De la huelga de hambre indefinida al ayuno de un día

Hasta hace una década, los reclusos de ETA llevaban a cabo, entre enero y febrero de cada año, una serie de movilizaciones, que incluían supuestas huelgas de hambre, para exigir un estatus de «preso político» y, con ello, privilegios. La respuesta fue decayendo, hasta tal extremo que en los últimos años se desconvocaron, porque los propios presos fueron comprobando que los logros que les prometían los abogados del «aparato de makos» no se cumplían.

Hubo, sin embargo, una excepción, cuando el citado «makos» convocó ayunos para exigir la puesta en libertad de Bolinaga, a quien ya se le había diagnosticado el cáncer. La convocatoria fue baja, con respecto a años anteriores, pero, además, se dieron casos de extrema picaresca entre aquellos internos que supuestamente apoyaban la dieta.

Así, los funcionarios encontraron en no pocas celdas, entre ellas la que ocupaba Arnaldo Otegi, bolsas de galleta, tabletas de chocolate, salchichón, membrillo... Otros dijeron que sus fuerzas flaqueaban y limitaron el ayuno a la cena. La convocatoria quedó más que desprestigiada entre los propios seguidores de la «izquierda abertzale».

Tras el fracaso, los actos de protesta quedaron cancelados, hasta ahora que regresan en formato reducido, de cinco días de duración. Según informa el colectivo de presos etarras en un comunicado, entre el 15 y el 20 de febrero habrá «encierros, rechazos de comida, actos de propaganda, plantes informativos...» Y «para finalizar, el 20 de febrero, todos sus integrantes ayunarán». Sorprende los «rechazos de comida» como forma de protesta, cuando muy a menudo los presos de ETA la desprecian y la adquieren a su gusto en el economato o se la proporcionan los familiares

Ni arrepentimiento ni colaboración

En el comunicado, atribuido a los cabecillas en prisión, «Mikel Antza» y «Anboto», los presos exigen para los que no están enfermos su traslado al País Vasco y Navarra, lo que «supondría un paso de gigante en el camino de la paz y la libertad». Los reclusos se muestran muy críticos con los gobiernos de España y Francia, pero también con aquellos que «en otras etapas se mostraban favorables a la solución y ahora han variado su actitud y priorizan sus intereses particulares», en lo que parece una alusión a Sortu. Hace días, su dirigente Rufino Etxeberria les pedía que se acogieran a las vías legales para acelerar su puesta en libertad. Los presos les advierten que «pierdan la esperanza» porque el colectivo de presos no está dispuesto a ceder: «Poniendo como ejemplo el triste camino de algunos de nuestros excompañeros, se nos pide que nos arrepintamos. Sabiendo que no nos arrepentiremos, se nos pide que denunciemos a nuestros miembros. Sabiendo que no los vamos a delatar, nos incitan a que digamos lo que no creemos, sabiendo que no vamos a hacer nada de eso», avisan los reclusos de ETA.

«Estamos agradecidos porque hemos tenido la oportunidad de poner nuestro granito de arena en el camino de la libertad de Euskal Herria. Y ahí seguiremos: dispuestos para lo que sea», concluyen en un tono que deja lugar a la amenaza.