Pablo Iglesias reaparecerá tras tres semanas de «mirar hacia dentro»

El líder de Podemos acudirá el sábado al Consejo Ciudadano para hacer balance de 2017 y apuntar nuevas alianzas

Pablo Iglesias, en el Congreso JAIME GARCÍA
Ana I. Sánchez

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Nadie niega dentro de Podemos que el batacazo sufrido en las pasadas elecciones catalanas está siendo muy difícil de digerir para su líder. Pablo Iglesias apostó sin pestañear por secundar la ambigüedad de su confluencia catalana En Comù frente independentismo convencido de que esa posición le haría ganar tantos votos en aquella comunidad que le daría la llave de La Moncloa. «Zapatero ganó gracias a Cataluña» , dicen sus colaboradores que repetía una y otra vez los últimos meses antes de las elecciones.

Iglesias, al que varios de sus colaboradores achacan cierta fragilidad para encarar los reveses, ha dejado de repetir esa idea desde que desapareció de la escena pública el mismo 21 de diciembre tras conocer el resultado electoral. Ni valoró ese día los datos de su confluencia, ni compareció una semana después para intentar contrarrestar el balance de año que ofreció Mariano Rajoy desde La Moncloa, como sí hicieron sus rivales políticos.

Han sido tres semanas de retiro público en las que el líder de Podemos ha estado «mirando mucho hacia dentro, pero trabajando siempre», según uno de sus colaboradores. Pero el sábado este tiempo peculiar llegará a su fin. Iglesias prepara su reaparición para la celebración del Consejo Ciudadano, donde hará balance de 2017 y presentará las perspectivas de trabajo de 2018, según avanzó ayer la portavoz del grupo parlamentario, Irene Montero , en rueda de prensa en el Congreso. «Los ritmos de trabajo nos hacen salir más a veces y otras menos», justificó la política ante el retiro del líder, esforzándose por ofrecer una visión optimista de las posibilidades políticas de Podemos . «Hacer a Pablo Iglesias presidente es lo que orienta nuestro trabajo", afirmó con convencimiento. Una idea que, si bien hace año y medio podía asustar en las bancadas popular y socialistas, hoy genera risas a puerta cerrada. «Lo que vamos a ver en las próximas generales es cómo Podemos pasa al Mixto», bromean en el PP. «Las siguientes elecciones las ganará Pedro Sánchez y veremos en qué queda Podemos», se jactan los socialistas tras escuchar la declaración de intenciones de la portavoz morada.

Pero Montero, inasequible al desaliento, dejó ver que no hay motivos para el pesimismo ni aun teniendo todas las encuestas en contra. Esbozó un plan para mantener la alianza con IU hasta las elecciones , pese a las desavenencias aireadas por el coordinador de IU, Alberto Garzón. Y anunció que, por supuesto, su grupo está preparando ya las próximas elecciones municipales y autonómicas de 2019 no solo para conservar las plazas ya conquistadas en las anteriores, sino para ampliar las victorias. No quiso apuntar más allá de que su estrategia pasa por sumar «cada vez a más gente» y para ello hablar «con toda la diversidad de actores del espacio del cambio». Aunque fue precisamente esta idea de sumar y sumar partidos la que fraguó el pacto Podemos-IU en 2016 y supuso el primer revés electoral de la formación morada, con una pérdida de un millón de votos entre ambas formaciones. Y casi diecinueve meses después de aquello, sigue siendo la principal estrategia de Iglesias.

Fin de los peajes

Mientras ese momento llega, Podemos intenta reivindicar el título de principal partido de la oposición frente a ante lo que Montero considera la alianza tejida entre el PSOE, el PP y Ciudadanos . Ayer la portavoz morada quiso aprovechar el colapso de la AP-6 para registrar una proposición no de ley que propone recuperar la explotación pública de las autopistas de peaje y convertirlas en gratuitas. Se debatirá en el próximo periodo de sesiones y aunque no será vinculante para el Gobierno si resulta aprobada en el Pleno, la votación indicará si existe una mayoría parlamentaria suficiente para convertirla en proposición de ley cuya aprobación sí sería de obligado cumplimiento. Unidos Podemos no propone la expropiación de las concesiones en vigor sino su no renovación. Es decir, que una vez se vayan agotan las concesiones actuales, su explotación no vuelva a salir a concurso y su gestión quede en manos públicas. «Igual que no pagamos por la sanidad pública no tenemos que pagar por las vías de circulación», ha espetado la diputada de En Marea, Yolanda Díaz. Una reivindicación con la que intenta acercarse a la opinión pública y empezar a recuperar parte de la imagen perdida por su posición en Cataluña.

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