Gobierno y Generalitat siguen sin llegar a un acuerdo para la mesa de partidos

La Generalitat quiere al PSOE y a Podemos y Moncloa defiende que sean partidos catalanes

La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, y el vicepresidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès EFE

Daniel Tercero

Dos horas es el tiempo que duró ayer la reunión entre Carmen Calvo, vicepresidenta del Gobierno, y los representantes de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès y Elsa Artadi, vicepresidente y portavoz autonómicos, respectivamente. ¿Resultado? Sin acuerdo para avanzar en la reivindicación del independentismo para sentar en una mesa de negociación a los partidos de ámbito nacional y no circunscribirlo a una mesa de ámbito catalán, tal y como defiende el Ejecutivo de Pedro Sánchez.

Pasadas las siete de la tarde de este viernes, Calvo salió de la sede de la Consejería de Economía y Hacienda, en el centro de Barcelona y cuyo titular es Aragonès, lugar en el que se desarrolló el encuentro, que fuentes de ambos gobiernos calificaron como «constructivo». Sin embargo, no hubo avances sustanciales en la negociación para «la composición» de la «mesa de diálogo político de partidos» .

Para el Gobierno, esta mesa debe circunscribirse a los partidos con representación en el Parlamento autonómico; para la Generalitat, en manos de los secesionistas, la mesa política debe ampliarse a los partidos nacionales, en concreto al PSOE, que es la principal fuerza política que da apoyo al Gobierno de España. Pero ayer, tras constatarse la ausencia de avances concretos, desde La Moncloa insistían en que para el Gobierno «el ámbito del diálogo político es el de los partidos catalanes» .

Este punto es fundamental para Pedro Sánchez porque en su discurso sobre la situación en Cataluña está insistiendo mucho en las últimas fechas en que «Cataluña tiene que hablar con Cataluña» y en que los independentistas «tienen que reconocer» a la otra mitad de Cataluña. Mientras, para los independentistas es clave que en la mesa puedan estar los partidos nacionales porque quiere presentar el campo de negociación como un eje Cataluña-España. Desde el Gobierno explican que los independentistas también quieren que Podemos, que en Cataluña está desdibujado dentro de Catalunya En Comú, tenga presencia en esa mesa. Es algo importante para el independentismo porque los de Pablo Iglesias son el único partido nacional que defiende un referéndum en Cataluña.

Pese a estas diferencias ninguna de las partes quieren romper la baraja. De esta manera Sánchez sigue ganando tiempo en tanto que se acerca la fecha en la que los Presupuestos se someterán a la votación de las enmiendas a la totalidad .

La reunión de Calvo con el tándem Aragonès-Artadi tampoco sirvió para fijar la fecha del próximo encuentro bilateral. Las dos partes se emplazaron «a seguir trabajando» en las próximas semanas de cara a la Comisión Bilateral Estado-Generalitat, sin más concreción. Se da la particularidad de que una vez más se traslada muy escasa información de unas reuniones que no son incluidas en las agendas oficiales de ambos gobiernos.

Y aunque para el Gobierno la prioridad es no romper el actual clima de diálogo para mantener abierta la puerta a la aprobación de los Presupuestos, lo cierto es que la falta de avances concretos supone un jarro de agua fría en las expectativas de la reunión. Al menos por el lado del Ejecutivo. Por la mañana la portavoz del Gobierno, Isabel Calaá, aseguró que de esta reunión esperaba «concreción» sobre cómo se configurará esa mesa de partidos. Algo que no se produjo.

Además, la visita de la vicepresidenta a Cataluña –que hoy participa en un acto del PSC junto a Miquel Iceta– tampoco sirvió para desencallar el problema que tiene el Gobierno para aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Los partidos secesionistas siguen con una postura de máximos y esperando gestos políticos del Ejecutivo para que el PDECat y ERC validen las cuentas de Sánchez.

Suspenso de Torra

La reunión entre los representantes del Gobierno y la Generalitat se produjo, precisamente, el día en que se dio a conocer la última encuesta del Centro de Estudios de Opinión (CEO) de la propia Generalitat, y cuyo resultado, entre otros aspectos, supone que los catalanes suspendan la labor del gobierno de Torra.

Con una media de 4,66 (sobre 10), el gobierno que presidente Torra obtiene la peor nota comparada con las dos últimas ocasiones en las que se preguntó sobre la valoración de un presidente autonómico.

Así, Torra se queda lejos de la nota que obtuvo Carles Puigdemont, en diciembre de 2016: 5,50; e incluso superado por el resultado de Artur Mas, en octubre de 2011: 4,96. Aunque la mayoría de los encuestados (el 62,1 por ciento) da al ejecutivo de Torra más de un 5 de nota, este porcentaje es también menor (en diez puntos y una décima) que el obtenido por Puigdemont (2016). El 15,7 por ciento de los catalanes que participaron en la encuesta (1.600 personas, entre el 22 de noviembre y el 20 de diciembre de 2018) calificaron la labora de Torra y sus consejeros autonómicos con un cero.

Por otro lado, ayer se supo que, próximamente, Puigdemont volverá a dejar Bélgica. El expresidente autonómico viajará la semana que viene a Irlanda y visitará el parlamento de este país. Puigdemont estará dos días en Dublín, capital irlandesa, y mantendrá un encuentro, también, con el alcalde del municipio, Nial Ring, y ofrecerá una conferencia en el centro universitario del Trinity College.

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