El juez José Castro, instructor del caso Nóos, en una imagen de archivo
El juez José Castro, instructor del caso Nóos, en una imagen de archivo

La Fiscalía no da credibilidad a la propuesta de reunión «secreta» a la que alude el juez Castro

Ve innecesario, por «inútil e intrascendente», que se cite a declarar al instructor del caso Nóos por el supuesto interés que, según él, tenía la defensa de la Infanta en mantener un encuentro. «Son meras especulaciones», dice

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«Meras sospechas, suposiciones o especulaciones». Así califica la Fiscalía de la Audiencia Nacional la carta que el juez José Castro, instructor del caso Nóos, ha enviado al juez que investiga a Manos Limpias y Ausbanc, Santiago Pedraz, y en la que le informa de que la defensa de la Infanta Cristina le pidió una reunión «secreta». A juicio del Ministerio Público, el contenido de esa misma no tiene ninguna relevancia, por lo que no es necesario llamar a declarar a Castro como testigo en el marco de la causa en la que Pedraz investiga las presuntas prácticas pseudomafiosas de los imputados Miguel Bernad y Luis Pineda.

En su informe al juez Pedraz, el fiscal Daniel Campos señala que el juez Castro no debió advertir que detrás de esa hipotética propuesta de reunión «en un lugar indeterminado»

pudiera esconderse «algún tipo de «proposición ilícita, actuación irregular o comportamiento que comprometiera su imparcialidad», pues «no dio curso a ningún tipo de actuación para que se investigara un supuesto delito, se corrigiera algún tipo de irregularidad o cesara una eventual perturbación de la imparcialidad».

Además, Campos considera que el hecho de que un letrado solicite una entrevista o reunión con el instructor «no es algo que pueda calificarse en absoluto de extraordinario o sospechoso», si bien es cierto que la «actitud prudente» consiste en que esas reuniones se desarrollen en la sede del órgano judicial.

Y va más lejos: considera que a la vista de los acontecimientos es «fácilmente descartable» la hipótesis de que la defensa de la Infanta hiciera a Castro un ofrecimiento «similar» al que dio origen a las diligencias que instruye Pedraz (la presunta extorsión de Manos Limpias precisamente a la defensa de la Infanta). «No resulta lógico que aquellos que pretendieran proponer una supuesta conducta delictiva comuniquen al instructor o le hagan partícipe de unos comportamientos que determinarían, en su caso, su persecución penal (...)».

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