la empresa Obras y Reformas Fincas le carga varios recibos de 819,23 euros y 870,50, entre otros. Los cargos se suceden hasta el 28 de junio del año siguiente. Una gran reforma para una mujer tan austera, debieron de pensar en la sucursal, aunque nadie se interesa ni pide explicaciones. Son números y los números no tienen rostro ni nombre para los banqueros. Le cobran un total de 33.227,85 euros. A los agentes les resultan tan «llamativos» que piden a la entidad todos los datos que tengan del librador de esos recibos.

Aun así, la cuenta sigue teniendo una cantidad notable de fondos: 26.345,02 euros. Los 25 de cada mes la cuenta se nutre con la modesta pensión de Liria: 531,79 euros quele abona la Seguridad Social. Y ella pasa cinco años sin tocarla.

Tampoco ha viajado. El Imserso les confirma que desde el 2010 la señora Hernández no ha participado en el programa de Turismo Social para mayores ni percibe ninguna prestación de este organismo. Los agentes necesitan más concreción.

Se reúnen con responsables de la Subdirección de Gestión del Imserso y les explican que Liria ha desaparecido. Así se enteran de que la pensión que cobra es por discapacidad, pero depende de la Seguridad Social, no de ellos.

-¿Hay posibilidad de que haya hecho ese tipo de viajes con algún otro organismo? -pregunta el guardia civil al funcionario.

-Sí que la hay. Las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias, puede haber participado en algún programa de viajes no vacacionales gestionado por la Comunidad de Madrid o por el ayuntamiento donde esté empadronada.

-¿Y esos datos no los comparten con el Imserso?

-Son independientes y son otro tipo de programas -insiste el responsable de gestión.

Es improbable, pero no se puede descartar del todo que Liria visitara a su hermano Juan Francisco, el padre de Bruno, en su bar de Boadilla en 2011, como él asegura. Puede que le bailen las fechas, como sospechan ellos, o puede que ese viaje figure en alguna parte. Es el único rastro de vida que han encontrado de la dueña del chalé posterior a abril de 2010. La foto de Google Maps sigue clavada en las retinas de quienes la han visto».

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